Por: Néstor Daniel Santos Figueroa
Autlán de Navarro, Jalisco. 20 de junio de 2018. (Letra Fría).-¿Qué tan consciente es la sociedad de la magnitud del daño ambiental o de los riesgos latentes en las comunidades? Esto se determina por las normas sociales, los símbolos sociales, la ideología imperante y por el poder. Dichos elementos son los que crean la capacidad y voluntad de ver los problemas ambientales y facilitan su percepción, o viceversa.
La sociedad parece estar más preocupada por aquellos problemas que directamente y, sin mayor necesidad de reflexión, identifica como prioritarios para su sobrevivencia: la inseguridad, el desempleo o la pobreza. La conciencia del deterioro ambiental surge de la reflexión y de su estudio, por lo que en lo cotidiano las personas no parecen advertirlo.
En El Grullo, a pesar de la idea generalizada de que al ser una ciudad pequeña no se tienen riesgos ambientales y que, gracias al programa de separación de desechos, la acumulación de basura y su manejo no es problema, aún se deben resolver temas como el de las aguas residuales y los desechos que se vierten en el río, las congestiones de tráfico cada vez más frecuentes y nutridas en el primer cuadro de la ciudad, la contaminación acústica causada por el ruido excesivo de autos , motocicletas, publicidad acústica en locales y en vehículos.
Y sobre todo, la notable insuficiencia de zonas verdes, como parques públicos o áreas de recreación. La alameda municipal es el único parque público que cumple esta función. La unidad deportiva y el Domo municipal tienen otra vocación, la del deporte, por lo que no podemos contarlas en este apartado. Se puede justificar la carencia con el argumento de que se cuenta con áreas naturales para satisfacer la necesidad humana del descanso en contacto con la naturaleza, pero incluso en este apartado cada vez hay menos opciones.
A esto hay que sumar la pérdida del arbolado en las calles, ya sea por la pavimentación o por caprichos comerciales o humanos. Con los árboles se pierden también las aves, detalle quizás insignificante para muchos. Los árboles y los pájaros son imprescindibles para la salud física y mental de todas las ciudades, también la de El Grullo. Los árboles no solo ejercen una función esencial frente al calor y la contaminación atmosférica y acústica, también nos proporcionan paz y belleza. Los pájaros nos alegran, nos acompañan y nos permiten seguir teniendo un ápice de esperanza en la biodiversidad.
El Grullo debería ser una ciudad que invite a caminar o pasear en bicicleta por sus calles. Pero sucede lo contrario, las temperaturas y los niveles de ruido son cada vez más altos; los problemas de contaminación del aire son mayores y el paisaje está significativamente alterado; el acceso a áreas boscosas y áreas verdes abiertas está disminuyendo y no hay opciones dentro de la ciudad. Es urgente que las nuevas autoridades tomen nota de este tema y que la sociedad en general se haga consciente el problema.
De lo contrario, todo estará en manos de la entropía.
(La reforestación urbana y de la comunidad puede marcar una diferencia en nuestras vidas. Los árboles trabajan para nosotros 24 horas, todos los días, para mejorar nuestro ambiente y nuestra calidad de vida. Sin árboles, la ciudad es un paisaje estéril de concreto, ladrillo y acero…)
AJEM