Autlán de Navarro, Jalisco.- De acuerdo con estudios hechos en zonas naturales afectadas por incendios forestales, pueden pasar muchos años para que el equipo de investigación del Centro Universitario de la Costa Sur (Cucsur) determine si la población de felinos afectada por el incendio ocurrido en la Sierra de Manantlán en 2017, realmente se recuperó o no, dijo en entrevista Juan Pablo Esparza Carlos, especialista en manejo y conservación de la fauna silvestre principalmente felinos y sus presas.
Por el momento después de 5 años de ocurrido el incendio, la mayoría de las especies estudiadas: jaguar, puma, venado cola blanca, ocelote, tigrillo, aún no se han recuperado.
El especialista compartió que no existen estudios a largo plazo de esta naturaleza con jaguar, pero ellos están interesados en hacer el monitoreo de esta zona en específico donde el incendio que duró 51 días afectó más de 18 mil hectáreas.
Afortunadamente existía información de la abundancia, diversidad de mamíferos mayores a 1 kilogramo, entre ellos: jaguar, puma, venado y pecarí antes del incendio.
Sin embargo, de acuerdo a estudios hechos en Estados Unidos de zonas afectadas por incendios -los efectos son a largo plazo- hay especies a las que les llevó alrededor de 26 años recuperar su población.
Mientras no suceda otro incendio pronto
Otro factor determinante para medir el impacto del incendio, es que no suceda otro en un tiempo próximo porque entonces el proceso de recuperación vuelve a cero.
“Si aquí no se vuelve a quemar en 40 años más o menos está bien, es probable que las poblaciones de fauna se hayan recuperado como estaban previo al incendio -pues la mayoría fue en bosque pino-encino, que ha evolucionado con el fuego- el problema es que luego estos mismos sitios se queman de nuevo a los 2, 5, 10 años y estos bosques no están adaptados a esa frecuencia de incendios, por lo que no sabemos muy bien qué pasará, porque no ha habido una historia de seguimiento de la fauna posterior a los incendios», explicó.
Esparza Carlos agregó: “Estos estudios que estamos haciendo llevan poco tiempo (5 años) y los tiempos ecológicos son muy largos y los tiempos humanos son muy breves”.
Sin embargo, bosques o selvas que no han evolucionado con el fuego, como el bosque mesófilo de montaña, pueden tardar hasta 100 años o más para recuperarse de un incendio.
Cambio de hábitat, plagas y animales como los felinos desplazados
De manera automática al momento de ocurrir el incendio los animales buscan ponerse a salvo, Juan Pablo Esparza comentó que en el caso de las especies grandes la mayoría logran huir, pocos sufren de quemaduras o intoxicación.
Sin embargo cuando los animales se ven orillados a dejar el área donde viven, ¿a dónde se van? esperan en una zona cercana mientras pasa el perjuicio o invaden el área de otros, ¿cómo afecta su movilidad al resto del entorno?
La ocurrencia de un incendio de esta magnitud, no sólo impacta en la disminución del alimento para las especies herbívoras y complica el proceso de caza para los carnívoros, también afecta los ecosistemas vecinos e incluso han registrado impactos en las actividades productivas.
A ciencia cierta se desconoce cuáles son las dinámicas de movilidad de los animales después de los incendios, a dónde se fueron después de dejar esta zona, solo tienen la opción de esperarse en las áreas cercanas o buscarse otro sitio donde estar.
Efectos más evidentes con el paso de los días
En la experiencia de estudio de Juan Pablo Esparza, en esta zona de la Sierra de Manantlán, el primer gran impacto en el cambio de hábitat lo registraron inmediatamente después del incendio y 3 años después de ocurrido el siniestro.
En el 2020, pudieron constatar que árboles que en un inicio parecían vivos en realidad estaban muertos y cayeron, esto abrió zonas de grandes claros y también crecieron arbustos y vegetación que volvió impenetrables algunas zonas.
A través del seguimiento han dado cuenta de cómo conforme pasa el tiempo, los efectos son cada vez más evidentes y a 5 años del incendio hay menos fauna que antes del incidente.
Otro de los efectos -que no es propiamente de su área de conocimiento- es el incremento de la presencia de plagas, porque los árboles se encuentran débiles luego de los daños del incendio y probablemente por la influencia también del calentamiento global, comentó Juan Pablo Esparza que son hechos que ha compartido con otros colegas que sí están haciendo estudios al respecto.
Esparza Carlos comentó que este incendio ocurrido en la Sierra de Manantlán tuvo un antecedente por los daños del huracán Patricia en 2015, cuyo impacto se detuvo en esta región por el arbolado de la sierra. La masa forestal se vio afectada, esta sacudida dejó mucho material combustible, muchos árboles caídos y ramas, que al momento del incendio -junto con la sequía- facilitó que se propagara y no pudiera controlarse por tantos días, el año 2017.
Felinos como el jaguar «paga los platos rotos»
En el 2017, uno de los perjuicios derivado de la ocurrencia del incendio fue el posible incremento de ataques de felinos a ganado.
De acuerdo al investigador Juan Pablo Esparza en aquel momento, el director de la Reserva de la Biósfera Sierra de Manantlán les comentó que aparentemente durante el incendio e inmediatamente después, los ganaderos se quejaban de un incremento en los ataques de puma y jaguar.
Los investigadores indagaron en los registros del Fondo de Aseguramiento Ganadero (un apoyo que les ofrecían por las pérdidas) y de acuerdo a los números sí hubo un incremento.
“Parece haber una relación posible que sustenta lo que dice la gente, pues sí, si durante ese tiempo se está quemando todo en la parte alta de la sierra ¿Qué hace un jaguar o puma?, pues se va más debajo de la Sierra, donde hay ganado y aumenta la probabilidad de que estos felinos depreden animales domésticos, esa pudiera ser una de las afectaciones indirectas de los incendios forestales”, argumentó Juan Pablo Esparza.
El especialista abundó, que en México y toda América Latina las dos principales amenazas de uno de los felinos representativos de esta región del mundo, el jaguar, son: la destrucción de hábitat y los conflictos con los ganaderos.
Y aunque no existe evidencia de ello, los especialistas tienen la idea de que justo la caza pudiera sugerir que los ganaderos hayan matado algunos felinos: jaguares o pumas por el riesgo de los ataques, después del incendio forestal.
