En noviembre de 2018 se inauguraron las instalaciones del 102° Batallón de Infantería del Ejército Mexicano en la delegación de El Corcovado, en Autlán. Se contó con la presencia del secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda, del gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, y de funcionarios municipales de toda la región.
Se trata de una instalación moderna, casi una pequeña ciudad, desde donde el Ejército tiene presencia en toda la región alrededor de Autlán.
Antes de la sede de este batallón, en nuestro municipio ha habido espacios donde se han asentado partidas militares más o menos pequeñas. En los violentos años de la Revolución, estuvo activo el cuartel de La Luna, en la esquina nororiente de las calles que hoy se llaman Mariano de la Bárcena y Álvaro Obregón. Famoso por el asalto con el que las huestes de Pedro Zamora lo tomaron en el año 1916.
Años después hubo pequeñas guarniciones militares en el lugar que hoy ocupa el edificio de la secundaria Jesús Velázquez y a orillas del arroyo El Cangrejo, en lo que hoy es la calle de Jaime Llamas, frente a Secundaria Técnica #7.
Con la intención de que hubiera una sede más apropiada para la partida militar que ya residía en Autlán, el Ayuntamiento acordó donar a la Secretaría de la Defensa Nacional. Esto ocurrió en sesión celebrada el 20 de marzo de 1969, un terreno de aproximadamente 2,156 m2 para que construyera un cuartel adecuado.
Este terreno se encontraba sobre la calle de Javier Mina, en lo que hoy son las bodegas del Mercadito, con unas medidas de 71.30 m de norte a sur y 29.60 m de oriente a poniente. Conocido como “los cuartos de Barragán”, este espacio había sido comprado por el municipio al señor José Barragán Santana el 5 de noviembre de 1965 y abarcaba desde las actuales bodegas hasta lo que hoy es la calle de Juan Bravo.
Donación del terreno
Con fecha 22 de marzo de 1969, el presidente municipal Heriberto Corona Estrada dirigió el oficio 309 al Congreso del Estado para informar del acuerdo tomado por el Ayuntamiento y para solicitar la autorización para proceder a la donación.
El oficio, que llevaba copia para el secretario de la Defensa Nacional, Marcelino García Barragán, para su hermano Sebastián, entonces diputado federal, y para el diputado local Leopoldo Godoy Cisneros, se leyó por las comisiones de Hacienda y de Fomento, presididas por Eduardo Aviña Bátiz y por Ricardo Orozco G., respectivamente, quienes comunicaron al pleno que consideraban “obvio el beneficio que recibirá no solo la población de Autlán de Navarro en sí sino todo el Municipio y una amplia zona del Estado” con la construcción del dicho cuartel, así como de mucha conveniencia la colaboración entre los distintos niveles de gobierno, en este caso el municipal y el federal, por lo que consideraban de aprobarse la donación.
Sin embargo, le agregaban una condición: que la SEDENA construyera su cuartel en un máximo de tres años, a partir de que se completara la donación. Además, de que no le diera otro uso a la instalación que el de cuartel y alojamiento para la partida militar y oficinas.
Sin mayor trámite, la donación se aprobó por el Congreso mediante el decreto 8504 del 29 de marzo de 1969, publicado en el periódico oficial El Estado de Jalisco del 3 de mayo del mismo año, entrando en vigor al día siguiente. En el Artículo 2° del decreto se establecían claramente las condiciones que mencioné en el párrafo anterior, mismas que, de no cumplirse por parte de la SEDENA, la donación quedaría revocada y la propiedad volvería al municipio de Autlán.
Sin cuartel
Bueno, pues el cuartel no se construyó en los tres años de plazo ni aún en cinco más. Por lo que al iniciar la administración municipal 1977-1979, encabezada por Gabriel Lima Velásquez, comenzó las gestiones para recuperar la propiedad de ese terreno. Esto lo cuenta don Gabriel en su libro El tigre nunca pierde sus manchas.
En él se inició la construcción de catorce bodegas para una central de abastos que estaba proyectada desde la administración anterior. Además de un “banquetón” o explanada a la que se reubicaron los comerciantes que antes estuvieron en la calle Ramón Corona, en el costado oriente del Mercado Juárez, para construir en ese espacio la plaza Mission, que todavía existe, aunque otra vez está ocupada por mercancías.
Actualmente, esas bodegas y los negocios que circundan la explanada original son uno de los principales polos comerciales de Autlán. ¿Cómo sería hoy la vida en ese barrio y en el pueblo de Autlán si en lugar de las bodegas hubiera una instalación de la SEDENA?
Fuentes:
- Expediente del decreto 8504 del Congreso del Estado.
- LIMA Velásquez, Gabriel. El tigre nunca pierde sus manchas, Colima, 2014, Sericolor Diseñadores e Impresores.
