Por: Guillermo Tovar Vázquez, cronista municipal de Autlán | Historias de plaza pública
Autlán de Navarro, Jalisco.- Esteban Lara fue párroco de Autlán a principios del siglo XX, sucedió en la parroquia autlense a Amador Velasco cuando éste fue designado obispo de Colima. El padre Lara fue el principal impulsor de la construcción del templo de La Purísima, aunque no alcanzó a verlo terminado, y gobernó la parroquia en los años finales del porfiriato y en los duros años de la Revolución. Se caracterizó, entre otras cosas, por llevar un minucioso registro de las incidencias que hubo durante su gestión en la parroquia: además de las anotaciones de rigor, los libros de gobierno de la parroquia conservan transcripciones de documentos recibidos y enviados, así como relaciones, breves pero descriptivas, de los acontecimientos que la afectaban.
Gracias a los registros del padre Lara podemos saber cómo en Autlán se vivió una época de fuerte conflicto entre el clero local y las fuerzas revolucionarias, específicamente las carrancistas, que parecían anticipar a los acontecimientos de la Guerra Cristera. El punto culminante de este conflicto ocurrió el 1 de septiembre de 1917, cuando los carrancistas desalojaron al padre Lara de la casa cural, que había formado parte del antiguo convento franciscano, para ocuparla como cuartel. El párroco dejó un registro muy breve de este acontecimiento en el libro de gobierno número 6, en el que explica que por orden de la Superioridad Eclesiástica pasó a habitar una casa particular, “pagándose la renta del fondo que se pudiera”.
La casa fue restituida al párroco Esteban Lara el 24 de agosto de 1920, después de la caída de Venustiano Carranza. De este acto también quedó un registro en el mismo libro de gobierno, que no es otra cosa que la transcripción de un acta que se levantó por la entrega de la casa. El acta aparece firmada por el administrador de la oficina subalterna de Hacienda en Autlán, un señor de apellido García, y por el padre Lara. En ella se explica que, por orden de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se procedía a la restitución de la casa, sin mayor explicación, levantándose el acta en cuatro tantos.
El episodio de la toma de la casa cural fue la culminación, pero no fue el único ni el peor momento de la relación entre carrancistas y clero local. A mediados de 1915, siguiendo los registros de Esteban Lara, los revolucionarios estuvieron posesionados de la plaza de Autlán y cometieron diversos atropellos: el 26 de mayo clausuraron las escuelas parroquiales y se apoderaron de sus sedes, con todo y mobiliario, el 12 de junio entraron a la parroquia y se llevaron “tres lámparas para luz eléctrica, de gran potencia”, que se llevaron con fuerza armada a la comandancia, que se ubicaba en la hoy desaparecida torrecilla.
El 19 de junio los soldados carrancistas, por orden del general Melitón Albáñez, destruyeron el atrio de la parroquia, llevándose la verja y las puertas de metal. Poco después, el 26 de octubre, se posesionaron del templo del Sagrado Corazón, actual Catedral, que se encontraba en obra, y se llevaron el material para construcción que había en él.
Todos estos acontecimientos no son sino una muestra de cómo la población civil de Autlán, como la de todo el país, padece las guerras intestinas que han flagelado a México a lo largo de su historia, sufriendo toda clase de atropellos y vejaciones.
Fuentes:
- Autlán. Rubén Villaseñor Bordes. UNED, 1988, pág. 282
- Archivo de la parroquia del Divino Salvador. Libro 6, F. 35-36, 38 y 45.
MV