Con la llegada de diciembre, las calles se visten de luces, los comercios se llenan de ofertas y las familias se preparan para compartir momentos juntos. La temporada navideña, que históricamente había sido un tiempo de reflexión, unidad y generosidad, parece haber perdido gran parte de su esencia original.
La magia de la Navidad ha sido reemplazada, en muchos casos, por una vorágine de consumismo desenfrenado que transforma esta época en una irracional carrera por adquirir productos, muchas veces innecesarios, y por mostrar una imagen idealizada de lo que “debe ser” una celebración perfecta.
No importa si no eres católico. Y posarás para las fotos fingiendo ser feliz con tu tristeza bajo el brazo izquierdo. Pero también hay que decirlo, muchas personas en el mundo la pasan bien, conviven se abrazan, se buscan; ante el efímero misticismo de la Noche Buena.
El origen de la Navidad tiene profundas raíces religiosas y culturales, con el nacimiento de Jesucristo en el centro de la festividad. En sus primeros tiempos, la Navidad era un momento de recogimiento, de compartir y de dar sin esperar nada a cambio.
Las personas se reunían para celebrar el amor, la paz y la fraternidad, y el intercambio de regalos era simbólico, una forma de compartir la abundancia y el cariño. Las tradiciones navideñas, como la misa de gallo, las cenas familiares y el villancico, evocaban sentimientos de comunidad y solidaridad.
Consideremos algunos datos esenciales
- Diversas fuentes señalan que aproximadamente el 90% de la población mundial vive en el Hemisferio Norte del planeta. De acuerdo a la ONU somos 195 países en todo el mundo, siendo el La India el más poblado con 1428 millones de habitantes, seguido por China con 1400, Estados Unidos tiene 340 millones. México ocupa el décimo lugar con cerca de 160 millones de mexicanos, cuya cifra incluye extraoficialmente a los aproximadamente 30 millones que radican en Estados Unidos El décimo lugar oficialmente de 195 países… ¡Somos muchos mexicanos en una nación multicultural, con un importante patrimonio histórico biocultural! Lo malo es que poco más de 50 millones viven en situación de pobreza. Ahora les dicen “grupos vulnerables”. ¿cuáles serían las principales causas y consecuencias de esta terrible y peligrosa situación?
- Desde la prehistoria, las antiguas civilizaciones del Hemisferio Norte celebraban en fechas cercanas al solsticio de invierno el fin de un ciclo agrícola y se preparaban para un periodo de clima gélido. Posteriormente los romanos celebraron en estas fechas las llamadas Saturnalias donde se rompían las barreras sociales y se podía recurrir a todo tipo de excesos.
- Recordemos que en el Hemisferio Sur del planeta es el solsticio de verano el que acaba de suceder. Para Latinoamérica al Hemisferio Sur lo integrarían: Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay, Perú, Uruguay, siendo precisamente el verano la estación del año que inicia. Nada que ver con el clima de nieve, trineos ni las películas que al respecto principalmente la cultura occidental basada en el sistema capitalista ha producidocomo una especie de colonialismo o control cultural globalizante, de acuerdo a las teorías del Maestro Florescano.
- Se considera que la primera celebración de la navidad se efectuó en el año de 313 cuando el emperador romano Constantino, una vez que el cristianismo ha sido instituido como religión y cultura oficial, decreta el cambio de rituales de las saturnalias y las convierte en la festividad del nacimiento de Cristo.
- Antes del año 1800 las celebraciones navideñas no eran en los hogares, eran callejeras y carnavalescas donde los jóvenes se dedicaban a realizar todo tipo de desmanes y excesos, cantaban, hacían actos cómicos con alusiones sexuales, palabras altisonantes y se bebía a raudales. El investigador Jorge Cubría nacido en la Ciudad de México en 1950, señala que existen documentos en los cuales consta que en el estado de Massachusetts existió una ley que prohibió la celebración de la Navidad entre los años 1659 a 1681.
- Santa Claus sería una fusión de múltiples tradiciones, ya entre los antiguos vikingos existía la leyenda de que el dios Thor era un anciano obeso que salía en trineo a llevar juguetes a los niños y que vivía en un palacio de hielo en el Polo Norte, posteriormente se le vinculó a San Nicolás un Santo aparentemente nacido en la actual Turquía.
- La representación de los nacimientos se le atribuye a San Francisco de Asís en 1223, los nacimientos originalmente sólo se instalaban en las iglesias, pero con el paso del tiempo la gente fue haciéndolos en sus casas.
Más datos de la temporada navideña
- Las pastorelas se empezaron a representar a partir del siglo IX, en México fueron traídas por los frailes franciscanos en el siglo XVI. Para el caso de las posadas se documenta que en 1530 Fray Juan de Zumárraga organizó la representación de la pastorela ¨Farsa gozosa de la natividad de nuestro señor”
- Las piñatas llegaron a Europa de China en el siglo XIII gracias al viajero y comerciante italiano Marco Polo, a México fueron traídas por los misioneros agustinos como una estrategia más para difundir la evangelización de los pueblos originales. A esta etapa de nuestra historia también se le conoce como “La conquista espiritual” . Efectuada al mismo tiempo que la violenta conquista militar española.
- Los regalos, antes del siglo XIX eran biblias o regalos muy artesanales, hechos en casa, la mayoría de los actuales “regalitos “son producto del comercialismo creado en gran parte por las Revoluciones Industriales, bases del sistema capitalista que dieron origen a las actuales sociedades digitales llamadas del conocimiento disruptivo o pos pandémicas. También conocidas como la Era del antropoceno o del desarrollo acelerado (y descontrolado diría yo).
- El árbol de Navidad encuentra algunos orígenes vikingos, en Estados Unidos se instaló un árbol navideño en Nueva York en 1830 y en Inglaterra en 1841. En México la costumbre del árbol de Navidad fue introducida por inmigrantes alemanes a partir de 1850. El primer gobernante mexicano que impulsó la instalación de árboles navideños en los hogares fue (de acuerdo al mencionado investigador Jorge Cubría) el general Miguel Negrete en 1878.
- Las esferas de vidrio se producían al norte de Bavaria, posteriormente en la extinta Checoslovaquia fue como llegaron a México. Actualmente el pueblo de Tlalpujahua, Michoacán produce millones de esferas siendo la base de su economía debido a la gran cantidad de turistas que llegan a comprar estas verdaderas obras de arte.
- La Flor de Noche Buena (nombre científico: Euphorbia Pulcherrina) es originaria de México y se utilizaba para celebrar el nacimiento de Huitzilopochtli. Sin embargo, el primer embajador estadounidense en México J. R Poinsett “la llevó” en 1825 a su país haciendo un gran negocio y difusión de ella.
- Las tarjetas tienen su origen en la antigua Roma, se fueron perdiendo hasta el surgimiento de la imprenta en el siglo XV. La actual sociedad digital prácticamente terminó con esta tradición.
- La música navideña encontraría sus orígenes también en la antigua Roma, se cantaban exclusivamente en el solsticio de invierno, se creía poder lograr la fertilidad de los campos, del ganado, tener salud, felicidad y que el Sol Invicto siguiera brillando. La canción más antigua que se conoce en honor a la Navidad se llama “Jesús refulsit ómnium”: “Jesús luz de todas las naciones “escrita por San Hilario de Poittiers en el año 368. Rodolfo el Reno de la Nariz Roja y Blanca Navidad serian de las canciones más conocidas. Los villancicos forman parte de la lírica popular española.
Comercialización navideña
Sin embargo, con el paso de los años, especialmente desde la mitad del siglo XX, la Navidad comenzó a ser cada vez más comercializada. Las marcas comenzaron a aprovechar esta festividad para promover ventas, y la figura de Santa Claus, promovida por empresas como Coca-Cola, se consolidó como el principal símbolo de la temporada.
El foco pasó de la unión y la espiritualidad a la acumulación de bienes materiales. El 25 de diciembre, lejos de ser solo una fecha de encuentro familiar, se convirtió en el día culminante de una temporada de descuentos, compras, publicidad mucho chupe y comida.
¿Qué les podemos compartir?
Hoy en día, la temporada navideña parece más un evento global de consumo que un tiempo de reflexión personal o comunitaria. Los escaparates de los comercios se llenan de productos que buscan captar la atención de los consumidores, mientras que las familias, en ocasiones, se ven presionadas a gastar más de lo que pueden permitirse para cumplir con expectativas externas.
Las festividades se han convertido en una competencia por demostrar quién tiene el árbol más grande, los regalos más caros o la fiesta más espectacular. Esta sobreexposición a la publicidad y el marketing genera en muchas personas la necesidad de consumir, aun cuando no se trate de una necesidad real. Una de las bases del actual sistema socioeconómico: inventarte necesidades.
Este cambio de rumbo no está exento de consecuencias. En primer lugar, se ha fomentado una mentalidad materialista que reduce el valor de las relaciones humanas y de los gestos de afecto a lo que se puede comprar o regalar.
Además, la presión por mantener un cierto nivel de vida durante las festividades puede generar estrés financiero y ansiedad, afectando la salud emocional de las personas. Como si la pandemia no hubiera dejado secuelas negativas. La verdadera esencia de la Navidad, que es compartir con los seres queridos, cultivar la gratitud y vivir momentos de paz, se ve opacada por el ruido del consumismo.
No olvidemos que por diversos motivos hay quienes la Navidad no es motivo de alegría, no; no lo es ni lo será jamás.
El sentido navideño
El reto está en retomar el verdadero sentido de la Navidad, en redescubrir la importancia de los pequeños gestos, el tiempo compartido y la generosidad desinteresada. Si bien los regalos y las decoraciones pueden ser parte de la celebración, no deben ser el eje central.
Es fundamental que, como sociedad, volvamos a poner énfasis en los valores humanos, en el amor y en la solidaridad, buscando un equilibrio entre la tradición y la modernidad. En lugar de perderse en el consumismo, podemos aprovechar esta temporada para reforzar lo que realmente importa: nuestras relaciones, nuestro bienestar y la capacidad de dar sin esperar nada a cambio.
Recordemos que ya el filósofo Epicuro, originario de Samos, Grecia, decía en el año 341 antes de Cristo:
“Promovamos la Ataraxia, cuya definición sería que debe de existir un estado de equilibrio entre el bienestar corporal (la salud) y el espiritual, donde el conocimiento (la IA) no tiene ningún valor sino se emplea en la búsqueda de la felicidad”.
Como podemos observar la Navidad es producto de un sincretismo histórico y multicultural, y como tal ha sufrido modificaciones de tradiciones, así como diversas innovaciones tecno culturales a través del tiempo.
Pero en realidad lo que el cristianismo celebra es el cumpleaños 2024 de Cristo, quien predicó – de acuerdo a los evangelios-, diversos principios éticos y morales orientados a la compasión, la humildad, la vida sana, el crecimiento espiritual y algo muy importante: el amor al prójimo, es decir: no hagas a otros lo que no desees para ti, que en lenguaje contemporáneo se identificaría con el concepto de empatía.
El gran escritor Shakespeare mencionó alguna vez: Yo siempre me siento feliz… ¿sabes por qué? porque no espero nada de nadie…nada.
Yo Tampoco. Amor y Paz.