Se fue el primer papa que abiertamente mostró un poco de apertura y comprensión hacia la comunidad LGBT+, hacia la inclusión de mujeres en el gobierno interno del Vaticano, una cercanía y comunión más fraterna con filosofías de otras religiones, una auténtica austeridad clerical, entre otras cosas.
Suscitando a todas luces una reforma sin precedentes en la iglesia católica.
Pero lo que pocos saben es que precisamente este perfil y estas reformas de Bergoglio provocaron un cisma en la cúpula mas alta de poder de la institución católica.
Por un lado, los seguidores de Francisco y su visión, más actual, apuntando a una posible modernización y renovación de la religión católica con todo lo que implica, y por otro lado el grupo más conservador que precisamente se oponen a estos cambios, los altos religiosos aferrados al pasado, ultraconservadores, anti LGBT, machistas y patriarcales, fundamentalistas y cuadrados.
Se habla que este grupo conservador «anti Francisco» que increíblemente tienen bastante poder en el Vaticano le impedían al papa decir y hacer lo que verdaderamente deseaba resolver y ejecutar en la Iglesia. Incluso hace un par de años se corrió el rumor en los pasillos del Vaticano, que este grupo fraguaba un plan para destituir al papa Francisco al ver los pasos «inaceptables» que daba a favor de la comunidad LGBT y de las mujeres.
El papá Francisco se ha ido, y con toda su humanidad y sus defectos, sin duda alguna que ha dejado una huella importantísima en la historia no sólo de la religión católica, sino del mundo.
En los próximos días y semanas veremos qué tanto echaron raíces las semillas de Bergoglio, veremos si la línea de su filosofía sigue adelante abriéndose camino o si es sofocada por sus adversarios, que en lo personal considero son religiosos siniestros.
Y aunque lo saben, soy anti religión. Verdaderamente espero que la religión católica y en cualquier otra prevalezca el amor, la armonía, la unidad y el verdadero despertar de las consciencias y de la vida interior de cada persona en el mundo.
