El día de hoy, Alejandra Molina se une al equipo de columnistas de Letra Fría con su espacio “Construir política feminista”, en el que enfatiza la urgente necesidad de replantear nuestro papel en una sociedad patriarcal en crisis.
Por: Alejandra Molina
Autlán de Navarro, Jalisco. 6 de marzo de 2020. (Letra Fría) Hacer política feminista es una emergencia global, no sólo por la búsqueda de igualdad sino por supervivencia. El sistema patriarcal en el que hemos vivido por siglos nos ha llevado a un punto crítico sin retorno, hemos depredado al planeta y a la misma humanidad.
La política feminista no se trata solamente de prácticas, reglamentos, protocolos, programas o proyectos con perspectiva de género; tiene una raíz sumamente más profunda. Implica replantear nuestras relaciones sociales, el sistema económico y político en el que vivimos, cómo nos relacionamos con la naturaleza, cómo tratamos nuestros cuerpos y vivimos nuestra sexualidad, la forma en que vestimos y hasta como sanamos y cuál es nuestra visión del mundo. Por ello, el hacer política verdaderamente feminista sería una revolución social poderosa que tendría la oportunidad de cambiar realidades radicalmente.
Si bien, las olas feministas han tenido grandes resultados en cada ciclo, como el reconocimiento de la igualdad entre hombres y mujeres ante la ley, los derechos económicos, sociales y culturales, el derecho a votar y ser votada, la legalización del aborto, entre muchos otros, también es cierto que, a pesar de los logros, no se resuelve el problema de raíz. Se necesitan desmantelar las relaciones sociales actuales y construir una nueva visión del mundo. Las personas que habitamos en el siglo XXI estamos acostumbradas a una vida individualista, consumista, explotadora, violenta y esclavizada. Normalizamos a la clase política corrupta, que se mueve por sus propios intereses, que manipula, roba, miente, traiciona, mata.
Necesitamos urgentemente una política antineoliberal, anticapitalista, anticolonizadora, antiimperialista, que esté en contra de todas las formas de explotación humana y que su relación con la naturaleza sea de respeto y armonía. La política feminista significa construir en comunidad, gobernar para servir, soberanía alimentaria, economías comunitarias, relaciones humanas en igualdad, respeto a la madre naturaleza, abolición del género, otro sistema económico y político. Se puede escuchar extremista, pero estamos a tiempo de replantearnos nuestro papel como humanidad en este mundo. Como lo dijeron en la declaración de los PUEBLOS INDÍGENAS ORIGINARIOS DEL ABYA YALA: “¡La tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a ella! “
LL/LL
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