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Niñez de Cuzalapa participa en taller para plasmar su naturaleza

A raíz de esta experiencia, la investigadora está pensando en hacer otro taller donde vayan personas de todas las edades, algo muy familiar y de esta manera abrir la posibilidad de un dialogo en vivo y a todo color para que haya interacción entre las generaciones.

Taller con niñas y niños en Cuzalapa
Foto: Susana Rodríguez

Cuautitlán de García Barragán, Jalisco.- Como parte de las actividades del Décimo Festival del Café de Cuzalapa, Patricia Beas Roque, doctora en Biosistemática, Ecología y Manejo de Recursos Naturales (BEMARENA) de la Universidad de Guadalajara, especialista en género y ambiente, coordinó el taller “Plasmando la naturaleza de Cuzalapa” con niñas y niños de la comunidad.

En entrevista con Letra Fría, la investigadora del Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur) habló un poco del contexto e importancia de esta actividad.

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El taller formó parte de las acciones realizada por Patricia Beas como parte de una beca del gobierno federal, denominada Estancias Postdoctorales por México de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti), que tiene como objetivo promover o fortalecer el diálogo intergeneracional en la comunidad de Cuzalapa.

Para hablar sobre este trabajo, Patricia Beas se remontó a principios de 2023, cuando trabajaron con adultos mayores de 65 años y el grupo Color de la Tierra para realizar un calendario biocultural que marca los tiempos de las siembras, cosechas, festividades, temporales y demás.

Luego de eso, había que vincular todo ese conocimiento con las niñas y los niños, por ello, el taller del Festival del Café de Cuzalapa es un primer acercamiento para darle continuidad a esta labor.

Un taller con sabor a Cuzalapa

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Foto: Susana Rodríguez

Este taller tuvo varias etapas, primero Paty pensó en trabajar con cemento blanco, que es un material que ella conoce bien, sin embargo en el proceso de co-planeación con la comunidad surgieron otras ideas que enriquecieron la propuesta.

“Cuando se presentó la propuesta al grupo Color de la Tierra, a mi asesor de la universidad (Peter Gerritsen) y al Cofrado Mayor, el maestro Cayetano, pensamos en mejor usar un insumo dentro de la comunidad, que pudiera ser bambú, piedras, un pedazo de madera, pero ya conversando dijimos por qué no rescatamos lo del barro”, dijo en entrevista Patricia.

Esta idea también la socializaron con las niñas y los niños y una niña de la localidad de El Vigía -junto con su familia- consiguieron el barro; el lunes previo a la realización del festival que tuvo lugar el pasado 15 y 16 de febrero, hicieron un taller para preparar el barro desde extraerlo húmedo, secarlo, molerlo, curarlo y en dos días elaborar las piezas que finalmente horneo el maestro Cayetano.

En el proceso de elaboración, Patricia sólo les puso como ejemplo una jícara, pero en realidad ellos elaboraron las figuras a partir de lo que imaginaron, sintieron o les nació en ese momento. Para el viernes las piezas estaban listas para que niñas y niños las pintaran el sábado en el festival, después de ver un video donde hablaban los adultos mayores sobre Cuzalapa.

Al taller en el festival, se integraron otros niños y niñas que no habían participado previamente en el proceso de elaboración de las figuras de barro.

“La idea es seguir trabajando con este grupo de niños y niñas en rescatar otras prácticas para por ejemplo en lugar de usar la pintura acrílica, que estuvimos usando, rescatar los tintes de plantas naturales de la comunidad”, compartió la investigadora.

Las niñas y los niños de Cuzalapa, conectados con la naturaleza

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Foto: Susana Rodríguez

Algunos de los hallazgos que Patricia rescató del trabajo, fue que las niñas y los niños de la comunidad de Cuzalapa y otras localidades aleñadas como El Vigía y Canoas, están muy conectados con la naturaleza, que forma parte de sus experiencias cercanas.

“Los niños y niñas que viven en Cuzalapa están muy conectados con la naturaleza, por ejemplo, había unas niñas que decían siento tan agusto trabajar el barro me voy a quitar los zapatos para sentir la tierra en mis pies también”, contó Patricia.

Notó que el taller resultó un ejercicio terapéutico para los niños y niñas que tienen hiperactividad, hacían muchas figuras y las deshacían, pero no dejaban la actividad y cuando ya estuvieron relajados terminaron alguna figura.

Otra de las experiencias gratificantes, fue que al terminar de pintar las piezas, Patricia tuvo contacto con los papás y mamás de algunos de las niñas y niños que participaron y mostraron interés porque sigan haciendo este tipo de actividades, donde ellos también quisieran participar.

A raíz de esas expresiones, la investigadora está pensando en hacer otro taller donde vayan personas de todas las edades, algo muy familiar y de esta manera abrir la posibilidad de un diálogo en vivo y a todo color para que haya interacción entre las generaciones.

Talleres a cambio del celular

Patricia Beas recordó, que en unas entrevistas realizadas a personas mayores en el 2022 decían que no había diálogo entre los más jóvenes y los adultos, principalmente a causa de distractores como el celular y el internet.

A través de la experiencia de este taller, Patricia descubrió que en realidad es un prejuicio pensar que los niños y niñas prefieren el celular, lo que quieren es algo atractivo para hacer. Este tipo de actividades son una oportunidad para rescatar prácticas de los antepasados y es un medio para lograr reconectar.

“Esa reconexión con los adultos mayores, con las otras generaciones es también una reconexión con la identidad y con el amor a su territorio, entonces a donde ellos vayan, si algún día migran a estudiar, van con todo este bagaje y riqueza cultural que estas comunidades tienen y que es un gran tesoro que no hay en muchos territorios o no se ha hecho mucho la labor de rescatarlo”, expresó la investigadora.

Beas Roque agregó que en este proceso de socialización, ella también ha tenido crecimiento personal, porque a la par de que se produce la integración de las comunidades también hay historias que la atraviesan.

Agradeció a las mujeres del colectivo Color de la Tierra por permitirle transitar el camino que ellas andan y también a su asesor Peter Gerrtisen, investigador del Departamento de Recursos Naturales del CUCSur.

Tengo más de veinte años contando historias -o quizá a estas alturas del partido ellas me cuentan a mi-. He trabajado para diferentes medios, casi todos escritos y algunos radiofónicos. Busco que el periodismo mueva algo en mí, en las demás personas, en la sociedad. Creo en el periodismo hiperlocal, este que hacemos aquí, que impacta.

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