Al iniciar el año de 1910, San Gabriel era una Villa sana, alegre y próspera, que rebosaba de júbilo especialmente en las dos últimas semanas del primer mes del año, época en la que se celebraba la tradicional fiesta religiosa, a quien llamamos popularmente como “la función de enero”, fecha aprovechada espléndidamente para “echar la casa por la ventana” en todos los niveles sociales.
Las familias acomodadas estrenando lujos importados de Guadalajara y México, aprovechando la ocasión para competir en aquello del lucimiento y hasta el costo del estreno. Las fiestas taurinas eran otro renglón importante para la delicia de los parroquianos.
El 25 de septiembre de 1910, el Periódico Oficial del Estado publicó la apertura de una empresa telefónica propiedad de don J. Dolores Vergara, zapotlense, que prestaría sus servicios entre Autlán y San Gabriel, pasando por varios municipios.
En San Gabriel, Jalisco, era Presidente Municipal en ese año, el Dr. Ignacio V. González Montes, quien junto con sus regidores recibieron -casi al final de su período de gobierno- la noticia de que había estallado la Revolución Mexicana, encabezada por don Francisco I. Madero.
La más fuerte presión por la reciente lucha armada la tuvo el nuevo Presidente Municipal en 1911 don José Severiano Soto Vázquez, rico hacendado y terrateniente, quien tenía como regidores propietarios a don Gerardo Zepeda Villa, a Primo F. Villa, Mariano R. Villa, Enrique Villa, Alberto Corona y Andrés Trujillo.
Motivados por la inestable situación y por cuestiones de seguridad individual y familiar, la mayoría de los munícipes presentaron en julio de 1911 su renuncia, petición que les fue aceptada; sin embargo, por súplica del Gobierno del Estado, decidieron continuar y terminar su período.
Una de las haciendas más prósperas en San Gabriel y de la región, sin duda, era la Hacienda de La Quinta, propiedad de don Gerardo Zepeda Villa; se asegura que “[…] las sesiones del Partido Anti reeleccionista” que sostenía la candidatura de Francisco I. Madero, se llevaban a cabo…”, en esa hermosa finca, situada en lo alto de la parte norte de las orillas del pueblo, ya que era quien presidía el Partido Liberal Anti reeleccionista.
Ahí se hablaba de Madero, de renovación y de cosas que entonces sonaban exóticas para los oídos de los beatos de aquellos días.
En aquel tiempo era candidato a ocupar el escaño de la Cámara de Diputados, por el Distrito al que pertenecía San Gabriel, el señor Jacinto de Jesús Cortina Rivera, dueño y habitante de la Hacienda de Telcampana. Con los mismos elementos con los que se logró el triunfo de don Francisco I. Madero, se alcanzó el de don Jacinto Cortina, aquél, a la Presidencia de la República, y éste, a la Diputación Federal.
Fue el señor Cortina Rivera quien con sus comentarios hizo que el jovencito Manuel Zepeda Castillo, (hijo del dueño de la Hacienda de La Quinta), junto con setenta y dos hombres, montados y armados, se uniera al ejército de don Jacinto Cortina, y enfilaran una mañana para Amacueca, llevando a su lado a José Larios, uno de los peones de la hacienda.
En mayo de 1911, el Ayuntamiento le concedió licencia al señor Cortina, para que pudiera establecer una línea telefónica desde esta población hasta su Hacienda de Telcampana, distante cuatro kilómetros.
En este mismo año, un ex Presidente Municipal, don Matías R. Villa opuesto al Gobierno, cometió actos de vandalismo en las oficinas públicas. En la Secretaría del Ayuntamiento hizo desaparecer todo el archivo anterior a 1868 y algunos posteriores a esa fecha, incluyendo los de 1910.
Uno de los hijos más destacados de San Gabriel, era don Manuel Ochoa Arámbula, telegrafista, revolucionario, militar y político, con mucha cercanía a don Álvaro Obregón, a Francisco I. Madero y a don Venustiano Carranza; en su tiempo, […] tenía poco tiempo que se había instalado en la Ciudad de México, cuando estalló la Revolución Mexicana en 1910, por esta causa regresó a San Gabriel, con la consigna de hacer propaganda a favor del señor don Francisco I. Madero, la labor de convencimiento se extendió a Tuxcacuesco, Tonaya, El Grullo y Autlán de la Grana. Cuando el señor Madero llegó a Colima, Ochoa Arámbula fue a recibirlo con la gente que había reclutado”.
Se asegura que […] en los días de la Decena Trágica, del 9 al 12 de febrero de 1913, ya se encontraba nuevamente en la capital de la república mexicana, donde de una o de otra forma, prestó su ayuda al señor Madero, repudiando la actuación de don Victoriano Huerta.”
En febrero de 1912, el primer Edil manifestaba a las autoridades del Estado que de parte de la sociedad gabrielense había recibido una solicitud muy atenta en el sentido de que la mayoría de los empleados del municipio actuaban con parcialidad y ofrecían una mala administración dado que “… aún dependen del régimen porfiriano y con especialidad del caciquismo…” por lo que dicha ciudadanía (104 firmantes) pedía el cambio inmediato de dichos empleados.
Don Jacinto Cortina, quien llegaría a ostentar el grado General, se uniría a las fuerzas del jefe revolucionario don José María Contreras en 1913, después del asesinato de Madero y Pino Suárez.
Finalmente Cortina daría a conocer su proclama revolucionaria pronunciada en la plaza de Tonaya, Jalisco, el 11 de mayo de 1914.
Las hostilidades continuarían en San Gabriel, hasta 1920.
Es cuánto, que tengan buen día.
Interesante historia de la época revolucionaria. Me motiva a buscar información de esa época en mi región, principalmente de mi municipio llamado Mixtlán, Jal.
Felicidades también por su trayectoria como Cronista y escritor.