Tenamaxtlán, Jalisco.- Uno de los momentos importantes dentro del triduo en honor a la Virgen de la Natividad que se realiza en el municipio de Tenamaxtlán, previo a la romería, es la bendición y cambio de vestuario de la imagen.
Esta ceremonia, en los últimos diez años, ha estado a cargo solo de las mujeres priostes (guardianas de la virgen).
Como lo marca la tradición, a la entrada del templo del Sagrado Corazón de Jesús en Tenamaxtlán, la mañana del viernes 29 de agosto, sobre una mesa, estaban extendidas las piezas que conforman el vestido de la imagen.
El ajuar de la reina

Este 2025 el ajuar fue donado por la ciudadana Francisca Carlos y familia, originaria de Atengo, según compartió una de las priostes a Letra Fría.
El vestido de la virgen de la Natividad fue hecho por artesanos de la región.
En esta ocasión está bordado a mano -estilo brocado- con hilo de oro, tiene motivos marianos, consta de cuatro piezas: la cauda, falda, blusa, unas mangas y un adorno que lleva el sombrero, dijo una de las priostes.

Las familias son generosas
A lo largo de los años, los estilos y precios del vestido de la virgen varían, en esta ocasión su costo osciló entre los 70 y 75 mil pesos.
“Ya hay familias que están programadas para dos o tres años adelante, para hacer la donación del vestido, es decir no se andan tocando puertas, no se está pidiendo ayuda, sino que las familias voluntariamente se comprometen cada año”, comentó el señor cura de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, Tomás Bobadilla.
Antes y después del vestuario
La imagen de la Virgen de la Natividad mide 38 centímetros y pesa 312 gramos.
Está elaborada en quiote maguey, estofada en oro, montada en un vaso de plata, según información del gestor cultural, Javier Pelayo, originario del municipio de Atengo, quien ha documentado históricamente a la Virgen de la Natividad.
Por más de 200 años, veneraron a la Virgen de la Natividad sin vestuario, peluca, ni ningún elemento ornamental, sin embargo, derivado del deterioro que presentó con el paso de los años tomaron la decisión de vestirla.
La bendición en compañía de las guardianas

Un grupo de siete mujeres ataviadas con un vestido blanco de manta bordado de colores, fueron quienes se prepararon con anticipación para este momento.
“Se siente aquella vibra tan bonita, el primer año que me tocó a mi, de hecho no podía (vestir a la virgen) porque me temblaban las manos. Es una sensación muy hermosa, se te eriza la piel de tan solo mirar la imagen»…
«Es una cosa que no se puede explicar… quisiera estar siempre”, expresó Cristina, una de las guardianas que tiene cinco años participando en el cambio de vestuario de la virgen.
Minutos después, el señor cura Tomás procedió a hacer la bendición de la vestimenta de la virgen en presencia de alrededor de 20 personas, además de las guardianas.

Enseguida entonaron el canto tradicional a la virgen, que dice: Aquí está la reina de la humanidad, la virgen de Atengo la Natividad», y entraron en procesión al templo, hasta una pequeña capilla al costado derecho del altar.
El ritual
Una vez en el altar, los priostes bajaron a la Virgen de la Natividad del altar principal y la dejaron en compañía de las guardianas.
Ellas, a lo largo de aproximadamente dos horas prepararon a la imagen, la limpiaron, le pusieron su nuevo atuendo, la joyería y la peinaron.
Cuando concluyó este proceso, nuevamente los priostes colocan la imagen en el altar principal para permanecer ahí hasta su salida al día siguiente, después de la misa de despedida que marca el inicio de la Romería de la Virgen de la Natividad, que este año cumplió 410 años de realizarse.
