Este martes, Oscar Cárdenas explica con detalle qué es una cuenca hidrográfica, parte fundamental de nuestros ecosistemas.
Por: Oscar Cárdenas Hernández
Autlán de Navarro, Jalisco. 3 de marzo de 2020. (Letra Fría) El término “cuenca” proviene de la palabra en latín concha, que significa algo cóncavo, como una cavidad, un agujero o una fosa. Este término lo utilizamos para referirnos, por ejemplo, a las cavidades o cuencas donde se ubican nuestros ojos (también llamados globos oculares). Sin embargo, en esta ocasión hablaremos de las cuencas como aquellos territorios delimitados por una línea de cumbres y que es drenado por un sistema de drenaje natural, es decir, por un río y todos sus afluentes, es decir, todos los arroyos y pequeños ríos que en él convergen.
Pero vamos por partes. Imaginemos que estamos en una zona montañosa y que observamos, de arriba hacia abajo, las cimas de las montañas y a un río corriendo hacia la parte más baja de las mismas. Si vertiéramos un chorro de agua sobre las cumbres de las montañas y observáramos que esa agua se dirige hacia el río que identificamos en un principio, entonces esas cumbres donde nos encontramos serían el límite de esa cuenca. Es decir, en este caso estaríamos hablando de una cuenca hidrográfica, que estaría delimitada por una línea de cumbres, también llamada “línea divisoria de aguas” (Figura 1).
En este caso, el río serviría como el drenaje natural principal de la cuenca, que estaría alimentado por afluentes como lo son arroyos y ríos pequeños que desembocan en él. En algunos casos estos afluentes son relativamente grandes, por lo que pueden llegar a formar subcuencas dentro de una cuenca principal.
Las cuencas constan de tres partes principales: la Cuenca Alta, que corresponde precisamente al área donde nace el río principal; la Cuenca Media, que corresponde a las áreas localizadas en elevaciones menores y con inclinaciones del terreno generalmente ligeras; y la Cuenca Baja, que corresponde a las áreas más cercanas a donde desemboca el río.
Ahora, dependiendo de dónde desemboca el río principal, podemos distinguir tres tipos de cuencas hidrográficas:
- Exorreicas, que drenan sus aguas hasta el océano, como por ejemplo la Cuenca del Río Ayuquila-Armería en los estados de Jalisco y Colima, que desemboca en el océano Pacífico.
- Endorreicas, en las que el río principal desemboca en un lago o cuerpo de agua que no tiene comunicación fluvial con el océano, como por ejemplo la Cuenca del Lago de Pátzcuaro en Michoacán.
- Arreicas, es decir, aquellas cuencas en las que el agua se evapora o se filtra en el terreno antes de poder drenarse, como algunas cuencas en las Pampas Argentinas o en sitios desérticos como el Sahara en África.
Ahora bien, hemos estado refiriéndonos a las cuencas hidrográficas en esta columna, pero también existen las cuencas hidrológicas. La principal diferencia con las primeras es que para las cuencas hidrológicas se toman en cuenta no sólo los escurrimientos superficiales, es decir, el agua que drena sobre la superficie del territorio, sino que también se incluyen todos los escurrimientos subterráneos. De acuerdo con esta definición, el término “cuenca hidrológica” vendría a ser un concepto más integral que el de “cuenca hidrográfica”.
En términos de manejo de recursos naturales, las cuencas constituyen la principal unidad de territorio donde el agua es captada, almacenada y puesta a disposición como un servicio ambiental, tomando en cuenta que todos los procesos ecológicos esenciales, así como también las actividades productivas humanas, dependen en menor o mayor medida de este líquido.
En este sentido, está tomando fuerza el término “cuenca social”, que se refiere precisamente a la demanda y disponibilidad de agua de una cuenca en particular, y que en ocasiones va más allá de los límites establecidos físicamente por las cimas de las montañas, es decir, en algunos casos una población humana ubicada en una cuenca hidrográfica puede hacer uso del agua que proviene de otra cuenca hidrográfica. De acuerdo con esto, una “cuenca social” puede abarcar un territorio más grande que el de una cuenca hidrográfica.
En cualquiera de estos casos, y tomando en cuenta que los ecosistemas no distinguen límites políticos ni artificiales, el concepto de cuenca toma cada día más fuerza cuando nos referimos a la gestión y manejo del territorio, y de los recursos naturales que contiene.
¡Nos leemos en la próxima entrega!
LL/LL
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