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Pueden ponerle como quieran, al final…¡Sigue llamándose Golfo de México!

Oscar Cárdenas nos comparte detalles sobre el Golfo de México, desde sus orígenes prehispánicos hasta los detalles geográficos. ¿Por qué no es correcto llamarle "Golfo de América"? A través de sus reflexiones nos da la respuesta.

Mapa del Golfo de México
Mapa donde se muestra el Golfo de México, alrededor de 1550 (imagen obtenida de https://historia.nationalgeographic.com.es/).

El nombre del Golfo de México a lo largo de la historia | El Golfo de México, una de las principales cuencas oceánicas del continente americano, ha sido un punto estratégico y cultural desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad. Su nombre, tal como lo conocemos hoy, tiene profundas raíces históricas y culturales que reflejan su relevancia geográfica, política y económica a lo largo de los siglos. Desde las primeras civilizaciones que habitaron sus costas hasta las discusiones modernas, el nombre del Golfo de México ha sido un reflejo de su contexto histórico y de las culturas que lo rodean.

Orígenes prehispánicos

Antes de la llegada de los europeos, las culturas mesoamericanas y las comunidades indígenas del actual México tenían sus propias formas de identificar y referirse a esta vasta región marítima. Aunque no existen registros escritos de un nombre único para el Golfo, los mayas, por ejemplo, se referían a esta área como una parte importante de su cosmovisión, dado su vínculo con el comercio y la navegación. La cuenca del Golfo fue crucial para la comunicación y el intercambio entre los pueblos del altiplano y la península de Yucatán, así como para la pesca y otras actividades económicas.

La llegada de los europeos y la consolidación del nombre

El término “Golfo de México” comenzó a consolidarse con la llegada de los exploradores españoles en el siglo XVI. Cristóbal Colón, en sus primeros viajes, exploró las islas del Caribe, pero fue la expedición de Juan de Grijalva en 1518 la que navegó por las aguas del Golfo, comenzando su integración en los mapas europeos. Durante esta época, los cartógrafos españoles empezaron a utilizar nombres descriptivos para identificar las características geográficas que encontraban. En mapas tempranos, como los elaborados por Juan de la Cosa y otros cartógrafos europeos, el área fue marcada como parte del “Mar del Norte” o “Mar Caribe”. Sin embargo, a medida que el proceso de colonización avanzaba y México se convertía en un punto de referencia clave, el nombre “Golfo de México” empezó a prevalecer.

El término se asentó en el lenguaje oficial con la consolidación del Virreinato de la Nueva España. Documentos históricos y crónicas de la época, como las de Hernán Cortés y Bernal Díaz del Castillo, hacen referencia al “Golfo de México”, destacando su importancia como vía de entrada al territorio americano. A medida que la cartografía se hacía más precisa, el nombre se institucionalizó en mapas y registros oficiales, consolidándose como la denominación universal de esta región.

Mapas históricos y continuidad del nombre

Una de las evidencias más contundentes de la persistencia del nombre “Golfo de México” a lo largo de la historia son los mapas históricos. Durante los siglos XVII y XVIII, la cartografía europea continuó refinando la representación de América, y el Golfo de México aparecía consistentemente identificado bajo este nombre. Los mapas de grandes cartógrafos, como Abraham Ortelius y Gerhard Mercator, ya utilizaban la denominación actual, mostrando cómo este término se convirtió en una referencia estándar en el ámbito geográfico internacional.

Con el surgimiento de la independencia de México en el siglo XIX, el Golfo de México mantuvo su nombre, reafirmando su importancia como un elemento geográfico inherente a la identidad nacional. Durante este periodo, el Golfo no solo continuó siendo una región clave para la economía y el comercio, sino también un símbolo de la conexión del país con el resto del mundo. Esta continuidad en su denominación refleja cómo el nombre trasciende los cambios políticos y culturales, conservando su relevancia histórica.

¿Por qué no es correcto llamarle “Golfo de América”?

Recientemente, en declaraciones que generaron controversia, el presidente de los Estados Unidos Donald Trump sugirió cambiar el nombre del Golfo de México a “Golfo de América”. Sin embargo, esta propuesta no solo carece de fundamento histórico, sino que también ignora los aspectos geográficos, culturales e identitarios que sustentan el nombre actual.

Primero, el nombre “Golfo de México” tiene una profunda conexión con la historia y la geografía de la región. Este cuerpo de agua se encuentra rodeado en gran parte por territorio mexicano, desde la península de Yucatán hasta el noreste del país. Aunque también baña las costas de Estados Unidos y Cuba, su ubicación histórica y geopolítica lo asocia principalmente con México, cuya identidad nacional está profundamente vinculada a este espacio. Renombrarlo como “Golfo de América” implicaría borrar siglos de significado histórico y cultural, imponiendo una narrativa que ignora las raíces de la región.

En segundo lugar, la propuesta refleja una visión centrada exclusivamente en los Estados Unidos, minimizando la importancia de las otras naciones que comparten las costas del Golfo. Esta postura desconoce que América es un continente diverso compuesto por múltiples países con historias y culturas únicas. El nombre “Golfo de América” no solo sería impreciso, sino también un acto de apropiación que invisibiliza a las demás naciones que tienen una relación directa con el Golfo, particularmente México, cuyo nombre ha dado identidad a este espacio marítimo desde la época colonial.

Desde la geografía

Además, cambiar el nombre sería innecesario desde una perspectiva geográfica y política. La comunidad internacional, incluida la Organización Hidrográfica Internacional, reconoce formalmente al Golfo de México bajo ese nombre. Este reconocimiento universal facilita la comunicación en ámbitos científicos, económicos y diplomáticos, mientras que un cambio como el propuesto solo generaría confusión y conflictos innecesarios.

Finalmente, es importante considerar el impacto cultural y simbólico de este tipo de propuestas. El Golfo de México no es simplemente un espacio geográfico; es un símbolo de la identidad y la historia compartida de los pueblos que lo rodean. Cambiar su nombre a “Golfo de América” no solo sería un acto de imposición, sino también una muestra de falta de respeto hacia las comunidades que han habitado y dado significado a esta región durante siglos.

Golfo de México

El Dr. Oscar Gilberto Cárdenas Hernández es licenciado en Biología por la Universidad de Guadalajara. Obtuvo la Maestría en Ciencias en Biología de la Conservación y Desarrollo Sustentable y el Doctorado en Ciencias en Ambiente y Recursos en la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos). Es ex-becario del programa “Fulbright-García Robles” y participó como voluntario del Servicio Forestal (US Forest Service) de los Estados Unidos.

Actualmente se desempeña como Profesor Investigador en el Departamento de Ecología y Recursos Naturales del Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSUR-Universidad de Guadalajara).

Ha publicado artículos en revistas especializadas y de divulgación científica, así como también varios capítulos de libro. Forma parte de la plantilla de profesores de la Maestría en Ciencias en Manejo de Recursos Naturales y de la Maestría en Procesos y Expresión Gráfica en la Proyectación Arquitectónica-Urbana de la Universidad de Guadalajara.

Forma parte de diferentes redes académicas, incluyendo la Red de Monitoreo de Reservas de Agua (Red MORA), la Red de Comunicación Pública de la Ciencia y la Tecnología (Public Communication of Science and Technology, PCST) y la Red Temática de Socioecosistemas y Sustentabilidad (Red Socio-EcoS). Es integrante del Grupo de Colaboración Científica en Cambio Climático de la Red Cooperación Latinoamericana en Redes Avanzadas (Red CLARA) y funge como Coordinador Nacional de la Comunidad de Estudios Socioambientales (CES) de la Corporación Universitaria para el Desarrollo de Internet (CUDI), en la cual también se desempeña como Secretario del Consejo Directivo.

Desde noviembre de 2013 hasta la fecha dirige, conduce y produce el programa de radio “A Ciencia Cierta” en Radio Universidad de Guadalajara-Autlán; también funge como presidente del Patronato del Centro Comunitario y de Salud “Santuario de Luz, A. C.” (Tiopa Tlanextli).

Correo: [email protected]

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