Aime Jean
Autlán de Navarro, Jalisco. 25 de abril de 2022. (Letra Fría) En la actualidad existe una verdadera preocupacion por la salud mental, puesto que a través de los años nos hemos dado cuenta que juega un papel primordial en nuestra vida cotidiana, si hoy una persona admite sentirse mal, esto se toma en serio y la ayuda es más accessible.
«La sociedad mexicana rige sus normas culturales en torno a la idea de la heterosexualidad, es decir, estamos en una sociedad heteronormativa. Cuando una persona crece y es educada en una sociedad con estas características las personas LGBT crecen con emociones –como la tristeza, la culpa, la vergüenza y el miedo– las cuales están muy ligadas a trastornos del estado de ánimo como la depresión y la ansiedad», Dr. Lozano Verduzco, investigador de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), en entrevista para el Foro Consultivo Científico y Tecnológico 2015.
En esta ocasion quiero compartir mi experiencia y para ello me voy a remontar a fines de los 90’s, a mi comunidad, El Limón, Jalisco, un pueblo en crecimiento, sin acceso a internet, sin celulares, adoctrinados por lo que dos canales de television dijeran, a veces sin agua, o sin luz, y de algo puede presumir: mucho machismo, por lo consecuente, muy poca información a la mano sobre salud mental, y en donde mencionar la frase “me gustaría ir al psicologo”, era porque estabas loco, a un paso de que te internaran en algun lugar.
En las escuelas no contábamos con uno, y sí existían pocos prestando su servicio, llegué a escuchar que eran muy caros.
A mis 14 años y estando 100% consciente de mis preferencias, diferentes a las de los demás, les pedí a mis padres llevarme a una psicóloga. Su conclusión fue que yo “tenía confusión”, pero que no era gay , que me tomara tal medicamento y listo. Obvio no me lo tomé.
Acto seguido el Sistema DIF pone a alguien a brindar ayuda psicológica y a disposición del pueblo, y lo mejor “gratis”, pero resultó ser amiga de mi mamá, lo cual me impidió abrirme hacia con ella y simplemente no funcionó.
Tercer intento. Unos años después un psiquiatra en Guadalajara, recomendadísimo por varias personas, y ¡bingo! Fue el primero en decirme: “tú no estás mal, y lo que tu sientes no es malo”. Justo las palabras que quería escuchar de alguien y que nuncá me pasó.
Crecí escuchando el, “eso está mal”, “que feo ser así”, “que feo han de sentir los padres de fulanito que es de esa manera”, “me muero si me sale un hijo así”, Este entorno que impedía que yo pudiera abiertamente decir a mi familia, “es que así soy yo”. Este ambiente me orilló a sumergirme en una tristeza infinita, pérdida de apetito, nada de ganas de hacer algo, llámese estudiar, hacer deporte, hasta de no vivir.
Comprendo mucho a quienes toman la decision de quitarse la vida, porque me encontré en esa posición. Lo llegué a pensar y no solo una vez. Para alguien que no ha pasado por esa etapa me imagino que les ha de costar trabajo imaginarse lo que se siente, pues en mi caso, era todos los días preguntarme: “¿algún día esto va a terminar?, ¿si voy a vivir 20 años más, así van a seguir siendo? Afortunadamente SI, la vida en sí, jugó a mi favor y poco a poco, año con año pude ir constatando un avance en mi sociedad, las constantes peleas en casa por el tema, cesaron.
Platicando con mi mejor amigo con quien coincidimos hasta en esto, le comenté: “¿Sabes qué he aprendido después de cinco terapeutas alternativas con las que he estado trabajando en los últimos 5 años (constantemente)? Que ni el mejor doctor o terapeuta del mundo nos va a sacar de ninguna depresión, somos nosotros los que temenos la solución.” Y es que han sido muy claras, ellas me dan las herramientas, pero está en mí si las quiero utilizar.
Otra de ellas menciona: “No debes de permitir que las decisiones de otros te afecten”, y aunque yo pueda presumir que para nada me siento igual que como cuando tenía 17, estos bajones de energía, el sentir tristeza, nunca se han ido, a veces ha bastado un mínimo detalle para sentirme de nuevo en bajada. Sin embargo, puedo compartirles con mucho orgullo que lo se identificar, y he aprendido a navegar con ello, ya no me siento a esperar a ver a qué horas se me pasa por arte de magia, de inmediato recurro a todas estas herramientas: ejercicio, yoga, música, baile, meditación, oración, mantras, masajes y la lista es infinita.
Quiero invitarte a ti , cualquiera que sea tu caso y si estás pasando por un momento difícil en cuestion mental, a que acudas el proximo jueves 28 de abril a las 8:30 p.m. a la Casa de la Cultura de Autlán, la Lic. Alejandra Ponce, Promotora de Salud Mental, tendrá una charla acerca de la depresión.
Siempre llegará a tu vida esa buena noticia, ese premio, ese contrato de trabajo, ese viaje anhelado, ese amor incondional, nunca lo dudes.
Segun datos de la UNAM: “En México, 15 de cada 100 habitantes sufre depresión, y la cifra podría ser mayor porque algunas personas jamás han sido diagnosticadas y viven hasta 15 años sin saber que tienen esta afección, que se manifiesta por un estado anímico de nostalgia profunda, indicó Alfonso Andrés Fernández Medina, subdirector de Información de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC).”
Línea de Ayuda professional para personas con depresión: 800 911 2000
MA/MA
