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Tenamaxtlán y Atengo vibraron juntos por la 410 Romería de la Virgen de la Natividad

En Letra Fría te traemos todos los detalles de la 410 Romería de la Virgen de la Natividad de Atengo en esta crónica. Fue un recorrido lleno de fe y esperanza, vibrando en la feligresía de los municipios de Tenamaxtán y Atengo.

(Foto: Carmen Aggi Cabrera

Crónica de la 410 Romería de la Virgen de la Natividad de Atengo

Tenamaxtlán, Jalisco.- Desde pasadas las 5 de la mañana -entre la oscuridad de la madrugada- del sábado 30 de agosto, los peregrinos en Tenamaxtlán empezaron a llegar a la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús para cantar Las Mañanitas, acompañar a la Virgen de la Natividad y esperar la misa de despedida de la imagen que volvería a su terruño, después de estar dos meses fuera.

Para esta misa concelebrada presidida por el obispo de la Diócesis de Autlán, monseñor Eduardo Muñoz Ochoa, también empezaron a llegar los sacerdotes de distintos municipios que acompañaron a la imagen en este último adiós antes de la Romería de la Virgen de la Natividad, que en este 2025 cumplió 410 años de celebrarse.

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El llamado

Más allá de la reflexión en torno a la virgen como la imagen de una madre y una mujer obediente, el obispo Eduardo Muñoz habló sobre qué ha pasado a los creyentes -cristianos y marianos- que la palabra de Dios pareciera que no ha hecho eco en sus vidas.

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Como lo marca la tradición, el 29 de agosto la reina fue vestida con su nuevo ajuar y fue presentada a sus fieles devotos. (Foto: Carmen Aggi Cabrera)

“Es preocupante que seamos muy numerosos los católicos, pero con estructuras de corrupción, de una vida confusa, de una vida más o menos que no termina por comprometerse en la renovación de la vida social y de nuestros ambientes familiares”, dijo el obispo.

Hizo un llamado a prestar atención a esa historia de inseguridad y violencia que parece que no termina, en el entorno próximo y en espacios distantes, como lo que ocurre en la Franja de Gaza.

Finalmente llamó a todos los católicos presentes a pedirle a la virgen les concediera la posibilidad de ser obedientes y también hizo el llamado a no perder de vista la esencia de peregrinar, que el papa Francisco (recién fallecido) declaró para este año jubilar.

El recorrido de la Virgen de la Natividad

Al concluir la ceremonia religiosa, entre oraciones y repique de campanas de la iglesia, los priostes (guardianes de la Virgen de la Natividad), bajaron del altar a la virgen, primero para que el obispo diera la bendición.

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Los priostes abrían paso con el estandarte que decía «Guardianes Tenamaxtlenses». (Foto: Carmen Aggi Cabrera)
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El obispo de la diócesis de Autlán fue el responsable de trasladar la imagen de la Virgen de la Natividad, desde el templo hasta su carro alegórico. (Foto: Carmen Aggi Cabrera)
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Los priostes son los responsables de proteger la integridad de la imagen. (Foto: Carmen Aggi Cabrera)

Posteriormente, pusieron a la imagen en su nicho, para así iniciar el recorrido que comenzó en el Templo del Sagrado Corazón de Tenamaxtlán y concluyó en la Basílica de Nuestra Señora de Atengo.

¡Adiós a la reina!

En el atrio de la parroquia de Tenamaxtlán y en la calle frente a la iglesia, había muchas personas atentas esperando la salida de la procesión encabezada por el obispo, para este último recorrido de la reina (como ellos la llaman cariñosamente) por las calles del municipio, donde se escuchaban cantos, alabanzas y aplausos.

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Este fue el momento en el que la reina fue depositada en su carro alegórico para comenzar con la 410 romería. (Foto: Carmen Aggi Cabrera)

Cuando la virgen quedó completamente asegurada en el carro -adornado con flores por todos lados- que la llevaría a su destino final, empezó la caminata.

Tanto los sacerdotes como las mujeres y hombres priostes que iban cercanos a la imagen estaban rodeados por un lazo grueso, jalado por varias personas al frente y atrás, que protegía el espacio.

Para la hora en que la virgen comenzó a caminar -pasadas las 7 de la mañana- un contingente extenso de devotos había ya abierto el camino, para luego dar paso a las danzas tradicionales, y por último a los sacerdotes y priostes que llevaban a la Natividad.

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Miles de peregrinos acompañaron a la Virgen de la Natividad de Atengo. (Foto: Carmen Aggi Cabrera)

Las calles de Tenamaxtlán estaban llenas de gente, algunas personas se unían al contingente cuando pasaba la virgen, otros oraban y la mayoría grababan o hacían transmisión en vivo, queriendo inmortalizar el momento.

Un espacio de resistencia, fe y convivencia

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La reina avanzaba lentamente hacia su basílica laterananse. (Foto: Carmen Aggi Cabrera)

A ratos, el camino -que no estaba parejo- se empinaba, y los priostes que venían jalando a la virgen hacían un esfuerzo mayor por subir y en otros momentos debían contener su andar porque iban de bajada; poco a poco el panorama a los costados del camino fue cambiando para pasar de casas y calles empedradas o de adoquín, a parcelas, sembradíos y el asfalto de la carretera.

Tenamaxtlán iba quedando atrás un año más.

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La carretera que comunica los municipios de Tenamaxtlán con Atengo fue cerrada desde las 06:00 a.m. del 30 de agosto, para permitir a los peregrinos participar en la romería. (Foto: Carmen Aggi Cabrera)

En el camino de la romería, la carretera entre Tenamaxtlán y Atengo abrió paso a jóvenes, personas de la tercera edad, en sillas de ruedas, muletas, familias con carriolas, niños, niñas; mujeres que llevaban rosarios entrelazados en sus manos; algunos iban muy silenciosos y otros desde un inicio compartían detalles de su vida cotidiana, de la propia romería o de cualquier otro aspecto.

Hay quienes eligieron un atuendo cómodo pero especial para el momento y otros que sólo privilegiaron la posibilidad de caminar sin incomodidad.

Más de 10 kilómetros de peregrinar

Algunas personas han realizado este recorrido durante toda su vida, otras iban por primera vez y observaban todo con curiosidad; hubo hijos ausentes tanto de Tenamaxtlán o Atengo que vinieron de Estados Unidos o de cualquier otro país o ciudad, sólo para ser parte de la romería y se regresaron.

Incluso iban jóvenes que mediante el celular llevaban el conteo de sus pasos, en algún punto al poco tiempo de haber comenzado se habían contabilizado 6 mil 500, de alrededor de 20 mil que debían acumular al llegar a la basílica de Atengo.

El camino ofrecía espacios en los que era posible transitar por andadores alternos o a un
costado de la carretera, pero también había espacios donde sólo la ruta de concreto era la alternativa. Desde Tenamaxtlán, algunas personas con sus pies desnudos, eran parte del contingente.

Avanzando en la romería

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Danzantes acompañaron a la imagen en todo su recorrido. (Foto: Carmen Aggi Cabrera)

El cielo, testigo de un año más de esta ruta ofreció momentos nublados y también de sol, después de un tramo recorrido, empezaron a aparecer los colores de los paragüas como una ayuda para resistir al peregrinar.

Al contingente principal, junto a la virgen, además del obispo, algunos sacerdotes y los priostes, también se unió el presidente municipal de Tenamaxtlán, José Manuel Cárdenas y su familia.

Operativo sumó más de 20 mil asistentes

Tal y como lo habían anunciado las autoridades municipales, a lo largo del recorrido hubo puntos específicos en donde las personas podían hacer un alto temporal, ir al baño, hidratarse o incluso pedirle a los paramédicos que les atendieran, si por alguna razón tenían algún malestar.

En algún punto, a la orilla de la parcela de elotes, pegados a la carretera, estaban en una fila -muy quietos- como protegiendo el camino, elementos de seguridad pública, Cruz Roja y Protección Civil.

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(Foto: Carmen Aggi Cabrera)

La imagen de la virgen en todo momento fue acompañada -además de la presencia de los peregrinos- por cánticos, el sonido de las danzas, el rezo del rosario, algunos ¡Vivas! Y ya en la carretera, aunque con menos frecuencia, también fueron sumándose algunas personas que estaban esperando la pasada de la imagen.

Tiempo para la reflexión, para recordar o simplemente para manifestar el deber cumplido, hubo.

Una de las señales de que la romería se estaba aproximando a un punto clave del recorrido, fue que a los costados de la carretera empezaron a aparecer vendedores de taquitos al vapor.

Más adelante, apareció el letrero de bienvenida del municipio de Atengo.

¡Bienvenidos a Atengo!

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(Foto: Carmen Aggi Cabrera)

Unos metros después hicieron alto total, ahí sería la ceremonia de entrega de la Virgen de la Natividad de las autoridades civiles, gubernamentales y eclesiásticas de Tenamaxtlán y Atengo.

Tena entrega la virgen oficialmente a Atengo

Muy cerca de la virgen estaban el padre Tomás Bobadilla, señor cura de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Tenamaxtlán, el padre Jesús Ruelas, abad de la Basílica de Nuestra Señora de Atengo; los priostes, Manuel Vázquez (Tenamaxtlán) y Ascención García (Atengo) y los presidentes municipales, José Manuel Cárdenas y Carlos Pelayo, igualmente de Tenamaxtlán y Atengo respectivamente. Entre ellos ocurrió oficialmente la entrega.

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(Foto: Carmen Aggi Cabrera)

En un momento de solemnidad, ambas partes manifestaron su agradecimiento por ser parte de esta ceremonia, preservar esta tradición durante 410 años que acrecienta la fe y llena de alegría a estos dos municipios; esta entrega dejó en evidencia la cooperación que existe entre las autoridades y los devotos.

Ahí en ese espacio destinaron alrededor de 10 minutos para que los priostes de Atengo tomarán a su cargo el cuidado de la imagen y continuaran con el camino. Al contingente se sumaron también para recibir a la virgen, danzas tradicionales de Atengo y Soyatlán, que dieron más sonido y color al acompañamiento, de la reina, como la llaman los creyentes.

Desde alguna de las vueltas en la carretera, poco antes de llegar al municipio de Atengo alcanzaba a verse muchos metros adelante, una alfombra humana que caminaba, era el inicio de la romería, los primeros en casi llegar a la basílica.

Mas o menos a la altura del crucero de la Yerbabuena, una danza encontró de regreso al contingente, según contaron quienes participaban en la romería, este fue un hecho inesperado que sumó otros matices a la fiesta.

Las calles de Atengo recibieron a la Natividad

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(Foto: Armando Pelayo)

Eran alrededor de las 11 de la mañana, cuando la parte final de la romería donde venía la virgen casi llegaba a las letras que anuncian la entrada del municipio de Atengo, para esa hora el sol ya caía con fuerza, algunos peregrinos estaban muy frescos y otros más sentían tranquilidad, porque sabían que estaban cerca de concluir su recorrido, ya sea por primera ocasión o una vez más.

En cuanto la virgen empezó a entrar en su terruño, el panorama cambió nuevamente, quedaron atrás las tonalidades verdes de los campos y aparecieron nuevamente largas filas de personas y familias que con celular en mano querían captar la llegada de la virgen.

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(Foto: Armando Pelayo)

Calles con papel picado rosa con blanco; puertas, ventanas y terrazas repletas de familias que quizá esperaron durante un año la llegada de este momento, caras de emoción, aplausos, todos de pie y hasta lágrimas recibieron a la Virgen de la Natividad en su tierra, que fue bajando hasta la basílica.

El atrio y la plaza principal de Atengo estaban repletas de gente sentadas en sillas, en el suelo o de pie, unos junto a otros, algunos tenían una vista perfecta y otros debieron pararse de puntitas para alcanzar a ver el altar, ataviado para la ocasión.

La Natividad llegando a su casa

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(Foto: Armando Pelayo)

El padre Marcel Michel tomó el micrófono para recibir al contingente y animaba a las personas a cantar, aplaudir, agradecer, incluso a dejar sus celulares para que pudieran poner toda su atención en las danzas que poco a poco fueron llegando hasta el interior de la basílica, agradecidas por concluir un año más de este recorrido.

Al final llegó la madre, la reina del cielo, la tan esperada Virgen de la Natividad dijo el padre Marcel, la recibieron todos los feligreses entre aplausos y cantos.

Antes de la ceremonia eucarística de bienvenida en Atengo, las priostes del municipio le trajeron al obispo monseñor Eduardo Muñoz la corona, una de 12 estrellas y una más pequeña para su cabeza que desde hace 59 años por orden del papa fueron colocadas a la imagen de la Virgen de la Natividad, para distinguirla como una reina.

Este momento que conmovió evidentemente a las personas presentes, fue el que dio paso para comenzar con la celebración de la misa de bienvenida para acoger nuevamente en su casa -después de dos meses de visita en Tenamaxtlán- a la virgen y con esto concluir la 410 celebración de la romería.

Tengo más de veinte años contando historias -o quizá a estas alturas del partido ellas me cuentan a mi-. He trabajado para diferentes medios, casi todos escritos y algunos radiofónicos. Busco que el periodismo mueva algo en mí, en las demás personas, en la sociedad. Creo en el periodismo hiperlocal, este que hacemos aquí, que impacta.

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