Por: Lauro Rodríguez | El Suspicaz
El valle de Zapotlán y los municipios que forman parte del acuífero, sobreviven con una falta de agua de 20 millones de metros cúbicos. Es decir, el equivalente a lo que se necesita para el uso urbano en Ciudad Guzmán en un año (de acuerdo con CONAGUA, SAPAZA extrae un promedio anual de 19 millones de metros cúbicos).
Zapotlán El Grande, Jalisco; 30 de agosto de 2019. (Letra Fría) De acuerdo con la información publicada por la Comisión Nacional del Agua, el acuífero de Ciudad Guzmán abarca una superficie de cuatro mil 308 kilómetros cuadrados, se encuentra ubicado al sur del estado de Jalisco y los municipios de Concepción de Buenos Aire, Mazamitla, Tamazula, Tonila, Tuxpan, Zapotiltic, Zapotlán el Grande, Gómez Farías y Tecalitlán, se abastecen con su agua.
Este acuífero, ha sido de los más dañados y explotados tras la llegada de la agroindustria a la región.
La Comisión Nacional del Agua, tiene disponible para consulta libre en internet, tres documentos de estudio, análisis e investigación con respecto a la disponibilidad de agua en el acuífero de Ciudad Guzmán.
El primero está fechado en 2009, el segundo en 2015 y el último, en 2018.
En 2009, la agroindustria en los municipios que comprende el acuífero, apenas comenzaba a llegar. Las condiciones del clima y su vastedad de agua, fueron los aspectos atractivos para que el aguacate y las berries, llegaran para quedarse.
Hasta este año, todo marchaba bien. Los datos indicaban que había agua suficiente para la demanda urbana, industrial y agropecuaria. El acuífero tenía más de cien millones de metros cúbicos de “reserva”, esto es, se contaba con el equivalente a tres lagunas de Zapotlán completamente llenas como provisión para el futuro.
Pero fue justo por estas fechas, que empresarios como los Medina Villanueva de Michoacán y su consorcio de empresas; locales como los González y los Chávez; internacionales como Naturesweet, Berrymex y Driscoll´s, entre muchos más minoritarios y mayoritarios, llegaron a instalarse y sobreexplotar el acuífero de tal manera que para 2015, sólo 6 años después, se terminaron la “reserva”, y no solo eso, comenzó un déficit de agua para abastecer las necesidades de la región.
Con esto, el valle de Zapotlán y los municipios que forman parte del acuífero, sobreviven con una falta de agua de 20 millones de metros cúbicos. Es decir, el equivalente a lo que se necesita para el uso urbano en Ciudad Guzmán en un año (de acuerdo con CONAGUA, SAPAZA extrae un promedio anual de 19 millones de metros cúbicos).
Y para 2018, el acuífero siguió sobreexplotado.
Se pensaría que, tras dar a conocer esta información, la propia CONAGUA frenaría los procesos de otorgación de concesiones para la explotación del acuífero. Sin embargo, esto no fue así. De acuerdo a los registros de la dependencia federal, publicados a través de la aplicación web Registros Públicos de Derechos de Agua, desde 2015 a la fecha, han entregado más de cien concesiones a empresarios de la región.
Entre las concesiones que otorgó CONAGUA en los últimos cuatro años, destacan once para empresas michoacanas por una explotación de más de un millón 770 mil metros cúbicos de agua anuales; y una para el ingenio de Tamazula, por casi cinco millones de metros cúbicos de explotación por año.
El investigador de la Universidad de Guadalajara, Alejandro Macías, considera que es necesario un crecimiento regulado y sostenible de la agroindustria, precisamente para reducir los impactos en el ambiente y el consumo de agua.
“Nosotros preveíamos en aquellas ocasiones (2010) que este crecimiento de la superficie aguacatera en la medida que se diera en las zonas boscosas, iba a generar problemas de agua. Para nosotros es la parte más importante, porque mientras que el pino absorbe el agua y la deposita en el subsuelo, el aguacate se la toma. Entonces prácticamente lo que se está haciendo es exportar agua virtual, lo que está haciendo México con las exportaciones de aguacates”, detalló en entrevista.
Lo preocupante, es que no es el único acuífero amenazado. De los nueve acuíferos que tienen influencia en el sur-sureste de Jalisco (epicentro de la agroindustria en el estado), solo cuatro tienen disponibilidad de agua, pues además de Ciudad Guzmán, Valle de Juárez, El Aguacate, Unión de Guadalupe y Jiquilpan, tienen déficit.
Solo Quitupan, Tizapán, Lagunas y Tapalpa, cuentan con disponibilidad.
“Ahorita apenas estamos viendo lo que es la punta del iceberg. Se empiezan a ver algunos efectos y por eso la gente quizá no le da tanta importancia. Quizá todavía sea mayor los beneficios económicos que los daños ambientales. En el momento en que empiecen a intensificarse estos daños, que yo creo que va a pasar en los próximos cinco o diez años, ahí es donde vamos a tener más problemas, entonces ahí sí vamos a ver las consecuencias funestas de no haber cuidado el bosque y de no haber permitido que la agroindustria del aguacate creciera de manera ordenada”, puntualizó el investigador de la UdeG.
Mientras tanto, para algunos políticos y funcionarios públicos, esto no es más que una historia de sobremesa…