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Ayuquila-Armería, la cuenca en donde se comercializan 143 tipos de plaguicidas

El río Ayuquila se extiende a lo largo de 321 kilómetros desde su nacimiento en la Sierra de Quila, hasta su desembocadura en Boca de Pascuales, en el estado de Colima. (Foto: Brian Rodríguez Aguilar)

La cuenca del río Ayuquila-Armería se encuentra entre los estados de Jalisco y Colima en el occidente de México. Se extiende a lo largo de 321 kilómetros desde su nacimiento en la Sierra de Quila, hasta su desembocadura en Boca de Pascuales, en el estado de Colima. En esta cuenca, diez municipios concentran la comercialización de al menos 143 tipos de plaguicidas; Palo Blanco, Tuxcacuesco y Ayuquila, son los sitios que usan el mayor número de estos químicos.

Por: Mayra Vargas

Autlán, Jalisco; 31 de julio de 2019. (Letra Fría) En la cuenca del río Ayuquila-Armería, diez municipios concentran  la mayor actividad agrícola y además, la comercialización de al menos 143 distintos tipos de plaguicidas que son distribuidos en 27 expendios: Autlán de Navarro, El Grullo, Tecolotlán, Ayutla, San Gabriel y Unión de Tula en Jalisco, además de la ciudad de Colima, Tecomán, Armería y Villa de Álvarez en el estado de Colima, son los municipios con mayor actividad agrícola de la cuenca del río Ayuquila-Armería, donde se concentra la comercialización de al menos 143 distintos tipos de plaguicidas.

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El Glifosato se vende en todos los expendios, seguido por el Paraquat, Cipermetrina, Clorpirifós, Mancozeb, 2,4-D, Permetrina, Atrazina, Abamectina, Clorotalonil y Malatión, así lo revela la tesis de maestría “Análisis de plaguicidas como fuente de contaminación de agua superficial dentro de la cuenca del río Ayuquila-Armería”, realizada por el ahora estudiante de doctorado en el Centro Universitario de la Costa Sur, Brian Arturo Rodríguez Aguilar.

Imagen obtenida de la tesis de maestría “Análisis de plaguicidas como fuente de contaminación de agua superficial dentro de la cuenca del río Ayuquila-Armería”, realizada por el ahora estudiante de doctorado en el Centro Universitario de la Costa Sur, Brian Arturo Rodríguez Aguilar.

La investigación del joven estudiante tuvo dos objetivos: el primero, identificar los plaguicidas más comercializados dentro de la cuenca del río Ayuquila-Armería y segundo, determinar su concentración en el agua superficial:

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“Queríamos evaluar primero cuáles eran los plaguicidas que más se vendían en la cuenca, porque en muchos casos pasaba de que había gente que hacía análisis de plaguicidas, pero que realmente ni se vendían en la cuenca, o no se aplicaban en la cuenca Entonces, lo que nosotros queríamos era ver qué es lo que se estaba vendiendo, para entonces nuestros análisis de aguas en este caso, enfocarlas hacia ese tipo de plaguicidas y ver cuál era la condición actual de los plaguicidas de uso actual (sic)”, explicó el doctorante en entrevista a Letra Fría.

Para lograr el primer objetivo, visitó 27 expendios de plaguicidas ubicados en las principales cabeceras municipales en la cuenca; de su investigación obtuvo como resultado que 143 ingredientes activos distintos, entre ellos 55 insecticidas, 39 herbicidas y 49 fungicidas son comercializados en esta zona. Mientras que para el segundo objetivo, realizó dos muestreos en temporada de estiaje y dos en la de lluvias, en 30 sitios distribuidos en la cuenca.

Los resultados de los muestreos arrojaron que el 66 por ciento de las muestras presentaron al menos un plaguicida. Los más frecuentes fueron Ametrina, Dimetoato y Diazinón. (Foto: Brian Rodríguez Aguilar)

Los resultados de los muestreos arrojaron que el 66 por ciento de las muestras presentaron al menos un plaguicida. Los más frecuentes fueron Ametrina, Dimetoato y Diazinón.

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Brian Arturo también descubrió, gracias a sus cuatro muestreos, que los sitios que presentaron mayor número de plaguicidas en toda la cuenca son Palo Blanco, agencia de El Grullo (antes Manantlán), Tuxcacuesco y Ayuquila, también agencia de El Grullo.

Respecto a este primer estudio, enfocado en analizar la presencia de plaguicidas en aguas superficiales en la cuenca y la importancia de hacerlo, el doctor Luis Manuel Martínez Rivera, director de la tesis y profesor investigador en el Centro Universitario de la Costa Sur de la Universidad de Guadalajara, habló de este proceso:

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“Nosotros tenemos estudiando el río desde 1996, y lo hemos enfocado más a aspectos de contaminación, primero por aguas industriales del Ingenio Melchor Ocampo, una vez que se subsanó eso nos hemos enfocado a aguas residuales urbanas.

Nuestra mayor parte está enfocada en aguas urbanas, impacto en la salud, en los nutrientes y nos empezamos ya a meter más en la parte de la biodiversidad. Eso traíamos, los dos factores que son los pesticidas y metales pesados, como pendiente durante varios años, no solo por la dificultad que a veces se tiene de ubicarlos, sino también porque son análisis costosos de metales pesados y de pesticidas”, explicó a la reportera.

Los sitios de muestreo que presentaron una mayor incidencia de plaguicidas en toda la cuenca son antes presa El Nogal, dren Autlán, dren El Grullo, puente El Grullo, Palo Blanco, Acachales, antes Manantlán, Zenzontla, río Ayuquila, río Tuxcacuesco y arroyo La Lumbre. En dichos sitios se detectaron de tres a cuatro compuestos distintos por muestra colectada.

El maíz, cultivo al que más plaguicidas le aplican en la cuenca del Ayuquila

En la cuenca del río Ayuquila-Armería, diez municipios concentran la mayor actividad agrícola y además, la comercialización de al menos 143 distintos tipos de plaguicidas (Foto: Brian Rodríguez Aguilar)

De las investigaciones también se encontró que dentro de la cuenca Ayuquila – Armería, el cultivo de maíz es el que recibió la mayor variedad de plaguicidas, con un total de 77 ingredientes activos, dominando los de origen químico como los organofosforados, piretroides, carbamatos y triazinas.

Para el profesor investigador del CU Costa Sur, doctor Luis Manuel Martínez Rivera, este dato resulta interesante, pues revela parte del desconocimiento que podrían tener los agricultores al momento de adquirir productos químicos:

“Yo no tenía idea de cuántos químicos se utilizaban y sobre todo, ver el cultivo de maíz que maneja más de 70 productos químicos de diferente manera, de diferentes usos y formas, eso nos da una idea de que el agricultor realmente no sabe exactamente cuál es el mejor producto para tratar la plaga o para tratar la maleza, sino que creo que responde más a lo que una casa vendedora le ofrece y el agricultor lo va comprando, pero él no sabe de niveles de toxicidad, no sabe del riesgo a la salud, no sabe muchas cosas. Es una respuesta de un desconocimiento del manejo de los plaguicidas”, explicó el investigador.

Imagen obtenida de la tesis de maestría “Análisis de plaguicidas como fuente de contaminación de agua superficial dentro de la cuenca del río Ayuquila-Armería”, realizada por el ahora estudiante de doctorado en el Centro Universitario de la Costa Sur, Brian Arturo Rodríguez Aguilar.

Para el estudiante de doctorado, también se carece de un marco normativo en materia de residuos de plaguicidas, para la protección del medio ambiente, pues mencionó que por ejemplo, durante su trabajo de campo, fue testigo de un mal manejo de los envases vacíos de los plaguicidas:

“Desde la parte alta hasta casi la desembocadura, observé la presencia de envases vacíos de plaguicidas, fue totalmente evidente, desde islas que se acumulaban en el río, no solo de envases de plaguicidas, sino también de otros sólidos, como también envases que dejan vacíos en los campos, que en las lluvias prácticamente terminan todos en el río.

Creemos que puede ser una fuente importante de contaminación para el agua”.

El maíz, a pesar de ser el cultivo con más variedad de ingredientes activos en el mercado, las zonas maiceras no mostraron una incidencia alta de plaguicidas en el agua superficial, de acuerdo con los resultados obtenidos en la investigación.

En el caso de la Ametrina, herbicida usado en el control pre o post emergente de hierbas, principalmente en cultivos de maíz y caña de azúcar, fue el único plaguicida en el que se detectó relación directa con la presencia de la caña de azúcar, desde la parte media de la cuenca, (donde comienza el valle agrícola de Autlán-El Grullo) hasta el último sitio de muestreo.

“De este herbicida, la ficha técnica dice que es un herbicida que se aplica principalmente en la caña de azúcar, se aplica cuando hay un alto porcentaje de probabilidad de lluvias porque la lluvia o la humedad, favorece la actividad del químico y pudimos detectarlo desde el inicio del valle Autlán-El Grullo hasta el final que fue casi en la desembocadura del río Armería en Colima.

Es un compuesto que tiene características polares, o sea, que es soluble en agua, entonces eso pudo haber sido que facilitara que estos plaguicidas entraran al flujo del río y los esté transportando prácticamente hasta la desembocadura del río”, así lo detalló el joven estudiante de doctorado.

Para el doctorante, al momento de realizar los muestreos, llamó su atención la presencia de presas en la cuenca Ayuquila-Armería y que éstas facilitan procesos de dilución. Esta situación se hizo evidente en el sitio ubicado después de la presa El Nogal, en la subcuenca del río Tuxcacuesco, donde todos los plaguicidas se encontraron por debajo del límite de detección del equipo, pero no así para el sitio antes de la presa.

De los resultados de este estudio, lo más alarmante para el doctor Luis Manuel Martínez Rivera, es la cantidad de productos comercializados y que sí están en el río, pero en forma de residuos. Esto significa que hay mayores concentraciones en otros espacios:

“Tenemos una exposición nosotros como personas, en el río llegan residuos de lo que se aplica acá en las zonas agrícolas o valles, llegan residuos, no llegan las concentraciones, entonces vamos a esperar  que tengamos concentraciones más altas acá en la zona del valle, en el aire, en los cuerpos de agua, que están muy enfocados acá o incluso puede haber en el agua subterránea, entonces el río ya arrastró los residuos de toda esa zona, a veces llega diluida, llega en otras concentraciones, pero sí nos da un panorama de la gran cantidad de plaguicidas que se están utilizando y el riesgo que presenta la población”, explicó el investigador.

Un aspecto alarmante para Brian Rodríguez Aguilar, además de las concentraciones y de la gran variedad de plaguicidas detectados, es la mezcla de plaguicidas de diferentes características en el agua, y las diferentes toxicidades. La alta incidencia de plaguicidas en los puntos ubicados principalmente en el valle de Autlán-El Grullo, puede ser atribuido a la agricultura intensiva y a un bajo grado de conservación de las zonas de ribera, debido a la expansión de los terrenos agrícolas hasta las orillas del cauce, y la falta de protección de las zonas federales.

Acercamiento con la autoridad para acciones concretas

El doctorante visitó 27 expendios de plaguicidas ubicados en las principales cabeceras municipales en la cuenca; de su investigación obtuvo como resultado que 143 ingredientes activos distintos. (Foto: Brian Rodríguez Aguilar)

Hasta el momento, estos resultados no han sido compartidos con ninguna autoridad, pero se hará posteriormente para involucrarlos, aseguró el autor de la investigación.

La información generada sobre el estado de la cuenca se compartirá también con las comunidades, con el objetivo de que se trabaje en soluciones para disminuir este problema en lugares específicos.

“Esta información que nosotros generamos así como la que pretendemos generar en un futuro, es información que vamos a hacer llegar tanto a las autoridades, como también a las comunidades que están cerca de ahí, donde vimos que hay una mayor afectación como son las comunidades de Palo Blanco que reciben las descargas directas de los drenes como El Aguacate y otras más que hay en la parte de Colima”, aseguró el doctorante.

Por su parte, Martínez Rivera dijo que aprovechará que próximamente habrá una reunión para darle seguimiento al caso de la presencia de plaguicidas en niños y jóvenes de las comunidades de El Mentidero y Ahuacapán, en Autlán de Navarro; y ahí hará mención de estos resultados en el río, que también representa un riesgo para la población:

“Para plantear ciertas alternativas de manejo, que también ellos tengan claro que los pesticidas también están en el río. Hay zonas recreativas sobre el río que van los fines de semana y que se están bañando en aguas que tienen estos plaguicidas, entonces están expuestos a estas concentraciones, o pescan y se comen el pescado. Entonces tienen que ser conscientes que ya lo tenemos en todo el sistema y que tenemos que proponer medidas concretas y claras de lo que se va a hacer para solucionar este problema”, subrayó.

MA/MA

Mayra Vargas Espinoza es una periodista mexicana radicada en Guadalajara, Jalisco. Es coordinadora editorial del Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano (NCC Iberoamérica), miembro del Consejo Editorial de Letra Fría y responsable del área de Investigaciones Especiales. Principalmente cubre temas relacionados con la ciencia, entre ellos medioambiente y salud, además de comunidades indígenas y derechos humanos. Sus trabajos se han publicado en medios locales, estatales, nacionales y de América Latina. Forma parte de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia y de Chicas Poderosas México. En 2015 ganó el premio especial James Rowe al periodismo de investigación, otorgado por el Foro de Periodismo Argentino, mientras que en 2020 ganó el Premio Estatal de Innovación, Ciencia y Tecnología de Jalisco, categoría de divulgación científica, con el proyecto colectivo del NCC Iberoamérica. Cursó el taller internacional de periodismo cultural y técnico científico, organizado por la RAI Italia, junto con el Centro Italiano di Studi Superiori per la Formazione e l'Aggiornamento in Giornalismo Radiotelevisivo de Perugia.

Recibió mención honorífica en el 2do. Hackatón de Periodismo Científico e Innovación, organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en Guadalajara, Jalisco, también en 2015.

Ha publicado trabajos en diversos medios como Aristegui Noticias, en la revista digital Votán MX y Zona Docs.

Desde 2017 es miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia (Red MPC), con sede en la Ciudad de México y es miembro activo del Capítulo Juvenil Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco (BSGEEJ) desde junio de 2018.

Ganó el Premio Juventud 2019 en Autlán, Jalisco.

Periodista en Letra Fría desde 2013.

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