Durante 2017 y 2018, investigadores de la UdeG lograron identificar la cantidad de microplásticos en la Bahía de Navidad y Cuastocomates, en la Costa Sur de Jalisco. Manzanillo y Santiago, son las playas más afectadas en Colima.
“En Bahía de Navidad, por kilómetro cuadrado de la superficie, hay miles de piezas de microplástico, por metro estamos hablando de 1 o 2 piezas de fibras”, informó la Dra. Eva Rose Kozak.
Por: Esther Armenta
Melaque, Jalisco; 09 de julio de 2019. (Letra Fría) La basura tirada en las calles y en las montañas de la Costa Sur, en su mayoría plásticos, descienden al mar. Una vez en el océano, el plástico no tiene tiempo definido para degradarse, podrían ser meses u años los que tarden en consumirse dentro del agua salada hasta desintegrarse, pero nunca desaparecen. Se convierten en microplásticos, pequeños trozos de plástico que naufragan en el océano.
De acuerdo con la investigadora del Departamento para el Desarrollo Sustentable de Zonas Costeras (DEDSZC) del Centro Universitario de la Costa Sur de la Universidad de Guadalajara, Dra. Eva Rose Kozak, responsable técnico del proyecto, las principales vías de acceso del plástico al mar son el drenaje, el mal uso de residuos, el arrojamiento directo de basura al mar y a las calles, así como el descenso de basura en época de lluvias.
En las playas de la Costa Sur de Jalisco la investigadora Rose Kozak ha identificado tres procesos de degradación específicamente en la playa de Cuestecomates, Bahía de Navidad, Manzanillo y Santiago, las últimas dos playas pertenecen a Colima.
Los procesos de degradación son varios, uno es por biomecánica que refiere al movimiento de las olas, microbiana cuando las bacterias comienzan a degradar las masas y por foto degradación que es, cuando la luz del sol fragmenta el plástico en piezas pequeñas, explicó la investigadora en entrevista a Letra Fría.
La desintegración de desechos en el océano los convierte en microplásticos, pequeñas partículas menores a 5 milímetros, que afectan a las especies marinas.
“Estos plásticos están en las bahías en el mismo tiempo y espacio que el zooplancton, los pequeños organismos que pasan toda su vida en el mar y son alimento para otros organismos marinos”, comparte la profesora de la Universidad de Guadalajara, y aclara que “si las larvas de peces inician a alimentarse de los microplásticos en lugar de su presa natural, pueden bloquear su tracto digestivo y causar su muerte”, situación que pone en peligro a otras especies al alterar la reproducción de los animales fundamentales en la cadena alimenticia del océano.
Durante 2017 y 2018, investigadores de la UdeG lograron identificar la cantidad de microplásticos en Bahía de Navidad y Cuestocomates.
“En Bahía de Navidad por kilómetro cuadrado de la superficie hay miles de piezas de microplástico, claro, ya por ejemplo, por metro estamos hablando de 1 o 2 piezas, fibras de microplástico”, enfatizó la investigadora.
Las cantidades encontradas, refiere la Dra. Eva, no suenan alarmantes en este momento, sin embargo, es importante reconocer que el ingreso de residuos al mar no se detiene, situación que aumentará la presencia de microplásticos en un par de años.
“Todavía no sabemos cómo será en cientos de años, cómo se degradarán los plásticos que siguen ahí y que no se han degradado”, reflexiona.
Una vez en el mar, el plástico es casi imposible de remover, aseguró la Dra. Eva Rose.
“Las piezas son imposibles de remover una vez que están fragmentadas porque cuando nosotros extraemos microplástico para estudiarlo también estamos sacando muchos organismos, no podemos quitar todo el microplástico porque quitaríamos organismos importantes”
Hasta el momento se desconoce si el plástico ingerido por las especies marinas tiene repercusiones en la salud humana, sin embargo, para la académica de la Universidad de Guadalajara, es un hecho que estamos ingiriendo pequeñas cantidades de desechos en el mar.
“Muchos tienen la pregunta si nosotros como seres humanos nos estamos alimentando de microplásticos y es una posibilidad. Lo más probable es que nos estamos alimentando de, hasta respirando, hay muchas microfibras de la ropa que se van al aire y respiramos”, resaltó.
Aunque las afectaciones a los seres humanos no estén confirmadas en su totalidad, es un hecho que de morir especies a causa del consumo de plástico, las prácticas pesqueras en esta zona serán perjudicadas y con ello, la economía de sus habitantes.
De las regiones analizadas, Manzanillo y Santiago, son las más afectadas por la presencia de microplásticos, debido a que hay mayor población.
“La suposición es que hay mayor cantidad en esa región porque depende mucho del impacto de los seres humanos porque el plástico viene directamente de nosotros”.
Cada año, al mar ingresan alrededor de 8 millones de toneladas de plástico, informó en 2017 la Fundación Aquae. Para dimensionar esta cantidad, la fundación declaró que 800 torres Eiffel, 34 Islas Manhattan y 14 mil 285 aviones Airbus son equivalentes al número de desechos anuales en el océano.
La investigación es una colaboración interdisciplinaria de investigadores de la Universidad de Guadalajara y de alumnos de la Licenciatura en Biología Marina. El siguiente paso será integrar a alumnos de posgrado y trabajar en una investigación conjunta para identificar las afectaciones concretas del consumo de microplásticos en organismos marinos.
MA/AC
