Rieleras y juanes, la política económica internacional de confrontación y las narrativas jactanciosas del presidente estadounidense presentan un panorama oscuro en el ámbito económico y a todo lo que está ligado a él… aunque no se necesita tener una bola de cristal para augurar la amenaza a nuestros bolsillos y lo que con ellos adquirimos, pero antes que eso a los de las personas que habitan el país vecino del norte.
Y es que quisiéramos que lo que vemos en noticieros estuviera lejano a nuestra realidad, pero la imposición de aranceles a productos importados, como el aumento al 104% a las importaciones de China o el posible incremento al 125%, podría traducirse en precios más altos para habitantes de Estados Unidos.
Carlos López Jones, editor de Tendencias Económicas y Financieras se lo dijo a Carmen Aristegui al señalar que los consumidores estadounidenses verán mermados sus ingresos entre mil y tres mil dólares menos al año, lo que podría desacelerar su economía.
Por otra parte, las empresas estadounidenses que dependen de importaciones chinas enfrentarán costos más elevados, sin olvidar que, con las represalias de China, como el aumento de aranceles a productos estadounidenses de hasta el 84%, impactarán negativamente a los exportadores estadounidense hacia aquel país asiático. Empresas que dan empleo y que siempre pueden optar por rescatar lo que pierden en afectación a sus trabajadores.
Pero las tensiones comerciales entre China y nuestro vecino del norte también afectarían indirectamente a la economía mexicana. México, como parte de la cadena de suministro internacional, podría verse atrapado entre las tensiones comerciales y existe la posibilidad de que Estados Unidos presione al gobierno de Sheinbaum para que imponga aranceles similares a China.
No obstante, existe la posibilidad de que en lugar de ello nos consolidemos como socios estratégicos a través de una positiva renegociación del T-MEC. Habrá que prender las veladoras y rogar por la mano amable pero fuerte de los y las negociadoras.
Desde el punto de vista diplomático se ha dado un desafío al orden internacional basado en las reglas de la Organización Mundial de Comercio, así como un deterioro de las relaciones bilaterales. Nuestros dirigentes tienen el desafío de consolidar a nuestro país como un socio estratégico sin ser complacientes.
La manera de ser del presidente de Estados Unidos, siendo así, Trump, caracterizado por pensar en grande, maximizar opciones, usar ventajas y ser agresivo con quienes lo desafían, se refleja en sus decisiones comerciales y su enfoque ¿diplomático?, habrá que buscar una palabra pues el tacto y el respeto no son característicos de sus actos ni narrativas.
Lo que dijo la noche del martes ante el Comité Nacional Republicano del Congreso fue francamente denigrante para los países que se han acercado para buscar renegociar las amenazas arancelarias. Esas que ha usado como herramienta de presión.
Su comunicación directa y a menudo provocativa y sus actitudes altaneras y despreciativas alteran las prácticas diplomáticas tradicionales… y los nervios de cada quien en su casa cuando lo escucha.
