Resplandece en quietud al medio día. Por la calle circulan algunas bolsas de plástico y en círculos fugaces desaparecen con el viento. Nadie camina en esa soledad. “Pueblo de Viejos”, dicen los mismos viejos.
El 3 de diciembre el mundo, el país y la región deberían conmemorar el Día Mundial Sin Pesticidas con acciones prácticas, políticas públicas y programas eficaces que motiven, impulsen y ejemplifiquen la producción de alimentos sin el uso de plaguicidas.
Nosotros desmovilizados, inhabilitados, con miedo y pegados a las pantallas esperando la información que los medios nos compartan. Dependientes, paranoicos, agazapados e inseguros. Frágiles y dóciles. Obedientes. Aislados del mundo natural, de por sí. Programados, onicofágicos. Llenos de ansia, vacíos de alma.