Son dos realidades diferentes, pero las pensé juntas. Ocurrió primero el video en el que la presidenta Claudia Sheinbaum acudió a una secundaria en Tlalpan y motivó a un niño a leer a su lado. El estudiante, entre risas y una falta de disposición desquiciante, no pudo articular la frase: “Mamá lloraba con los ojos cerrados”. El video fue utilizado como prueba irrefutable de que la educación es un desastre y los profesores unos tarugos.
Yo también quería llorar como la mamá de la lectura, pero estoy seguro de que, aunque es un hecho posible, tampoco es un indicador que permita juzgar a la Secundaria Técnica 67, menos a todas las secundarias mexicanas; ni a los profesores del niño, mucho menos a todos los profesores de secundaria; es más, ni siquiera puedo entender a cabalidad qué le pasó al niño.
La Cotilla
La segunda realidad ocurrió a finales de la semana anterior. A partir de este ciclo escolar trabajo en la secundaria de Autlán Manuel López Cotilla, que recién cumplió 86 años. Entre las responsabilidades que me asignaron para los actos conmemorativos, fue escribir una reseña para que fuera compartida, y así pude repasar el origen de la secundaria más antigua de la región, cuyo origen es un pueblo chiquito de calles empedradas que valoraba la educación como una causa de desarrollo y que impulsó, con recursos propios y mucho esfuerzo, la fundación de una secundaria que ocho décadas y media después, tiene alumnos que leen muy bonito y algunos, que a veces, en condiciones de presión y con textos que no conocen, podrían escucharse como el niño de Tlalpan.
La reseña se las di a leer a cuatro estudiantes de primer año. Enfocamos la narración no solo a recordar a Don Jaime Llamas García y su gestión como secretario del Ayuntamiento para que se destinaran 400 pesos mensuales de la federación para abrir la escuela, ni de una fotografía que nos sorprendió en la que carretas jaladas por caballos están frente a la fachada de la primera sede de la secundaria, una casa de la calle Carrillo Puerto, le quisimos dar un enfoque de análisis de la actualidad y una proyección de futuro.
Uno en el que se reconozca en ir a la escuela un camino legítimo y muy digno de desarrollo, igual que la primera generación integrada por 32 estudiantes y que un altísimo porcentaje se convirtieron en profesionistas, que años más tarde y de diferentes maneras gestionaron proyectos que impulsaron el desarrollo del municipio. Uno que conserve la valoración del conocimiento, pero también uno que innove.
La actualidad
El mundo ya no está arrastrado por carretas, piensa al ritmo vertiginoso de la inteligencia artificial, y los límites ya no son los que plantean las crecidas del río Ayuquila en El Corcovado. Es un mundo de mayor incertidumbre, donde las costumbres y las visiones fluyen.
Estoy seguro de que en ese marco, leer, escribir, aprender, convivir, crear y soñar se mantiene vigente, y también la imperiosa necesidad de lograr que los niños, frente a la presidenta o sin video de por medio, puedan leer en voz alta sin causar vergüenzas.
