Pese a no cortar oreja, el mexicano Isaac Fonseca dejó buenas impresiones en su tarde de alternativa.
Por: Ricardo Sotelo | A capa y espada
Guadalajara, Jalisco. 15 de agosto de 2022. (Letra Fría) El cartel inaugural de la Feria de Dax (Francia) esperaba emociones al por mayor y un evento trascendental para la tauromaquia mexicana. Isaac Fonseca, aquel novillero del cual hemos escrito en anteriores ocasiones, por fin pudo tomar los trastos y convertirse en Matador de toros con dos de las máximas figuras.
Las presencias de Andrés Roca Rey, José María Manzanares y el encierro de “Núñez del Cuvillo” conformaban una tarde con tintes apoteósicos, pero que vino de más a menos por el poco fuelle de los bureles. A esto hay que añadir, que, la temperatura de más de 40 grados fue un factor que pudo haber ocasionado el desfondo de los toros.
Fonseca, con el abreplaza, lució lo mejor que pudo y mostró esa disposición que le caracteriza y que incluso le ha puesto en la mira de la afición ibérica como la carta fuerte de la fiesta brava en México. El michoacano descifró desde el primer momento la embestida de su enemigo y la distancia correcta para colocarse y tratar de templar; tandas que vinieron a menos cuando el astado perdió fuerza y quedó corto en la arrancada.
Sin embargo, en la fiesta, no todo lo que se concede desde el palco se considera válido. El ahora matador, sí trasmitió hasta el tendido y mostró la ambición de abrirse paso en el escalafón con pundonor propio. No escatimó. Cuando pudo haberse dado por vencido intentó hasta sacar el último muletazo y complacer a la multitud delirante.
Podríamos discutir los cánones de la suerte suprema del toreo, que impera para conceder los premios en un festejo. En ello, Fonseca aún tiene mucho camino para aprender y mostrarse. Pero también importan las circunstancias de una corrida tan especial como la de alternativa, en la que no se achicó ante dos monstruos de la lidia con triunfos en ambos lados del Atlántico.
De tal manera, la vuelta al ruedo concedida por la afición francesa pone de manifiesto que lo hecho por Isaac Fonseca tiene un mérito doble y más cuando hablamos de un joven de 24 años con un futuro prometedor. Más aún, cuando el festejo no dejó triunfadores y le dio al diestro nacional el único reconocimiento.
Empero, la fiesta en México agoniza. Podría vivir sus últimos momentos en la capital del país en medio de una persecución mediática. Por tal motivo, esta noticia traída desde Francia llena de esperanza a un sector golpeado y muchas veces sentenciado sin una causa aparente. Como aficionados, podemos decir que ver a un nuevo matador de toros no hace más que ilusionarnos con esa utópica imagen de verlo hacer el paseíllo en el coso más importante del continente: la Plaza México.
Que vengan más vueltas, orejas, triunfos y corridas. Felicidades Isaac.
MV.
