“Querida imaginación,
lo que amo sobre todo en ti es que no perdonas”
André Breton
Karem Vargas
Autlán de Navarro, Jalisco. 09 de mayo de 2022. (Letra Fría) Entre las distintas acepciones que la Real Academia Española otorga a la palabra imaginación está la de “imagen formada por la fantasía”, y es en este tenor que, apreciable lector, le quiero invitar a que ejercite esa capacidad que, en ocasiones por fortuna y otras por infortunio, poseemos los seres humanos:
Imagine usted que es una adolescente de 13-14 años que, tras prácticamente dos años de tomar clases a distancia, regresó a la presencialidad. Le gusta la escuela porque la considera un refugio, pero hay situaciones o áreas que le causan ansiedad, una de ellas es el baño, los baños públicos le producen pavor desde hace cuatro o cinco años que fue abusada sexualmente por tres tipos.
Imagine que ese miedo no es el único al que tiene hacer frente, ya que también ha venido arrastrando abusos sexuales por parte de familiares durante nueve años.
Imagine que todas esas situaciones en múltiples ocasiones le han hecho perder el deseo de vivir, que ha atentado contra su vida porque le da terror seguir respirando.
Imagine que desahogarse con sus compañeritas de escuela ha sido un bálsamo temporal, pero que “especialistas en salud mental” no saben cómo hacer frente a su situación y lo único que han hecho es recomendar tratamiento psiquiátrico sin un acompañamiento psicoterapéutico y el retiro del plantel escolar porque se hizo surcos en los brazos con un clavo oxidado que encontró de mera casualidad.
Ahora imagine que es las compañeritas de esa joven, que conocen de su situación y los abusos que ha vivido, que han escuchado y conocido de sus miedos y miran con la esperanza de que alguno de sus profesores busque u ofrezca alguna solución, porque la vulnerabilidad de ella es la de todas.
Por esta razón, le invito a que ahora imagine a que es usted profesor(a) de esas niñas, que ha visto el miedo y la impotencia reflejados en sus ojos, pero también un silencioso grito de ayuda, investiga con las autoridades de la escuela qué se está haciendo y/o qué se piensa hacer para ayudar a la niña y a sus compañeritas, que de manera indirecta cargan ya, no solo con sus miedos, sino con el de su compañera. Y ante el hecho de que el plantel no cuenta con un psicólogo de planta, solicita que por lo menos se invite a un especialista que les imparta una charla sobre abuso sexual y violencia, pero de preferencia un taller, aunque sea apenas un pequeño paliativo.
Como resultado o no de su solicitud, imagine que hay un cambio de actividad y se programan charlas, aunque sea porque no quedó de otra, e invitan a “especialistas en salud mental” que transmiten un “bello” mensaje a los jóvenes haciendo recaer la responsabilidad y culpa de la violencia en la víctima.
¿Cómo se sintió con este ejercicio? ¿Se molestó, frustró y/o se sintió impotente? Menos mal que solo fue algo imaginario ¿verdad? Lamentablemente, en algún lugar hay personas que no se lo imaginaron, lo viven o lo vivieron.
Nos leemos en la siguiente columna.
MA/MA