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El excepcionalismo mexicano

Elden Eloy Chávez retoma la pluma y nos habla sobre lo que es el excepcionalismo mexicano, en donde "no intentamos apropiarnos culturalmente del nombre de un territorio ni establecemos una filosofía social, política o económica sólida", señala nuestro columnista.

Imagen: Gobierno de Zacatecas

El excepcionalismo “americano” es muy bien conocido en todo el mundo como la teoría (o creencia a ciegas) de que el país de los Estados Unidos es social, política, económica y culturalmente superior o mejor que cualquier otro en el mundo.

Esta identidad, forjada por mantener una posición de apropiación primera con la del continente en el cual existen y al que le roban el nombre (como si la propiedad intelectual fuera la de un producto de autoservicio), se ve complementada con una sociedad altamente contribuyente para que esta construcción identitaria no solo exista, sino que se reinvente constantemente a lo largo de las distintas crisis que ha sufrido este país y de sus crisis de legitimidad ante el mundo con sus muy pronunciadas decisiones políticas.

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JRA

Un ejemplo es su participación en el actual genocidio en Palestina, siendo Estados Unidos el país que realmente proporciona todas las condiciones políticas y materiales para que Israel actúe como Israel.

Es bien sabido que Palestina sufre de cinco factores clave en el genocidio que se está librando a lo largo de su pequeño e indefenso territorio.

Estos factores son:

  1. El exterminio de su pueblo en parcialidad, pero con una clara intención asesina de ir por más.
  2. La ocupación de su territorio, el cual no se le permite reconocer como Estado por quienes pagan esta guerra (recordemos que solo hasta septiembre se nos dejará decirle “Estado”, ¡el colmo!).
  3. Una sociedad que justifica y legitima su matanza (ya sabemos quiénes son).
  4. La promoción de un excepcionalismo cultural que sostiene gran parte de una estructura institucional en servicio de esta guerra.
  5. El represor, patrocinado por las naciones vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, pero en gran medida por Estados Unidos.

Como no podía ser de otra forma, en México nos adaptamos a los tiempos y, aunque no sea lo mismo —y quizá sea una versión más barata que la estadounidense—, nunca nos quedamos atrás. En nuestro territorio nacional, creado de forma accidental, casi experimental, ha surgido un excepcionalismo único en el mundo. El excepcionalismo mexicano es, en cierta medida, opuesto al “americano”.

En este excepcionalismo, orgullosamente mexicano, no intentamos apropiarnos culturalmente del nombre de un territorio ni establecemos una filosofía social, política o económica sólida. Al contrario, este se fundamenta en la justificación, promoción, legitimación e institucionalización del crimen organizado como una estructura institucional capaz de mantener la paz, mediar con la ciudadanía para la construcción de comunidad y mantener el control del mercado en sus diversas extensiones, siendo la industria musical y de moda una de sus más reconocidas expresiones de poder.

Cultura mexicana

En México, los valores que forjan el nacionalismo son particulares. Desde 2012, cuando el crimen organizado ganó la “guerra contra el narco” que perdió el expresidente Felipe Calderón, la cultura mexicana se ha transformado en un espejo de su propio capítulo histórico contemporáneo. Esto se debe también a un sistema político irreconocible en cuanto a verdaderos valores de libertad o democracia; no nos parecemos a un imperio, sino que lo feudal es lo que mejor describe nuestra estructura de poder.

La conquista del poder es tal que su consagración social resulta atractiva para buena parte de la población, que busca la sombra del poder y aspira a formar parte de los ganadores, de la mayoría bien aceptada gracias a la asimilación cultural de las industrias que se obtienen al controlar todo un país. Los medios de inversión, producción, comercio y consumo se ven profundamente modificados por el crimen organizado, que los reforma a través de sus representantes políticos: la cara formal del poder, aunque siempre en un laissez-faire entre buenos capos.

Las expresiones

La igualdad de oportunidades, las expresiones políticas en los gobiernos y los valores de la base social se estructuran según el orden jerárquico del poder y el monopolio de la violencia, en manos de miles de personas que forman parte de cientos de facciones que lo sustentan a lo largo del país. De forma curiosa, cumplen con los cinco factores que caracterizan la ocupación y el genocidio en Palestina. Sin embargo, el territorio nacional, por su multiculturalidad y extensión, dificulta percibir bajo un régimen silencioso de terror la verdadera magnitud de esta ocupación.

En México también somos asesinados por millones desde hace 12 años, silenciados, amenazados y ocupados. Nuestros ocupantes se asemejan al ilegítimo Israel, pero es aquí cuando el excepcionalismo entra en función: eso no pasa en este país, eso es mentira, en México no pasa nada, todo está bien. Si el excepcionalismo “americano” se preocupa por la superioridad institucional de su país en el mundo, el excepcionalismo mexicano consiste en la supuesta superioridad moral y ética de nuestros crímenes ante los del mundo entero.

Una marcha por Palestina en el centro de la Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey. Silencio eterno en casa.

excepcionalismo

Licenciado en Estudios Políticos y de Gobierno y Diplomado en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Guadalajara.

Temas de interés y de investigación: Partidos Políticos, Sistemas Electorales, Procesos de Institucionalización y Comunicación Política.

Desde el 1 de julio de 2021 forma parte de Letra Fría.
Correo: [email protected]

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