Esta semana, Oscar Cárdenas explica la diferencia entre el solsticio y el equinoccio, fenómenos naturales que anuncian los cambios de estaciones durante el año.
Por: Oscar Cárdenas Hernández
Autlán de Navarro, Jalisco. 16 de diciembre de 2019. (Letra Fría) En unos días más experimentaremos uno de los días más cortos del año y, por ende, la noche más larga. El próximo 21 de diciembre tendrá lugar el Solsticio de Invierno, que marca la “entrada oficial” de esa estación del año.
Los solsticios, junto con los equinoccios, están relacionados con las estaciones. Cada uno de ellos ocurre dos veces al año y marcan la entrada de una nueva estación. Por ejemplo, los solsticios están relacionados con la entrada del invierno y del verano, mientras que los equinoccios se relacionan con la entrada del otoño y la primavera, dependiendo del hemisferio en el que nos encontremos.
Ambos son eventos astronómicos que se refieren a la posición del sol con respecto al eje terrestre. El solsticio, que se deriva de las palabras latinas sol y sistere (que significa permanecer quieto), se refiere a que en el día en que ocurre el evento, pareciera que el sol se mantuviera estable y con cierta declinación con respecto al eje terrestre, y comenzara un ciclo “en reversa” para volver a su posición “normal” sobre el horizonte (Figura 1).
En el hemisferio norte del planeta, que es donde nos encontramos, el solsticio de invierno marca el grado máximo de inclinación que tiene el sol sobre nuestro horizonte, es decir, es cuando alcanza el punto máximo de inclinación hacia el sur. A partir de ese momento, el grado de inclinación comenzará a disminuir hasta alcanzar el solsticio de verano, que en nuestro hemisferio indica la entrada del verano. Durante ese evento, tendremos el día más largo y la noche más corta, y se relaciona con la posición del sol, que en ese momento alcanza el cénit y se observará prácticamente perpendicular a nuestro ángulo de visión, es decir, justo encima de nosotros.
Tanto los solsticios como los equinoccios se deben a la inclinación del eje terrestre y al movimiento de traslación de nuestro planeta alrededor del Sol. Hay que recordar que el eje terrestre es la línea imaginaria que corre de polo a polo y sobre el cual gira nuestro planeta en su movimiento de rotación. Este eje no se encuentra completamente vertical, sino que se encuentra inclinado unos 23.5 grados sobre el plano normal de la elíptica. Si pusiéramos el planeta sobre un plano, lo veríamos inclinado hacia la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el hemisferio sur (¿Qué es un Equinoccio? ¿Por qué ocurre? En: https://www.youtube.com/watch?v=R1QjqQ3uCX8).
Cuando la Tierra gira alrededor del Sol en su movimiento de traslación, mantiene esta inclinación, por lo que en un momento del año cada uno de los hemisferios se encuentra “más cerca” del sol que el otro. En verano, nuestro hemisferio se encuentra perpendicular al Sol, por lo que sus rayos nos llegan directamente y gozamos de temperaturas altas, mientras que lo contrario ocurre en el hemisferio sur. En invierno es al revés y recibimos los rayos del Sol inclinados, por lo que tenemos temperaturas más bajas, mientras que los habitantes del hemisferio sur tienen temperaturas altas. Es decir, mientras nosotros recibimos la Navidad y el Año Nuevo con suéteres y bufandas, los habitantes de Argentina o Uruguay (por ejemplo), los reciben con ropa ligera por el calor.
Ahora, a esperar el Equinoccio de Primavera que se presentará el próximo 21 de marzo del 2020.
¡Nos leemos en la próxima entrega!
LL/LL
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