Por: Lourdes Cano Vázquez
Guadalajara, Jalisco. 13 de marzo de 2019. (Letra Fría)Bien se puede decir que cien días no son una muestra significativa para evaluar a un gobierno; pero estamos hablando del mismo gobierno que toma como la voz popular, una consulta sin los candados de ley correspondientes y en la que votó menos del diez por ciento del padrón electoral, así que seguiré su ejemplo para este texto.
En cien días no veo transparencia ni veo seriedad; de repente se otorgan contratos de obra pública sin licitación, nos encontramos ante una marcada tendencia hacia el centralismo, y la cabeza del ejecutivo no da respuestas a las preguntas concretas. Una conferencia de prensa todas las mañanas y no hay una sola respuesta clara; a las pruebas me remito.
Ejemplo: ¿Qué hay del combate al huachicol? Hubo una crisis de abastecimiento hace un par de meses que como estrategia no entregó ningún resultado, no hay detenidos, no hay un plan documentado que soporte dicha estrategia (conforme a la respuesta del despacho del presidente a una solicitud de información), ni se ha resuelto el problema del robo de combustible a lo largo del país, sin embargo, el presidente evade el tema en su conferencia matutina. (Véase conferencia del 30 de enero de 2019).
¿Qué hay entonces de ese combate al clientelismo, a la corrupción, al tráfico de influencias; sin licitaciones públicas que fomenten la competitividad, si aproximadamente 23 millones de mexicanos recibirán dinero directamente del gobierno federal sin mérito alguno más que pertenecer a un grupo vulnerable y el de ser un electorado potencialmente alimentado para el próximo sexenio?
¿Qué hay si no se apuesta a sanear las estructuras sino a desaparecerlas? Si a la primera oportunidad eligen a la esposa de José María Rioboó (asesor personal de López Obrador) como Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con un sonoro aplauso en el Senado, una mujer de pensamiento retrógrada y que claramente tiene un conflicto de interés al ser tan cercana al presidente.
Ni hablar de la intolerancia a la crítica, incluso este espacio que probablemente sea el más pequeño, ha sido incómodo para quienes defienden ciegamente un proyecto manipulado por la víscera y no por la racionalidad; pero es poco lo que plasmo en este texto comparado con lo mucho que reflejan tan sólo 100 días.
Aunque a muchos no les guste, las auténticas democracias no pueden acallar las voces críticas ni manipular la realidad, la oposición existe y es incómoda, es su esencia.
Ya una vez este gobierno fue precisamente la oposición más férrea sin pensar que algún día los medirían con la misma vara que midieron. Pronto el tiempo pasará y la excusa de responsabilizar a los gobiernos anteriores se agotará, en algún momento esto se tiene que poner serio y la campaña se tiene que terminar, por el bien de todos, espero que sea pronto.