Encabezados por Casimiro Castillo, de quien el pasado Martes de Carnaval se cumplieron 140 años de su nacimiento. Un grupo de jornaleros y labradores sin tierra se reunieron el 1 de mayo de 1921 en la casa marcada con el número 11 1/2 de la calle de Ignacio Allende, en Autlán, para constituir un sindicato a través del cual defender sus derechos derivados de las nuevas leyes Agraria y del Trabajo.
Esta reunión era una más de una larga serie de sesiones que este grupo había celebrado en distintos sitios de Autlán y sus alrededores, de manera clandestina, bajo la vigilancia y persecución de los hacendados locales y las autoridades municipales y federales.
Las reuniones habían comenzado desde 1915, año en que fue promulgada por Venustiano Carranza la Ley Agraria, que otorgaba a los campesinos el derecho a poseer tierra para trabajar. Casimiro Castillo, que posiblemente habría comenzado a politizarse desde los mítines antirreeleccionistas previos a la Revolución, comenzó luego a organizar a los campesinos autlenses para hacer valer este nuevo derecho.
Asociaciones
Al parecer, por estos días los autlenses tenían serio interés en asociarse: además del ya mencionado Sindicato de Agricultores Pobres de Autlán, el 1 de septiembre de 1920 había sido constituida la Sociedad Mutualista de Empleados, Obreros y Artesanos y el 7 de abril de 1921 lo fue la Sociedad Mutualista de Beneficencia de Señoras y Señoritas.
Estas asociaciones han sobrevivido y ahora cuentan con una historia centenaria, pero hubo otras, como el Centro Obrero León XIII, la Sociedad Mutualista La Protectora, la Sociedad Mutualista de Labradores, entre otras, que tuvieron una vida más corta.
Todas estas organizaciones tenían en común buscar la solidaridad de clase para enfrentar las adversidades que había dejado una década de guerras civiles y la defensa de los propios derechos.
Para imaginar el Autlán de finales de la década de 1910 e inicios de la siguiente, recordemos lo que dejó escrito don Ernesto Medina Lima en su Bosquejo histórico de Autlán. En 1916 fue fundado el Club Recreativo Autlense en Guillermo Prieto 15, que trajo a Autlán el futbol y el beisbol.
Ireneo Barragán había instalado los primeros baños públicos, de regadera y de alberca, donde ahora está el fraccionamiento Arboledas. En 1918 transitó en las calles de Autlán el primer automóvil, traído por Álvaro Diéguez, hermano de Manuel Macario.
La poeta Margarita Valencia aún vivía aquí, lo mismo que su futuro esposo el pintor José Ibáñez; ejercían la medicina los doctores José María Casillas, Vidal Corona Godoy y otros. Áurea Corona y José Atanasio Monroy entraban a la adolescencia en el entorno autlense que nunca olvidaron. Es decir, había también un ánimo progresista.
Y también había un ánimo festivo en Autlán
En 1921 se celebró con gran pompa en Autlán el Centenario de la Consumación de Nuestra Independencia Nacional, en el que el doctor José María Casillas fungió como presidente de la junta Patriótica, resultando los festejos sumamente lucidos y de los cuales fue publicada una reseña ilustrada con fotos de los carros alegóricos y combate de flores habidos ese día en un álbum, habiendo antes de esa fecha organizado quermeses y comedias para ayuda de los gastos que originaron dichos festejos.
También en 1921 se celebró el Carnaval de Autlán, con algunas novedades: el nacimiento del gremio Pollos, conformado por jóvenes de clase alta, y la visita a Autlán del matador Salvador Corona, “Coronita”, a quien el compositor Nicolás Sánchez Gómez le hizo un pasodoble.
Hacia 1920 había sido estrenado por la Banda Autlán, en una serenata en el kiosco del hoy jardín Constitución, la marcha Viva Autlán, de Clemente Amaya, bajo la dirección del profesor Feliciano García. Su autor, Clemente Amaya Radillo, fallecería el 21 de noviembre de 1921 en su domicilio de Antonio Rosales 7, en la pobreza.
Pero no todo era positivo. En un contexto de guerra civil, con el pueblo y la región entera amenazados constantemente por la presencia de bandoleros y la actividad económica contraída, la epidemia de influenza española pegó en Autlán como otro más de los numerosos males que ya aquejaban a sus vecinos.
Según otro de los libros de don Ernesto, Crónicas de Autlán de la Grana, Jalisco, durante esa epidemia, cuyos primeros contagios se reportaron en el mundo en 1918 y que a Autlán pudo haber llegado a fines de ese año y a principios del siguiente, al viejo hospital de Las Montañas, que ocupaba la finca sobre la calle de Leandro Valle que ahora ocupa el asilo de ancianos, eran llevados “enfermos y más enfermos” para ser atendidos por el doctor Uribe y, en no pocos casos, ayudados a bien morir por el padre Manuel Jiménez. Según la misma fuente, los cadáveres de quienes morían por la influenza eran llevados a sepultar hacinados en los carretones del aseo público.
Epidemia en Autlán
Si acudimos al frío ámbito de los números podremos confirmar que hubo un impacto de la epidemia en Autlán, manifestado en un repunte en la cantidad de fallecimientos. En el Registro Civil se encuentran las partidas de 660 fallecimientos en 1918, un promedio de casi dos muertos por día, superior ligeramente a los 582 del año anterior y a los 523 de 1919, y mucho mayor a los 473 de 1920.
Estos números cobran su justa dimensión si recordamos que la población de Autlán en esos años rondaba los 12 mil habitantes: 12,383 según el censo de 1921. Podemos decir, entonces, que las primeras luchas agraristas tuvieron que enfrentar, además de la violencia ejercida por los latifundistas, también una situación de pandemia. Como nos tocó vivirlo a nosotros cien años después, los primeros integrantes del Sindicato de Agricultores Pobres de Autlán pasaron por una pandemia y estaban saliendo de ella cuando celebraron esa sesión fundacional.
Eso en cuanto a la pandemia. Pero el Autlán de los años siguientes a la expedición de la Ley Agraria vivía tiempos convulsos. Y a esta convulsión le podemos poner nombre y apellido: Pedro Zamora. Aunque ya sin su mano derecha Roberto Moreno, para 1919 este bandido seguía siendo temible y vivía su época más sanguinaria, poco antes de ser derrotado definitivamente.
Había tomado Autlán por primera vez el 23 de mayo de 1914 a sangre y fuego, para cometer robos, extorsiones, violaciones, raptos y toda clase de atropellos entre la población civil, principalmente entre las familias acomodadas. Aquí protagonizó otros hechos de armas, como la batalla de Ahuacapán el 10 de agosto de 1915, y el cuartelazo de La Luna el 8 de enero de 1916.
La depresión económica
Según don Ernesto Medina Lima, hacia 1915 los habitantes de Autlán y la región padecían hambre como resultado de la depresión económica causada, entre otras cosas, por la proliferación de bilimbiques, llegando al extremo de popularizarse el trueque como forma de comercio. Como muestra de la situación social de la época el Carnaval de Autlán, que para entonces ya era una tradición arraigada, solamente se celebró en 1918, dentro de ese lustro.
Bueno, pues en el año del Sindicato de Agricultores Pobres, precisamente el 28 de febrero, dejó de saberse de este personaje. Presumiblemente, habría sido asesinado en la ciudad de México, luego de haber violado la amnistía que lo obligaba a vivir recluido en la hacienda de Canutillo, en Chihuahua, propiedad de Pancho Villa.
En cuanto a su fisonomía, Autlán era hace un siglo un pueblo pequeño. Ya dijimos que su población rondaba los 12 mil habitantes, más o menos una quinta parte de la población actual. La mancha urbana no iba más allá del barrio de Las Montañas al norte, la actual calle de Clemente Amaya al oriente, el barrio de Los Huizilacates (calle de González Bocanegra) al poniente y el barrio de Las Playas (calle de José Antonio Torres) al sur.
Sin embargo, el pueblo tenía su encanto: había una uniformidad estética en la arquitectura del centro, con edificios de alto valor, como la Torrecilla y el Mercado Juárez, lo mismo que algunas fincas de familias pudientes. El resto del pueblo, fuera del centro, estaba conformado mayormente por casas de adobe y teja, de un solo nivel, también con un estilo uniforme. De estas construcciones quedan ejemplos más o menos conservados en distintos puntos de Autlán.
En resumen, los años entre la expedición de la Ley Agraria y la constitución del Sindicato de Agricultores Pobres de Autlán fueron convulsos y violentos. Pero también en ellos se sentaron las bases de la organización social y política del siguiente siglo.
Referencias
Anónimo. El Informador, 12 de Abril de 1920: 6.
Chávez Morett, Gabriel. Siguiendo los pasos al general Pedro Zamora. México: Compañía Editorial Electrocomp, 1990.
Cobián Regalado, Fidencio. Vanguardia Agraria de Autlán. Autlán: Acento, 2009.
FamilySearch. Partidas de defunciones en el Registro Civil de Autlán en 1917, 1918, 1919 y 1920. 9 de Junio de 2020. https://www.familysearch.org/search/image/index?owc=3JHM-7MS%3A171935101%2C171935102%3Fcc%3D1874591.
Gómez Acosta, Jaime Gabino, entrevista de Guillermo Tovar Vázquez. La marcha Viva Autlán (Abril de 2016).
González Sánchez, Agustín. «CulturAutlán.» 26 de Julio de 2014. http://culturautlan.blogspot.com/2014/07/biografia-de-don-jose-maria-casillas.html (último acceso: 11 de Mayo de 2022).
Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Censo General de Habitantes 1921. 9 de Junio de 2020. https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/1921/.
Medina Lima, Ernesto. Bosquejo histórico de Autlán. Autlán, 1990.
—. Calles y barrios de Autlán. Autlán: Acento, 2007.
—. Crónicas de Autlán de la Grana, Jalisco. 2. Guadalajara: Acento, 2005.
