Por: Carmen Aggi Cabrera.
Autlán de Navarro, Jalisco. 19 de junio de 2018. (Letra Fría).- Los periodistas no saben cuántos amigos tienen hasta que llegan las campañas electorales. Iniciando el proceso también comienzan las muestras de afecto y cariño de parte de los candidatos hacia la prensa. De la noche a la mañana y sin conocerse, los candidatos les llaman “amigos” a los reporteros y periodistas, en su afán por crear empatía y solidaridad con ellos y de paso, hacer que el reportero escriba notas que no perjudiquen su imagen. Cometen un error. Los periodistas, aunque les respondan cortésmente una sonrisa o un saludo, no son sus amigos.
Son amigos quienes van a casa, quienes comparten la mesa, quienes están en la vida privada. La cortesía de un periodista no debe confundirse con una relación de amistad.
Cuando un candidato llama “amigo” a un periodista lo que intenta hacer es crear un vínculo para incidir en el trabajo del reportero. Antes de las campañas, si se cruzaban en la calle, eran desconocidos, unos para otros, pero en este proceso electoral, las amistades surgen a borbotones.
Los candidatos quieren “amigos periodistas”, para evitar la crítica, porque no les gusta. ¿A qué candidato le agrada que le señalen lo que hace mal? Ahora que están en campaña, los candidatos la toleran, pero no cae en gracia.
Ahora es el tiempo en el que los políticos “reconocen” el trabajo periodístico. Dicen admirar esta profesión tan difícil que en México ha cobrado la vida de 113 compañeros desde el año 2000. En campañas, abundan las expresiones “eres ético”, “eres profesional”, “dices las cosas como son”, “eres objetivo”… Pero este reconocimiento al trabajo se acaba cuando empieza la crítica. Entonces los políticos te preguntan o te mandan a un emisario para que te cuestione “¿Quién te paga para que me pegues?”. Si la crítica sigue, el político pasa al siguiente nivel, a denostar el trabajo con expresiones como “eres amarillista”, “te están pagando para que me peguen”.
Los candidatos deben entender que los periodistas no escriben para caerles bien ni a ellos, ni a sus partidos. No buscan la sonrisa ni el agrado de los políticos. Tampoco critican para obtener dádivas. Los periodistas lo hacen porque es su trabajo, denuncian, contrastan, confrontan y dudan todo el tiempo. Sí, siempre dudan de lo que dicen, de lo que prometen.
Coincidir en el mismo lugar, pero en roles distintos, no los hace amigos. Usted disculpe.
AJEM.