Por: Oscar Gilberto Cárdenas Hernández
Autlán, Jalisco. 02 de abril de 2019. ( Letra Fría) La vacunación es un factor crítico en la protección de la población contra las enfermedades prevenibles. La mayoría de las enfermedades requieren tasas de vacunación de entre el 93 y el 96% en cualquier población (es decir, que ese porcentaje de personas esté vacunado en cualquier comunidad) para prevenir brotes de enfermedades infecciosas.
Sin embargo, el movimiento contra la vacunación ha estado creciendo en todo el mundo durante las últimas dos décadas. Este movimiento hace una serie de afirmaciones erróneas sobre el daño de las vacunas, como por ejemplo que las vacunas son venenos mortales y causan autismo, y utiliza el argumento de que algún tipo de encubrimiento se debe estar llevando a cabo para que las vacunas sirvan para una agenda completamente diferente a la prevención de enfermedades.
En este contexto, se culpa al aumento del movimiento contra la vacunación por el alarmante resurgimiento de brotes de sarampión en todo el mundo, lo que ha provocado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lance una advertencia urgente sobre la necesidad de una acción inmediata. De hecho, este organismo ha declarado a la renuencia a la vacunación como una de las diez cuestiones de salud más importantes a nivel global en el presente año (https://www.who.int/es/emergencies/ten-threats-to-global-health-in-2019).
Las cifras, publicadas por la OMS el pasado mes de febrero, muestran que Europa experimentó un número récord de personas afectadas por el sarampión en 2018, y los expertos culpan a los mensajes del movimiento contra la vacunación como el principal impulsor del aumento.
Esto también puede observarse claramente en el mapa interactivo para rastrear los brotes de enfermedades prevenibles por vacunación en todo el mundo, desarrollado originalmente por el Consejo de relaciones Exteriores de los Estados Unidos, y actualmente alojado en el portal de la Organización “Vaccines work” (http://www.vaccineswork.org/vaccine-preventable-disease-outbreaks). En dicho mapa se distinguen claramente las zonas del planeta que presentan casos de enfermedades prevenibles como el sarampión, paperas, polio y tos ferina, entre otras. Lo interesante es que estos casos se presentan tanto en los lugares que uno podría esperar, como son aquellos países con sistemas de salud precarios y economías deprimidas, pero también en países desarrollados y con sistemas de salud fuertes .
El Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) estima que 164,000 personas en todo el mundo morirán de sarampión cada año, con un marcado resurgimiento en el Reino Unido. En los Estados Unidos se ha registrado recientemente un aumento drástico en la tos ferina, que causa alrededor de 195,000 muertes por año. La mayoría de estas muertes ocurren en regiones empobrecidas con muy poco acceso a vacunas. En el caso de áreas desarrolladas como los EE. UU. o el Reino Unido, no deberían estar ocurriendo en absoluto.
Y todo parece indicar que en estas áreas el resurgimiento de enfermedades prevenibles se debe principalmente a la renuencia de las personas a vacunarse. Además de las razones expuestas al inicio de la columna, podemos añadir también que otra premisa del movimiento contra la vacunación es la demonización de las vacunas por parte de medios de noticias y entretenimiento. Voces como la de Jenny McCarthy (modelo, comediante y actriz estadounidense) han demostrado ser influyentes, ya que infunden miedo y desconfianza en las mentes de los padres al presentarse como «expertos en autismo».
Los presentadores de programas de televisión y de redes sociales han jugado un papel importante en esta mala educación al dar crédito a la campaña. Esto ha causado que las tasas de vacunación sufran una caída sorprendente en algunos países occidentales. Sin embargo, otras razones para el movimiento contra la vacunación pueden deberse a razones personales, como opiniones religiosas o seculares.
Una caída en las inmunizaciones representa una amenaza para la inmunidad colectiva que se ha logrado hasta ahora. Las comunidades globales están ahora más conectadas que nunca, lo que se traduce en una mayor probabilidad de transmisión de patógenos. Lo único que puede proteger a las poblaciones contra una enfermedad que se propaga rápidamente es la resistencia de la enfermedad creada por la inmunidad de grupo cuando la mayoría son inmunes después de las vacunas.
Dada la naturaleza altamente contagiosa de enfermedades como el sarampión, las tasas de vacunación del 96% al 99% son necesarias para preservar la inmunidad de la sociedad en general para prevenir futuros brotes. Es por esto que debemos vacunar a nuestras hijas e hijos, y hacer caso omiso de noticias falsas y charlatanes sin conocimiento médico o científico.