Por: Pie de Página | Alianza de Medios
CIUDAD DE MÉXICO. – El 25 de mayo de 2007 policías municipales de Oaxaca detuvieron a Gabriel Alberto Cruz Sánchez y a Edmundo Reyes Amaya, dos militantes del Ejército Popular Revolucionario (EPR). Después los pusieron a disposición del Ejército mexicano; y desde ese momento se desconoce el paradero de ambos.
Margarita Reyes Sánchez se enteró de la desaparición de su hermano, Gabriel Alberto, días después de la detención. Lo hizo a través de notas de prensa. Desde ese momento ella buscó ayuda para encontrarlo.
“Yo como hermana de Gabriel había dejado de verlo desde hace más de 30 años; pero en esa época me fui enterando por medio de la prensa de que lo habían detenido/ desaparecido, y desde entonces el caminar ha sido muy pesado porque es un sufrimiento moral, y al principio no sabes qué hacer”, narra.
Empezó a tocar puertas, pero nadie le abría. La militancia de su hermano parecía bloquear toda posibilidad de ayuda. Fue hasta que se acercó a la liga mexicana por la defensa de los derechos humanos en Oaxaca (Limedh) que ella pudo sentirse acompañada.
“Con mucho dolor me presenté ahí en esa organización, en la cual empezamos a trabajar, a hacer amparos, y ahí fue donde conocí a la hija de Edmundo, a Nadin”, cuenta.
Nadin Reyes Maldonado también buscaba a su padre, Edmundo Reyes, a quien lo detuvieron el mismo día que a Gabriel Alberto. Ella también había tocado puertas, y tampoco la escuchaban, aunque ambas mujeres desconocían la militancia política de sus familiares.
“Fue muy difícil porque de entrada no sabíamos a lo que nos estábamos enfrentando. Desconocíamos completamente que existían las desapariciones forzadas en el país. No sabíamos qué es lo que se tenía que hacer, y tuvimos que tocar muchas puertas de diferentes organizaciones para poder encontrar un espacio que nos acompañara y ayudara a hacer las denuncias”, recuerda Nadin.
Ahora, ambas mujeres están en un plantón frente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Los rostros de sus familiares están colgados frente al edificio de justicia. Cientos de hombres y mujeres están con ellas, exigiendo que el Estado mexicano abra los cuarteles militares para buscar a los eperristas desaparecidos.
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