Para mí fue una gran satisfacción haber realizado, una vez más, “El Recorrido de los Murmullos” a un grupo de amigos turistas procedentes de Colima, la Ciudad de las Palmeras, dirigido el pasado lunes 7 de octubre del presente año.
Fui invitado, para servir como guía en este recorrido rulfiano, por el Maestro Carlos Sotelo García, profundo conocer de la historia de Colima y el Sur de Jalisco, le acompañaron su padre don Raymundo Sotelo y el editor de libros colimense don Enrique Ceballos Ramos, los excursionistas se trasladaron desde las siete de la mañana desde el lugar de su residencia.
Al arribar a San Gabriel, buscaron dónde desayunar; por lo que el Nuevo Mercado Municipal “Emiliano Anguiano” y los locatarios les ofrecieron lo mejor para saciar su apetito mañanero.
Posteriormente los visitantes, fueron recibidos en el umbral de la Presidencia Municipal en donde se les dio la bienvenida y se ofreció una explicación breve de la vida y obra de los Tres grandes personajes de San Gabriel: Juan Rulfo, Blas Galindo y José Mojica, plasmados en el mural (en febrero de 1998) por el maestro galardonado de la plástica jalisciense David Carmona Medina.
Las huellas de Rulfo
El itinerario continuó en el mural dedicado a la novela “Pedro Páramo”, plasmado por el jiquilpense don Vicente G. Rocha, en 2005, conmemorando los primeros 50 años de la publicación de dicha novela.
Enseguida nos trasladamos a la casa de Hidalgo No. 8 lugar donde vivió su infancia el laureado escritor Juan Rulfo, recordamos viejos pasajes de la niñez del pequeño Juan y de cómo llegó a su casa la biblioteca del señor Cura don Yreneo Monroy.
La siguiente visita fue la casa del personaje rulfiano Edwiges Dyada (Casa de las Artesanías) y el Puente Montenegro y su galápago, lugar donde se recrea “la expiación del Padre Rentería”.
Continuamos con lo planeado rumbo a la Capilla de la Sangre de Cristo (mencionada en la obra rulfiana) y platicamos sobre la muerte de Susana Sanjuán y el entorno similar de aquéllos tiempos con las fiestas patronales de San Gabriel.
Visitamos La Loma e interactuamos con el tema relacionado con la obra rulfiana, recordando pasajes de la niñez de Pedro Páramo y Susana Sanjuán.
Más del recorrido
Llegamos a El Puente Nuevo y recordamos los pormenores del cuento “Es que somos muy pobres”, incluido en “El Llano en llamas” de Rulfo, obra publicada en 1953.
Arribamos al Templo del Santuario y enseguida al antiguo Colegio de la Orden Francesa de las Madres Josefinas, lugar donde el pequeño Juan Rulfo estudió sus primeras lecciones.
Para finalizar el recorrido en San Gabriel, arribamos al Portal Ocampo, supuesto escenario donde los indios de Apango, “… tienden sus yerbas sobre el suelo, bajo los arcos del portal”, mencionados en la obra rulfiana.
Durante la ruta, siempre se tocó el tema de que la Comala de Juan Rulfo, escenario de la novela “Pedro Páramo”, es, sin duda, el pueblo de San Gabriel, por las múltiples coincidencias entre ambas localidades.
Enseguida nos trasladamos a El Mirador “Vine Comala”, construido desde 2017, desde donde hay una extraordinaria vista a la Comala rulfiana, destacando los volcanes apagados de Los Comalitos y el Cerro de Telcampana.
Como era de su interés visitar Haciendas y Conventos de Jalisco, nos trasladamos a la ex hacienda de Telcampana, allí pudieron admirar sus ruinas y platicamos sobre el tiempo de su opulencia y cómo poco a poco, las haciendas de la región fueron perdiendo desde principios del siglo pasado, la importancia que les caracterizó; se dice que en Telcampana fue recibido, por sus familiares, el cuerpo sin vida de “Cheno”, padre de Juan Rulfo.
La literatura y los murmullos
Nunca dejamos de lado el tema de la novela y los cuentos del exitoso escritor Juan Rulfo.
Una vez que abandonamos Telcampana, ellos continuaron hasta el pueblo de Apulco, municipio de Tuxcacuesco, sitio en donde se encuentra la ex hacienda del mismo nombre y la basílica dedicada a la Virgen del Refugio, ambos edificios fueron mandados construir por el señor Carlos Vizcaíno Vargas, abuelo materno de Juan Rulfo.
Hoy esa ex hacienda está convertido en el Monasterio de Nuestra Señora de la Paz, atendido por los Monjes Adoradores del Santísimo Sacramento.
Finalmente, los felices visitantes disfrutaron de la gastronomía gabrielense en conocido restaurant para luego enfilarse rumbo a la ciudad de donde vivieron.
Fue sin duda, un lunes lleno de satisfacciones personales.
Es cuánto, que tengan buen día.