Una buena forma de celebrar la Navidad es hacerle un regalo al planeta: bajar el consumo de energía y la generación de basura. El colectivo Contaminantes Anonimus nos comparte algunos tips para festejar sin cargo al medio ambiente
Por: Arturo Contreras Camero y María Ruiz | Pie de Página
Ciudad de México. 24 de diciembre de 2019. (Letra Fría) Balcones con luces, arbolitos que dan calidez a las ventanas frías… y unas 4 mil toneladas de basura extra cada día. La Navidad no solo trae amor y descanso; también llega, sobre todo a las grandes ciudades, con un pico en el consumo de energía y en la generación de basura.
En la Ciudad de México, por ejemplo, sólo por el aumento del consumo energético se emiten 23.4 millones de toneladas de dióxido de carbono más que el resto del años; eso representa la mitad del total de gases de efecto invernadero que produce la ganadería en el país. O dicho de otro modo, es el equivalente a que un auto compacto de la vuelta a la tierra unas 3 mil 250 veces.
De acuerdo con los datos de la Comisión Federal de Electricidad, en hogares y negocios, el consumo de energía en estas épocas aumenta un 30 por ciento a nivel nacional.
En los hogares de la megalópolis capitalina, el aumento de consumo energético equivale a 278 mil gigawatts.
De la misma forma, la Secretaría de Obras y Servicios de la ciudad, el área la encargada de coordinar el servicio de limpia, calcula que en esta temporada la generación de basura aumenta también 30 por ciento. Es el saldo que dejan las fiestas, cenas y posadas: una noche de paz con cargo a la sustentabilidad del planeta.
Gran parte de esta basura extra son empaques, cartones, y envoltorios de regalos. En el caso del aumento eléctrico, se debe en gran medida a un mayor uso de aparatos electrodomésticos y adornos eléctricos.
Y muchos de estos residuos ni siquiera se reciclan. En la capital, luego de un largo sistema de separación, transferencia y valorización, solo se logra reciclar el 1.5 por ciento de las 13 mil toneladas de basura que desechamos cada día.
El 31 de mayo pasado, el gobierno de la ciudad dio a conocer un plan para mejorar el manejo de los residuos y encaminar las actividades económicas de la ciudad hacia una “economía circular”. Se trata de ocho acciones que pasan por la reducción del volumen de residuos (menos envases de plástico o bolsas) hasta el impulso al empleo por medio de la creación de empresas y cooperativas que se dediquen al manejo de residuos. Pero hasta el momento, solo se ha anuncia la licitación para una planta procesadora de escombros.
¿Podemos hacer algo nosotros para disfrutar la Navidad sin dañar más al planeta?
Melissa Bonilla forma parte de Contaminantes Anonimus, un colectivo que se reúne cada semana para reducir su producción de basura. Sus integrantes se ponen retos y luego comentan qué les costó más trabajo o se comparten consejos para hacer más llevadero.
El grupo, cuenta Bonilla, comenzó con una plática entre amigas.
“Nos juntamos tres amigas a platicar sobre lo que creíamos que en nuestro cotidiano contamina, terminamos abrumadas porque todo estaba mal, pero quisimos seguir explorando y preguntando a más personas ¿qué hacen en su cotidiano para generar un impacto positivo, para reducir residuos, etcétera?”.
Desde la experiencia del colectivo, Bonilla nos comparte cinco consejos para celebrar una Navidad más responsable en compañía de nuestros seres queridos.
1.- Más experiencias, menos regalos
“No regalar por quedar bien. Podemos pensar mejor los regalos y no dar cosas que no necesitamos. Regalar experiencias. Yo aplico mucho los vales: Vale por un café de aquel lugar al que querías ir pero no hemos ido. Vale por una ida a tu museo favorito”
2.- Regalos dos en uno
“Reinventar los envoltorios, no usar papel, usar una manta que sirva después para las tortillas o una bonita sobrefunda; una bufanda, un pañuelo o una bolsa que se pueda reusar. También usar cajas con doble propósito. ¡Al final serían dos regalos en lugar de uno!
3.- Juegos contra el unicel
“Muchas familias o grupos usan desechables con la excusa de que da flojera lavar los platos al final o se quedan dos o una persona solita haciéndolo”, cuenta Melissa y recuerda que en su casa juegan “viuda” para ver a quién le toca lavar los trastes: “Quien va perdiendo va lavando platos, y así, quien pierde después va y acompaña al otro perdedor o le releva. Todas las personas terminan lavando y platicando en la cocina.
4.-¡Vivan los tuppers!
“Si vamos a comprar comida para llevar, hay que usar un recipiente grande. En casi todos los lugares te dan un pilón por llevar tu propio refractario”.
5-. Menos PET, más creatividad y sabor
“Ponernos creativas con los tragos. Hay muchas (demasiadas) opciones aparte de los refrescos. (Se puede) hacer una limonada para acompañar el tequila, un smoothie de fresa o de guayaba para el gin, jugo de piña o crema de coco para el ron, etc. Si alguien se pone muy necio o necia de que “debe” de haber refresco, usar botellas retornables.”
Cambiar hábitos es difícil, explica Melisa Bonilla, porque son rutinas arraigadas desde que somos niños y que son comunes en la sociedad. Y una de esas costumbres que tenemos arraigadas es la Navidad, con todo y su consumo extra…
“Se genera porque igual hay más movimiento de gente en actividades recreativas y andamos en grupos, pero eso no debería de significar más basura”, concluye.
Tenemos que pensar en el planeta. “Por donde sea que pasemos, debemos buscar que nuestra huella sea positiva”.