El día que El Mentidero ganó una batalla contra los plaguicidas 

El caso de El Mentidero es simbólico para la agroecología en esta región de Jalisco; gracias a la lucha de madres de familia, la comunidad, académicos e impulsores de alternativas de producción, se ganó una batalla contra los plaguicidas. La parcela escolar que antes enfermaba a niños y adolescentes se transforma en un proyecto de reconfiguración agroecológica. Este pequeño paso se considera una gran victoria.

Por: Mayra Vargas

Autlán de Navarro, Jalisco. 04 de agosto de 2022. (Letra Fría) Desde el 25 de junio de 2019, la vida de los pobladores de la comunidad de El Mentidero, en Autlán, Jalisco no volvió a ser la misma. Ese día, investigadores del CIESAS Occidente y la Universidad de Guadalajara revelaron la presencia de los plaguicidas glifosato, 2,4-D, molinato y picloram en la orina de los 53 adolescentes estudiantes de la telesecundaria «Venustiano Carranza».  

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A partir de ese día y durante tres años, vino una incansable lucha encabezada por madres de familia, la comunidad, académicos e impulsores de alternativas de producción, quienes denunciaron públicamente los malestares derivados de las intoxicaciones agudas por plaguicidas que presentaban sus hijos e hijas, debido a las fumigaciones en la parcela escolar de la escuela primaria, aledaña a la telesecundaria.

En el camino llegó una recomendación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) a la que las autoridades de todos los niveles de gobierno respondieron con acciones a medias o incluso nulas.

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Así se llegó al 18 de julio de 2022, un día importante para la comunidad que ha luchado para gozar del derecho humano a la salud y al medio ambiente sano.

El ejido La Tuna de El Mentidero entregó en comodato al municipio de Autlán esas dos hectáreas de terreno durante tres años para desarrollar un proyecto. Ese espacio que afectó a las y los adolescentes con la aplicación de plaguicidas, ahora se convertirá en un espacio de reconfiguración agroecológica.

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“Valió la pena luchar”; madres de familia

En el marco de la XXV Semana Cultural Universitaria del Centro Universitario de la Costa Sur en octubre de 2019, se organizó el coloquio: “Plaguicidas, salud pública y medio ambiente”. (Foto: Esther Armenta)

Las madres de familia fueron pilares fundamentales en esta lucha por la defensa de los derechos humanos de sus hijos y los niños de la comunidad. Ellas levantaron la voz, se organizaron y no claudicaron hasta lograr que la parcela escolar estuviera libre de plaguicidas.

No estuvieron solas, las acompañó la comunidad, académicos, colectivos y activistas que presionaron a las autoridades para que atendieran el problema.

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Para ellas los tres años de lucha han valido la pena.

Martha se manifestó entusiasmada y contenta, porque finalmente existe un proyecto en el que se tiene como prioridad la salud de los niños y niñas de la comunidad.

“La verdad me siento escuchada, es como una pequeña victoria, al menos se hizo justicia en respetar el área de los niños. Siento que la lucha fue lenta y difícil, pero al final se están dando frutos”, comentó una de las madres de familia de El Mentidero, quien por seguridad cambiaremos su nombre por Martha. 

Las madres protegieron su comunidad; no sólo pensaron en el bienestar de sus hijos, también lucharon por las infancias que al ingresar a la telesecundaria serían afectadas por los plaguicidas, si no se frenaba el uso indiscriminado de plaguicidas.

La lucha les dejó aprendizajes, tanto para los padres como para las madres. Demostraron al mundo que la tierra se puede trabajar sin agrotóxicos y que una parcela escolar es más que un cultivo, se puede convertir en una escuela de vida.

“Principalmente va a beneficiar además de la salud, en el tipo de alimentación y a que las nuevas generaciones tengan otra concepción, otra manera de trabajar la tierra con métodos más sanos”, expresó Martha.

Otra de las madres de familia, a quien llamaremos Lucía, dijo que volvería a alzar la voz y hacer lo que hizo desde hace tres años, para hacerse escuchar y lograr justicia.

“Claro que sí, valió la pena luchar. Yo sé que no ha sido fácil, que ha pasado mucho tiempo, pero ahí va poco a poco cambiando nuestro estilo de vida y sobre todo enseñando a nuestros hijos a tener otra forma de pensamiento, que no necesitamos los pesticidas para cultivar nuestros alimentos”, dijo en entrevista.

“A mí lo que más me preocupa es la salud de mis hijos, pero también la de toda nuestra comunidad, las demás personas y niños, eso nos preocupa demasiado, saber que ya había más casos de intoxicación por tener los pesticidas cerca”, expresó la madre de familia.

Ahora su lucha es mantener el proyecto de reconfiguración agroecológica y no permitir más plaguicidas en la parcela escolar.

El Mentidero y su reconfiguración agroecológica

El último fin de semana de julio, niños, niñas, adolescentes, personas de la comunidad y acompañantes, hicieron milpa en la parcela escolar de la escuela primaria. (Foto: Darinka Rodríguez)

“Es un proyecto interinstitucional y transdisciplinario, donde participan la Universidad de Guadalajara, el Conacyt y el CIESAS Occidente, así como la comunidad de El Mentidero. Este proyecto intenta revertir el daño ocasionado en las infancia por el uso de plaguicidas”, comentó Rodolfo González Figueroa, quien acompañará de forma operativa este proceso.

Para el doctor Humberto González, investigador del CIESAS Occidente haber logrado que el ejido aceptara que esa parcela escolar, se convierta en un instrumento de enseñanza con alternativas productivas, que ayuden a mejorar la salud de las niñas y niños de la comunidad, es un paso muy importante.

El Doctor Humberto González, investigador del CIESAS Occidente, durante la firma de convenio en el Centro Universitario de la Costa Sur. (Foto: Vianney Martínez Pérez)

“Ahí se van a producir alimentos sin plaguicidas, que servirán para proveer a los comedores escolares. El proyecto busca producir una cantidad suficiente de alimentos para 500 niños de las escuelas de El Mentidero”, detalló el académico. 

Por su parte, el doctor Luis Manuel Martínez Rivera, profesor investigador del departamento de Ecología y Recursos Naturales del CU Costa Sur de la Universidad de Guadalajara, explicó que el plan de trabajo para esa parcela será integral, pues además de la producción de hortalizas, maíz y algunas leguminosas habrá una zona de producción de carne para incluir la proteína dentro de la alimentación. 

“También habrá otra zona para captar y almacenar agua de lluvia. Para los residuos animales se va a establecer un biodigestor junto con la Junta Intermunicipal de Medio Ambiente para la gestión Integral de la Cuenca Baja del Río Ayuquila (JIRA), para descomponer toda esa materia orgánica, generar fertilizantes orgánicos y también, si es posible, hacer una producción intensiva de material orgánico con lombricomposta”, comentó Martínez Rivera.

Como parte de este proyecto de reconfiguración agroecológica niños, jóvenes y personas de la comunidad reforestaron el perímetro de la parcela escolar. La intención es que los árboles frutales sean «cortinas rompevientos» que protejan la parcela de los plaguicidas que se usan en las parcelas aledañas, pues en el resto de cultivos de El Mentidero aún se usan agrotóxicos y el viento arrastra partículas que pueden dañar la salud.

Rodolfo González Figueroa, pionero de la agroecología en la región, principalmente en el municipio de El Limón, Jalisco y quien acompañará la ejecución de gran parte del proyecto, estará a cargo de la planeación, implementación y desarrollo de los huertos escolares, tanto en el kinder, en la primaria y los que están en la telesecundaria, así como los huertos medicinales de la comunidad.

Rodolfo González Figueroa. (Foto: Darinka Rodríguez)

“También me va a tocar animar a la comunidad escolar, a la de El Mentidero, los profesores, las niñas y niños, para que los huertos que se están haciendo florezcan, se reproduzcan y se usen como una herramienta pedagógica, de transformación social y como una forma de vincular a los niños y niñas al campo, la agroecología, a la vida”, explicó. 

Entre otras actividades, se tienen contempladas jornadas de trabajo, recorridos, intercambios de experiencias, todo en torno a la parcela, a la producción y a la transición agroecológica.

Lucía como otras madres de familia se siente contenta, considera que este es un pequeño, pero gran paso para transformar la forma en la que nos alimentamos. Manifestó que aunque el resto de la comunidad de El Mentidero sigue aplicando plaguicidas en sus parcelas, el caso de este terreno aledaño a la telesecundaria es un símbolo de la lucha contra los agroquímicos.   

El Mentidero es un paso simbólico para la agroecología

Niños siembran en la parcela escolar. (Foto: Darinka Rodríguez)

Para Rodolfo González Figueroa este precedente en El Mentidero, puede ser un primer paso para despertar el interés de más familias y comunidades que busquen transitar hacia otras formas de producción, libre de agroquímicos. 

“Tenemos una corazonada y también una certeza, una claridad de que se está despertando casi masivamente el interés de muchas familias, de mucha gente por acercarse a la agricultura, por rescatar ese conocimiento, porque los niños se acerquen. Hay familias que lo están haciendo, buscando transicionar a otras formas de producir alimentos aunque sea en macetas. Lo hacen por salud”, enfatizó Rodolfo. 

El promotor de la agroecología en la región espera que haya una “reacción en cascada”, porque muchas personas están involucradas con la participación  del ejido, las escuelas, el ayuntamiento de Autlán, la JIRA y las universidades. Están empujando desde diferentes frentes.

“Entonces es todo esto interinstitucional y por todos los bandos se va a estar hablando de este proyecto y de que sí, ya no podemos seguir aspirando más aire contaminado, ni bebiendo agua intoxicada, ni comiendo alimentos con pesticidas”, comentó. 

El caso particular de El Mentidero es un paso simbólico para la agroecología en esta región de Jalisco, por lo que se considera una  victoria.

“El hecho de que una parcela ya no tenga pesticidas, sea ahora manejada de forma agroecológica es una victoria por supuesto y más porque se da en una comunidad donde se revelaron los daños que los pesticidas le hacen a los niños”, señaló González Figueroa. 

El investigador del CIESAS Occidente, Humberto González coincide con Rodolfo y señala que este es un paso muy importante para El Mentidero, pero también para Autlán y espera que sirva de inspiración para seguir el ejemplo del municipio de El Limón, declarado como el primer municipio agroecológico de México.

Inicio y actualidad. Los tres años de lucha

Parcela contigua a la telesecundaria «Venustiano Carranza» de El Mentidero, cuya fumigación ha provocado malestares en los alumnos (Foto: Mayra Vargas).

La toma de muestras de orina realizada por los investigadores del CIESAS Occidente y la Universidad de Guadalajara se extendió en 2019 a los adolescentes, gracias a la petición que hicieron dos madres de estudiantes de la telesecundaria «Venustiano Carranza», quienes señalaban padecimientos en sus hijos.

El documento con los resultados, dado a conocer el 25 de junio de 2019, señalaba, que “los pesticidas pudieron haber llegado al cuerpo de estos jóvenes por el aire que respiran, por el agua que beben, por tocarlos, cargarlos o aplicarlos y por el consumo de alimentos contaminados”.

De los cuatro herbicidas encontrados, el glifosato estuvo presente en el organismo del 100 por ciento de la población estudiantil de la telesecundaria, en una cantidad promedio de 4.92669 µg/mL (microgramos por mililitros), una mínima de 2.05577 µg/mL y una máxima de 17.53285 µg/mL. Este es el plaguicida con mayores niveles encontrados en la orina de los adolescentes.

Glifosato, 2,4-D, Molinato y Picloram, son los cuatro plaguicidas encontrados en la orina de adolescentes estudiantes de la telesecundaria Venustiano Carranza, ubicada en la localidad de El Mentidero. (Foto: Mayra Vargas)

El glifosato aparece en el mercado con nombres comerciales como Faena, Coloso, Sombra y Noble que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el nivel de toxicidad está clasificado como ligeramente tóxico, sin embargo, algunos efectos inmediatos y de corto plazo de este plaguicida en la salud humana, son la irritación de la piel, ojos y garganta, cólicos abdominales, ansiedad, dificultad respiratoria, náuseas, vómitos, diarrea o debilidad.

Mientras que los efectos por contacto continuo o frecuente con el glifosato, son la probabilidad de contraer cáncer en forma de linfomas o leucemia, también es un posible alterador del equilibrio hormonal y puede desencadenar el párkinson positivo.

En el caso del estudio para los niños y niñas de tres a doce años de kínder y primaria de la comunidad, también los resultados son alarmantes.

En el muestreo de diciembre de 2018 a 93 niños y niñas, se les identificó la presencia de siete tipos de plaguicidas. El 100 por ciento de los infantes presentaron tres tipos de sustancias activas altamente tóxicas en la misma muestra de su orina, de acuerdo con la clasificación de la OMS y de la Agencia de Protección Ambiental (EPA). Se trata de los insecticidas metomilo, emamectina y paratión.

Esta situación que no es exclusiva de los niños, niñas y adolescentes de la comunidad de El Mentidero, también se encontró en concentraciones alarmantes en Ahuacapán, otra comunidad de Autlán, Jalisco.

En este lugar, los investigadores tomaron una única muestra a 103 niños y niñas de kínder y primaria, también en diciembre de 2018. Los resultados arrojaron que el glifosato estaba presente en el 100 por ciento de los infantes. Además, se reveló que en esta comunidad hay un niño al que se le detectaron al mismo tiempo doce tipos de plaguicidas en su orina.

Jardín de niños de Ahuacapán. (Foto :Ismael Hernández Barra)

El caso que escaló a nivel nacional e internacional, fue el de los adolescentes de la telesecundaria «Venustiano Carranza» de El Mentidero, por tener una parcela a centímetros y por dar testimonio del nivel de exposición y sintomatología cada día.

Luego de la noticia, algunas autoridades convocaron el 01 de julio de 2019 a una primera reunión, a la que no fueron invitados ni los investigadores universitarios, ni las madres o padres de familia de los adolescentes afectados.

El 11 de julio de 2019 se realizó la segunda reunión entre sectores, primera y única a la que asistió el presidente municipal de Autlán, en ese momento, Miguel Ángel Íñiguez Brambila. De esa fecha hasta julio de 2020 hubo cinco reuniones sin soluciones claras.

Los investigadores desde ese momento plantearon un proyecto piloto de reconfiguración agroecológica, alimentaria y de salud para revertir el daño causado por plaguicidas a la salud de niñas y niños, cuyo objetivo es la transición a una agricultura ecológica, una alimentación saludable y un ambiente sustentable.

Sin embargo, al pasar las cinco reuniones en cinco meses, aunque hubo diversos compromisos, en las acciones reales no se vieron reflejadas.

De las pocas actividades realizadas por el Gobierno de Autlán de ese momento y que poco o nada tenían que ver con la propuesta de los académicos respecto a la transición hacia una producción orgánica, fueron las capacitaciones del “buen uso y manejo de los plaguicidas”, impartido por la Comisión Estatal de Seguridad para el Manejo y Uso de Plaguicidas, Fertilizantes y Sustancias Tóxicas (COESPLAFEST) dirigida principalmente a agricultores, jornaleros agrícolas, aplicadores y expendedores, en la que los mismos presentes reconocieron y señalaron poca asistencia.

Desde que se dio a conocer la situación de ambas localidades, la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco integró el acta de investigación 151/2019 en noviembre de 2019, que finalmente se elevó a Recomendación 141 en agosto de 2021, donde se señala que fueron seis las autoridades y dependencias estatales que incurrieron en la violación de normas, reglamentos o actuaron de manera negligente, lo que derivó en la vulneración del derecho a  un medio ambiente sano y propicio para el desarrollo y bienestar de las niñas, niños y jóvenes de Jalisco.

Malatión y glifosato en el agua potable

Durante la última reunión del 21 de noviembre de 2019, el investigador Luis Manuel Martínez Rivera, del CU Costa Sur de la Universidad de Guadalajara, reveló la presencia de niveles de nitratos y plaguicidas como malatión y glifosato en el agua potable que abastece a la comunidad de El Mentidero.

Con este muestreo realizado en las comunidades de Las Paredes y El Mentidero, resultó que los nitratos rebasaban los límites establecidos en la NOM-127-SSA1-1994, donde señala que no deben pasar de los 10 mg/l (miligramos por litro).

Luego de revelada esta contaminación en el agua potable, ni las autoridades municipales, ni estatales intervinieron para revertir este otro problema que involucra a los plaguicidas, de acuerdo con el investigador.

También el Gobierno de Autlán se vinculó en aquel momento con la Asociación Civil Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología (PROCCYT A.C), quien buscó directamente al municipio para ofrecer sus servicios de capacitación en el manejo de plaguicidas, de forma gratuita.

Entre los objetivos que plantea PROCCYT A.C en su sitio web: “busca la consolidación de la industria de agroquímicos en México”. Entre sus aliados se encuentra el logo de Desarrollo Rural del Gobierno de Jalisco.

Esta autodenominada asociación civil, trabaja y forma parte de la red CropLife Latin America, organización gremial internacional que representa a la industria de la ciencia de los cultivos, con una red de 25 asociaciones en 18 países. Entre las compañías miembros de CropLife, se encuentra Bayer, que adquirió a Monsanto en junio de 2018.

Esta reportera obtuvo unos audios captados por los productores, donde el capacitador de esta asociación ligada a Bayer-Monsanto, en uno de los encuentros de capacitación, señaló que la investigación de los académicos de la Universidad de Guadalajara y CIESAS Occidente no podía ser posible, a menos que los niños bebieran un vasito de glifosato una hora antes de la toma de muestra de orina. Con esas declaraciones buscaban desacreditar el trabajo de los académicos.

Luego de la publicación de un reportaje especial publicado en Letra Fría, dando cuenta de lo declarado por el capacitador de PROCCYT, la Asociación Civil desapareció del municipio y cortó el vínculo con el Gobierno de Autlán. Dejó de dar capacitaciones al menos en estas comunidades y en algunos municipios de la región, de acuerdo con información de productores.

Después de un año que se reveló el problema de manera pública, a mediados de enero de 2020, los adolescentes y personal de la escuela, otra vez percibieron en un día específico un olor intenso a agroquímico. La parcela había sido reactivada.

Luego de reuniones poco fructíferas entre autoridades de distintos niveles de gobierno de 2019 a 2020 y una recomendación de la CEDHJ en 2021, parece que este 2022 la agroecología va al rescate de esa parcela, pero en la proyección se busca brindar alternativas de producción a toda la comunidad y llegar a más comunidades de Autlán y otros municipios. 

Edición: CAC

Mayra Vargas Espinoza es una periodista mexicana radicada en Guadalajara, Jalisco. Es coordinadora editorial del Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano (NCC Iberoamérica), miembro del Consejo Editorial de Letra Fría y responsable del área de Investigaciones Especiales. Principalmente cubre temas relacionados con la ciencia, entre ellos medioambiente y salud, además de comunidades indígenas y derechos humanos. Sus trabajos se han publicado en medios locales, estatales, nacionales y de América Latina. Forma parte de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia y de Chicas Poderosas México. En 2015 ganó el premio especial James Rowe al periodismo de investigación, otorgado por el Foro de Periodismo Argentino, mientras que en 2020 ganó el Premio Estatal de Innovación, Ciencia y Tecnología de Jalisco, categoría de divulgación científica, con el proyecto colectivo del NCC Iberoamérica. Cursó el taller internacional de periodismo cultural y técnico científico, organizado por la RAI Italia, junto con el Centro Italiano di Studi Superiori per la Formazione e l'Aggiornamento in Giornalismo Radiotelevisivo de Perugia.

Recibió mención honorífica en el 2do. Hackatón de Periodismo Científico e Innovación, organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en Guadalajara, Jalisco, también en 2015.

Ha publicado trabajos en diversos medios como Aristegui Noticias, en la revista digital Votán MX y Zona Docs.

Desde 2017 es miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia (Red MPC), con sede en la Ciudad de México y es miembro activo del Capítulo Juvenil Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco (BSGEEJ) desde junio de 2018.

Ganó el Premio Juventud 2019 en Autlán, Jalisco.

Periodista en Letra Fría desde 2013.

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