Rosa Eugenia García Gómez | Las Carrilleras de Adelita
Zapotlán el Grande, Jalisco. 02 de marzo de 2023. (Letra Fría).- Rieleras y juanes, ya se acerca el 8 de marzo y si bien la cultura de derechos humanos o de la paz plantea que las acciones en materia de equidad y respeto deben ser parte de la cotidianidad, la efervescencia de eventos alrededor de la fecha es un indicador de ciertos olvidos, y también de miedos.
Ya desde hace unos años las instituciones y sus dirigentes mayormente hombres, por las características de hegemonía masculina y sociedad heteropatriarcal, aprendieron que el 8 de marzo no se festeja, ni se celebra, sino que se conmemora y se reflexiona.
Es una conmemoración porque al parecer el resto de los días se olvida lo que la efeméride recuerda: las mujeres tienen capacidad y posibilidades de ser y estar en todos los ámbitos productivos y de toma de decisiones y si nuestra presencia no está de forma equitativa, entonces hay pendientes estructurales e institucionales para posibilitarlo.
¿Será olvido?, ¿será falta de costumbre?, ¿será una postura cómoda para el mantenimiento del estatus quo en cuyos espacios de poder predominan hombres? Ustedes desde sus ámbitos particulares y sus propias experiencias de vida tendrán las respuestas más adecuadas.
El tema es que lo políticamente correcto es que en cada ámbito de la vida se debe ver el esfuerzo hacia la inclusión y la equidad de las mujeres. Un país y un estado en los que nunca una mujer ha ocupado el cargo máximo de tomas de decisiones y por lo tanto un espacio para la más alta posibilidad de incidencia, esto es todavía un pendiente.
¿Cuánto tiempo más necesita una sociedad heteropatriarcal para evolucionar hacia la total comprensión y puesta en práctica de la inclusión de género? Tres olas del feminismo y más de dos siglos de acciones de mujeres llamando la atención sobre la equidad de acceso al trabajo, el bienestar social, la seguridad, la economía saludable y el respeto de sus libertados no han bastado. Por eso desde hace unos años arrancó la cuarta ola feminista, que de plano es fuertemente crítica a la sociedad patriarcal dado que el rezago de género permanece. Sus representantes son jóvenes mujeres, cansadas de la inacción, del olvido, de que se les sigan violentando en sus espacios de trabajo, de que se sigan desapareciendo y asesinando mujeres y todo ello con total impunidad.
Y entonces hay miedo con miras al 8 de marzo. De las acciones de las mujeres que se atreven a exigir respeto y que ahora lo hacen de manera conjunta, pues se olvida que la magnitud del reclamo está vinculada al soslayo y desprecio durante centenas de años previos a las reflexiones colectivas y de argumentos sociales, legales, económicos, académicos y políticos de mujeres que se siguen manifestando y exigiendo su derecho al respeto que en su calidad de seres humanas nos corresponde.
MV