El resurgir de Claudia tras luchar contra su adicción al cristal

La historia de Claudia, es uno de los casos en los que el apoyo de CECOSAMA Autlán fue esencial para que dejara de consumir cristal, que es una de las drogas sintéticas cuyo consumo ha venido aumento luego de la pandemia de COVID 19.

Foto: Ilustrativa

Claudia* era una joven madre soltera de 21 años de edad, le gustaba mucho salir a beber, pero también sentía la responsabilidad de cuidar de su hija; en conversaciones con sus “amistades” una noche de fiesta ella juró haber encontrado la solución a sus problemas, lo que no sabía es que justo ahí era donde iban a empezar.

“Como a las fiestas me llevaba a mi hija, yo empezaba a consumir mucho alcohol, me atontaba, me emborrachaba y yo lo que quería era estar consciente para cuidar a mi hija en la fiesta, aunque no era lo correcto, pero en ese momento no lo veía, yo quería disfrutar”, decía Claudia mientras recordaba.

Anuncios

JRA

En una de esas tantas noches encontró a la persona incorrecta, en el momento menos deseable; ante sus ganas de seguir bebiendo, pero al mismo tiempo estar consciente, le sugirieron probar el cristal -metanfetamina, una droga sintética, potencialmente tóxica y adictiva- su efecto instantáneo la convenció de inmediato de que eso era lo que necesitaba, ella podía seguir tomando, estaba consciente, incluso no tenía sueño, ni hambre. En aquel momento fue justo lo que ella estaba buscando.

Un nuevo patrón de consumo a partir de la pandemia

Claudia
Foto: Especial

En entrevista para Letra Fría, el coordinador del Centro de Atención Primaria en Adicciones (CAPA), ahora Centro Comunitario de Salud Mental y Adicciones de Autlán (CECOSAMA), Jorge Jiménez Aguilar compartió que luego de la pandemia de COVID 19 los patrones de consumo de drogas cambiaron.

“A partir de ahí (la pandemia) fue el boom, no solamente de la salud mental sino también del consumo, se remarcó más en los adolescentes y jóvenes y no es que los universitarios no consuman, es más bien que no se acercan”, agregó Jorge Jiménez.

Anteriormente, las personas consumían de manera inicial tabaco, alcohol y de forma gradual empezaban con marihuana, cocaína y otras drogas sintéticas; sin embargo, ahora predominan los casos de consumo de cristal, sin que esté siempre de por medio el alcohol o el tabaco, dijo el especialista

A la par de que cambiaron los patrones de consumo, también disminuyó la edad mínima, de 10 años de edad a 9 años.

Problemas psicoemocionales y consumo de cristal

Poco a poco Claudia empezó a familiarizarse más con la sustancia, aprendió como consumirla, compró sus propios insumos y armó toda una estrategia para hacerlo en casa de su mamá donde vivía en ese entonces. Inclusive ella recordó que todavía le encontró otro beneficio, le ayudaba a levantarse temprano y tener energía para el trabajo.

En ese tiempo, una bolsita de 120 pesos de cristal le duraba aproximadamente una semana; pero sus niveles de consumo incrementaron con el paso de los días.

Ella notaba diferencias en su cuerpo y sus hábitos, por ejemplo: cada vez estaba más delgada, dejó de molestarle bañarse con agua fría, pasaba más tiempo en el baño que era donde generalmente consumía y su mamá también percibió que algo extraño estaba ocurriendo, hasta que en su necesidad de saber, descubrió la droga entre las cosas de Claudia.

Cuando la madre de la joven quiso saber que era eso que ella había encontrado, la respuesta fue una negativa rotunda y mentiras como, eso no es mío, me lo dieron para que lo guardara y así logró calmar la angustia por un tiempo.

Los problemas psicoemocionales entre adolescentes y jóvenes los hace propensos al consumo de drogas como el cristal y una vez que se involucran en ese mundo empeora su situación, argumentó Jorge Jiménez Aguilar.

La dinámica familiar es el principal factor de riesgo, que incide para que los jóvenes comiencen con el consumo de drogas, los dos papás trabajan, no hay espacios para el diálogo, ambos están ausentes, hay muchos divorcios, algún familiar que consume, esto de acuerdo a la experiencia que han tenido en el CECOSAMA.

La primera vez que Claudia tocó fondo

Debido a que Claudia incrementó su consumo, cada vez necesitaba más dinero, entonces empezó a tomarlo de las reservas de su mamá y hacía todo lo posible para que ella no lo notara.

“Yo solo estaba enfocada en conseguir el dinero para volver a consumir… esa bolsita que me duraba una semana, ahora me duraba un día y 120 pesos todos los días a la semana ya era mucha la cantidad de dinero que tenía que conseguir”, dijo Claudia.

Cada vez estaba más delgada, intolerante e irritable cuando estaba sobria, seguía tomando dinero ajeno y su mamá estaba cada vez más pendiente y desconfiada, la situación se volvió insostenible y la joven decidió rentarse un espacio aparte para vivir.

Antes de conseguir un lugar propio vivió unos días con su hermana, a quien le compartió su hábito de consumo como una alternativa eficiente para bajar de peso y finalmente terminó por mudarse con su hija a un espacio solo para ellas.

Con un tono muy sentido, recordó que en alguna ocasión, una noche después de varios días sin dormir, se le acabó el cristal y de pronto se quedó dormida, cuando despertó vio a su hija comiendo algo y con la resaca encima empezó a regañarla, mientras la niña llorando solo le contestaba que tenía hambre.

Claudia algo desubicada buscó ver la hora y entonces entendió lo que ocurría eran las 4 de la tarde del día siguiente, esa fue la primera vez que ella tocó fondo.

Niños, adolescentes y jóvenes “en abandono”

Claudia

La mayor problemática de consumo de cristal está entre los chicos de secundaria y preparatoria, de 12 y 16 años de edad, donde incluso han ubicado casos de niñas que lo utilizan como un método para adelgazar.

“Aquí hemos tenido niñas de secundaria, que cuando las entrevistamos nos dicen es que a mí me dijeron que iba a adelgazar, pero nunca me dijeron que iba a ser adictivo y entonces se vuelve un problema y la familia ni siquiera sabe”, compartió el maestro Jorge.

Otro aspecto que incide para el incremento de consumo de drogas es la salud mental de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, donde hay muchos casos de ansiedad y depresión temprana.

De lo que más hablan las y los adolescentes en los talleres y las terapias de CECOSAMA es de la ausencia de papá y mamá: son niñas que cuando se levantan sus papás ya no están o están por irse a trabajar, pasan todo el día solas, ellas se preparan su comida, hacen si quieren su tarea y al final del día se acuestan y los adultos llegan después de esta hora; entonces prácticamente no se ven; no tienen atención.

Y entonces con quién se relacionan y platican sus problemas estos niños, niñas, adolescentes y jóvenes, es con sus compañeros de escuela, amigos, vecinos, con personas a través del celular, que en muchos casos están igual que ellos o en una situación peor y entonces corren el riesgo de que una alternativa sea evadirse consumiendo drogas, que trae luego otras problemáticas como embarazos adolescentes, huidas de niñas y niños de la casa de sus papás, intentos de suicidio, entre otras, compartió el especialista del CECOSAMA.

Un proceso de sanación necesario para salir

Luego de que Claudia tocó fondo esa primera vez, ahí empezó a pedir ayuda, inició con terapia psicológica, pero con los días cayó en cuenta que no era suficiente para dejar de consumir.

“Me llegaba el ataque de ansiedad o esa necesidad que provocaba mi cuerpo que me decía necesito más… no podía dejar de consumir, aunque estaba con el psicólogo”, comentó Claudia.

Dejó de usar cristal por un tiempo, estaba bajo tratamiento psiquiátrico, aparentemente iba bien, pero en una ocasión que vio a su hermana de nuevo empezó a consumir, sólo que en esta ocasión los efectos ya habían escalado su nivel, ahora tenía delirios de persecución, alucinaciones y en muchos momentos pensó en parar, pero no sabía cómo hacerlo.

“Ya tenía casi los tres años consumiendo, ya me empezaba a afectar mucho mi cabeza, ya imaginaba cosas que no y sentía que alguien me seguía, mucha taquicardia y ya no era agradable cómo me veía, ya estaba demasiado flaca… yo me decía ya me estoy yendo de más, no me puedo controlar”, expresó Claudia.

En ese momento, nuevamente pidió ayuda y su mamá decidió internarla en un centro de rehabilitación. No fue un proceso sencillo, pero con la distancia Claudia logró reconocer que esa fue la mejor decisión que pudo tomar su mamá, que la ayudó en todo momento.

“Mi mamá fue la que más me ayudó, yo necesitaba la ayuda, pero no sabía cómo pedirla y ella la tomó por mí, yo necesitaba valorarme a mi misma, mi vida, mi hija, hasta un plato de comida”, compartió Claudia.

La joven estuvo alrededor de seis meses en el centro de rehabilitación, ahí aprendió a sanar, valorar, ver, recuperarse, soltar y salir siendo otra y a la vez la misma.

“Se puede disfrutar sin vicios”: Claudia

La sonrisa radiante de su rostro y su mirada, le volvió a Claudia al pensar en su vida de ahora, tiene tres hijas, una pareja, recuperó la confianza de su mamá, está en terapia psicológica y ha adquirido muchas herramientas para conocer los detonantes que la hacen recaer y tiene cómo evitarlos o controlarlos.

“Sí, se puede disfrutar sin vicios, se puede disfrutar de la familia sin tener miedo a recaer, porque yo tengo muy claro que no vuelvo, a ese mundo, no”, expresó convencida la joven.

A veces sueña que vuelve a caer en la droga, que está en la fiesta y se despierta asustada, sudando, pero en cuanto se da cuenta que solo estaba soñando, se calma, pide un abrazo y sabe que todo está bien.

Recuperar a su familia ha sido el principal logro y motivación

Su mundo, el de ahora es todo para ella, su motivación, la ganas de seguir estando limpia y bien, y reconoció que sin el apoyo de todos ellos (su familia) en conjunto no hubiera salido.

Poder recuperar su entorno fue algo muy valioso. Claudia expresó que cuando ella salió del centro de rehabilitación no la discriminaron en su familia, la involucraban en todas las actividades y nunca la hicieron de lado.

“Volver a sentirme como parte de, no como extraña luego de lo que llegué a hacer, a afectarles, el verlas que están felices de verme bien, eso es lo mejor”.

Después de haber recorrido esa oscuridad y con una vida por delante, Claudia les recomendó a las y los jóvenes involucrados con las drogas que trabajen mucho con su mente, busquen actividades, estar en compañía de sus seres queridos, pedir ayuda, escuchar los consejos en la terapia y ponerlos en práctica, sanar la vida, las relaciones y tener mucha disposición para perdonar y perdonarse.

Claudia se definió a si misma como una persona co-dependiente porque no le gusta estar sola, pero al mismo tiempo es valiente, porque supo salir adelante a pesar de todas las dificultades que implicó dejar el consumo de drogas.

Para ella sus principales logros fueron recuperar a su familia, perdonarse por haber dañado a su hija y recuperar la confianza de su mamá; dejar el tabaco y el alcohol.

 “Siento que la arrastré (a mi hija) cuando estuve consumiendo, como era madre soltera, superar todo el daño que le hice, darme cuenta que la estaba arrastrando conmigo eso fue lo que más me costó superar, perdonarme y pedirle perdón a ella”, enfatizó.

Un trabajo silencioso que impacta: CECOSAMA

Claudia
Foto: CESOSAMA

Para el maestro Jorge Jiménez, el trabajo que realizan desde el CECOSAMA es silencioso, no se ve o se ve poco, pero a través de distintas acciones tratan de compartir con niños, niñas, adolescentes y jóvenes herramientas e información para que puedan tomar decisiones que les permitan tener otras posibilidades.

En primarias y en algunas ocasiones en kínder ofertan un taller que se llama “Creando mi mundo de protección”, donde hablan de valores, hábitos benéficos (comer, dormir bien, hacer deporte) y adiciones.

Para la secundaria realizan un tamizaje POSIT donde a través de siete áreas: consumo de drogas, salud mental, salud física, relaciones con los padres, con los amigos, hacen un diagnóstico de los jóvenes y a partir de los resultados, imparten pláticas de sensibilización y a quienes requieren atención personalizada o tratamiento, lo trabajan de manera particular.

Hay quienes de manera personal acuden directamente al centro a solicitar ayuda.

En este próximo mes de septiembre van a retomar el ciclo de talleres para personas adultas, uno es de prevención de adicciones que se llama “Club por la Paz”, uno de Orientación a Familiares de Usuarios (OFU) y un club de lectura para personas adultas.

“Los familiares muchas veces no saben cómo hablar con la persona que consume, sea esposo, esposa, hijo, hija, hermana, sobrino, no saben cómo hablar con él, qué drogas están consumiendo, ni las consecuencias…ese taller es para familiares”.

Además, participan en ferias de la salud y otras actividades, y aunque sí hacen labor de promoción, el maestro Jorge reconoció que hay muchas personas en Autlán que no los conocen, o piensan que es un centro de rehabilitación, ellos dan tratamiento ambulatorio.

El CECOSAMA requiere de más personal

De acuerdo a la experiencia del CECOSAMA, los municipios con mayor incidencia de consumo de droga en la región son, Autlán, El Gullo, Tecolotlán, Tonaya y Casimiro Castillo, aunque del lado de la costa hay otro centro de atención.  En general en todos los municipios hay presencia de consumo de drogas, pero en estos han detectado que predominan los casos.

A esta fecha (agosto de 2025), en el centro comunitario tienen 75 personas en atención de consumo, entre adultos y adolescentes y hay 30 personas en espera que reciben contención y monitoreo constante a través del área de trabajo social.

El CECOSAMA cuenta con tres personas para atención que no son suficientes para la demanda que tienen, requieren de más personal reconoció el coordinador.

En promedio, una persona con problemas de consumo de drogas tiene que acudir de 15 a 20 sesiones de terapia psicológica (tres a cuatro meses) y posteriormente se les da un seguimiento mensual a veces presencial o vía telefónica, cuando cumplen un año de seguimiento les dan el alta definitiva.

Hay quienes después de los cuatro meses de terapia tienen miedo de seguir por su cuenta, en esos casos se busca darles un apoyo extra para que ellos vayan tomando seguridad.

A la par de la terapia psicológica se les sugiere asistir a una actividad en una iglesia de cualquier religión, un grupo alcohólicos anónimos o cualquier actividad que sirva como un apoyo extra, informó el especialista.

“Con Alcohólicos Anónimos nos hemos ayudado mucho, hemos ido con ellos, con grupos de la iglesia católica, los hermanos cristianos, nos hemos apoyado y eso nos ha ayudado mucho, que las personas se metan a un coro, se vayan con su esposa a encuentros familiares, algo que les ayude a que valoren otras cosas”, agregó el maestro Jorge.

Las niñas y niños solo quieren ser escuchados: Jorge Jiménez

En la labor de concientización que el centro realiza en las escuelas, también se han dado cuenta de hasta qué grado las niñas y los niños están familiarizados con el consumo de drogas, en muchos casos es parte de sus dinámicas de vida.

“Hemos ido a dar talleres a primaria y cuando les decimos a los niños vamos a hablar de droga, los niños empiezan a contar, ah mi papá yo lo vi que estaba consumiendo, mi papá esto, mi mamá esto, (los niños) tienen una noción tan grande del consumo desde muy temprana edad”, reconoció el maestro Jorge Jiménez.

Ellos quieren ser escuchados y alguien de quien recibir muestras de afecto y de cariño, muchas veces les pasa con los talleres de prevención que imparten donde las niñas y los niños al final no se quieren ir porque en esos espacios se sienten acogidos, cercanos.

“Yo cuando tengo oportunidad regaño a los padres, a las madres, escuchen a sus hijos, dense un tiempo, dejen lo que estén haciendo para que les presten atención porque es indispensable que se sientan escuchados, atendidos; porque es muy evidente como los maestros, el psicólogo, la trabajadora social se vuelven los papás”, compartió el especialista.

Resultados que animan

Al preguntarle al maestro Jorge Jiménez por esas historias que inspiran y motivan su trabajo, mencionó que del año 2022 a inicios del 2025 han logrado rehabilitar por completo a 12 personas.

“Emociona ver cómo llegaron, cómo están y cómo van ahora, la propia familia reconoce que van muy bien, ya están trabajando… y eso a nosotros nos motiva mucho a seguir adelante”, agregó Jorge Jiménez.

También cuando van a impartir talleres y platicas en las escuelas han notado el impacto de estos espacios, ya sea porque los mismos chicos y chicas les expresan personalmente un agradecimiento por la plática o incluso hay algunos casos en los que acuden por ayuda al CECOSAMA.

Con las niñas y niños han escuchado cómo pasan de tener naturalizado el consumo de las drogas en su entorno a detectarlo como un problema o algo que no está bien y muchos lo toman como una oportunidad para llamarle la atención a los adultos. Se vuelven promotores y les gusta.

“Es nuestra idea llegarles a los más chicos, para que vayan tomando conciencia y ver qué tanto se puede romper esa cadena”

No todas las personas que consumen droga requieren de un centro de rehabilitación

Claudia
Foto: Fiscalía del Estado

En la entrevista, el maestro Jorge Jiménez enfatizó que la solución para una persona con problemas de consumo de drogas no siempre es estar en un centro de rehabilitación, antes de que eso ocurra es importante hacer un diagnóstico por parte de los especialistas.

Hay casos en los que las personas lo que requieren es acompañamiento de la familia y con eso alcanzan a salir; porque a veces ocurre que los internan y en lugar de mejorar empeoran y al final se la pasan entre varios centros y no terminan de rehabilitarse.

Otro aspecto a considerar, es que en el estado hay 345 centros que están certificados por la Secretaría de Salud, pero también existen los que no lo están. Lo primero que las familias deben hacer es el diagnóstico y después asegurarse que su familiar está en un centro certificado.

Para el coordinador del CECOSAMA en Autlán, es indispensable que los centros de rehabilitación cuenten por ejemplo con un baño completo por 10 personas, que tengan terapia psicológica, acceso a atención médica, terapia individual, grupal y en algunos casos hasta terapia ocupacional, entre otras condiciones.

Cuando las personas terminan su estancia en el centro de rehabilitación, lo más recomendable es que tengan un proceso de seguimiento a través del CECOSAMA.

De 15 persona que han mandado del CECOSAMA Autlán a centros de rehabilitación, 8 han salido recuperadas.

Un mensaje para prevenir el consumo de drogas

En la problemática del consumo de las drogas, todas las personas tienen algo por aportar, es por ello que desde esa perspectiva, el coordinador del CECOSAMA hizo un llamado para cada una de las partes involucradas.

El mensaje a los papás y mamás es que escuchen a sus hijos, los acompañen, les pregunten cómo están.

A los niños, adolescentes y jóvenes que disfruten su edad, eviten el consumo de drogas legales e ilegales y que busquen otras actividades para divertirse y ocuparse.

Y a la sociedad en general que apoye las campañas de prevención de salud mental, adicciones y que si alguien tiene una necesidad acudan a solicitar apoyo.

*el nombre de Claudia es falso para guardar la identidad de la entrevistada

Tengo más de veinte años contando historias -o quizá a estas alturas del partido ellas me cuentan a mi-. He trabajado para diferentes medios, casi todos escritos y algunos radiofónicos. Busco que el periodismo mueva algo en mí, en las demás personas, en la sociedad. Creo en el periodismo hiperlocal, este que hacemos aquí, que impacta.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

MEDIOS AMIGOS

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Configurar y más información
Privacidad