Hoy, Karla no deja de involucrarse en la transformación de la comunidad, es una de las más activas en los trabajos del huerto y el jardín botánico. La iniciativa de crear este huerto nació hace dos años y después se extendió a
Como familia, decidieron trabajar la tierra, principalmente para alimentarse. Tener y producir su propia comida, es decir, tener la certeza de que lo que llega a la mesa, es sano. Además de vender el excedente, que se ha vuelto una fuente de
Lidia, Maricela y Modesta son mujeres que resisten. Viven en Jalisco y reman a contracorriente de la agroindustria. Ellas cultivan alimentos libres de agroquímicos a través de alternativas de producción más sanas, como los huertos orgánicos y la agroecología.