Por: Lourdes Cano Vázquez
Autlán, Jalisco. 03 de abril de 2019. (Letra Fría) 1.- Eres mujer, y finalmente obtienes un puesto de trabajo en el que consideras que tienes un salario digno y actividades acorde a tus aptitudes; es una buena empresa, cuentas con todas las prestaciones de ley y un horario agradable. Parece ser el trabajo soñado pero tiene un pero: uno de los directores de área empieza a molestarte; no te parece atractivo, sus bromas no te parecen simpáticas, está casado, incluso su esposa trabaja ahí, te toca “involuntariamente” cada que pasa cerca de ti, te toma fotos, te habla de una manera que te hace sentir muy incómoda y de alguna manera consiguió tu número telefónico y te manda mensajes todo el tiempo. Un buen día, después de ya no soportarlo más, decides denunciar el acoso, piensas que es buena idea comentarlo con tu jefe que ha sido bueno contigo, pero ¡oh! ¡sorpresa! Es amigo de tu acosador y te amenaza, – si denuncias, olvídate de tu trabajo.
La gran mayoría en esa empresa saben que ese tipo te acosa, también saben lo desagradable que es pero al mismo tiempo saben que cuenta con buenas amistades dentro de la empresa y sin importar lo que haga, saldrá impune, por eso, nadie toca el tema ni hace nada al respecto, si quieres conservar tu trabajo te callas y aguantas.
2.- Eres hombre, con una larga carrera en el mundo de la música, reconocido, consideras que mantienes un prestigio dentro de tu gremio, cuando de repente, alguien desde el anonimato de una cuenta de Twitter y no ante una autoridad competente, confiesa que tú la violaste cuando ella tenía 13 años, cuenta con detalle aquel funesto episodio y de repente el caso circula no solo en redes sociales sino también en medios de comunicación, crees que aquella acusación es no solo injusta sino cobarde, de alguien que no da la cara y te señala ante el mundo entero como un violador de menores de edad. Ese señalamiento no tiene remedio, tu vida como músico y ser humano está acabada, no hay vuelta atrás y entonces decides que la única salida es quitarte la vida.
3.- Uno nunca podrá entender la realidad del otro, simplemente porque jamás podrá estar en sus zapatos, nadie es responsable por las emociones que tenga el otro ni por las decisiones que tome, hombres y mujeres no pueden invertir sus papeles y por tanto no logran empatizar. Las mujeres mantienen la lucha que consideran apenas justa para una equidad efectiva; los hombres no logran simpatizar con el movimiento feminista que en su opinión (al menos de la mayoría), exagera, miente y destruye la imagen pública de muchos hombres con el único propósito de ganar protagonismo, que termina señalando inocentes con tal de inclinar la balanza en su favor.
El reto es el diseño de una política pública enfocada en la sensibilización de la problemática del machismo y los efectos que este tiene en datos duros, cuántas muertes, cuántas lesiones, cuántas desaparecidas, cuántas de ellas explotadas sexualmente, cuántas han sufrido acoso y en qué grado.
Tener en claro cuál es el protocolo a seguir en los casos de acoso, cuál es el seguimiento y resultados que otorgan las autoridades competentes en el tema, debería ser una prioridad en la agenda del gobierno federal, porque el debate se abre ampliamente cuando existen tantas diferencias entre los dos lados de una misma moneda, sin embargo no lo es, y habrá que esperar a que esta sociedad mate a más mujeres, prostituya a más adolescentes y arregle más matrimonios de niñas con ancianos para que esto sea aún más visible a los ojos del gobierno actual.
No sé cuántas más deban ser las víctimas para que volteen a vernos, que debe ser más grave que lo que ya sucede, para que entonces dejemos de ser las culpables y nos hagan justicia.