El causante de todo…
Por: Juan Luis Garay Puente
Autlán de Navarro, Jalisco. 05 de abril de 2022. (Letra Fría) Dando continuidad a la primera entrega en la que se abordó de forma general el origen de las disputas que han y siguen existiendo en la humanidad, me es útil como parte introductoria, a lo que en esta ocasión compartiré con ustedes y que, sin lugar a dudas, es un tema que está en boca de la mayoría de los mexicanos. Pues hoy en día hablar de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) o la Cuarta Transformación no sólo pone atentos a la mayoría, sino que levanta las más álgidas pasiones para inclinar uno u otro lado de la balanza en la política nacional.
Todos sabemos que la figura del hoy presidente ha estado latente en la opinión pública por lo menos desde el año 2000 cuando obtuvo el triunfo en las elecciones para convertirse en Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Desde entonces, fue evidente que el camino que había trazado era para convertirse en presidente de nuestro país y como él lo mencionaba en distintas ocasiones, era para “sembrar la semilla de un Proyecto Alternativo de Nación que le devolviera al pueblo la dignidad y respeto que los gobiernos neoliberales le habían robado”.
Esa postura radical y su discurso retador plagado de una retórica convincente, sobre todo para aquellos que estaban deseosos de justicia social, rápidamente empatizaron con él y lo catapultaron a los más alto de las encuestas para aquella elección del 2006 y sin lugar a dudas lo han mantenido hasta la fecha como el político más conocido y reconocido por los mexicanos en los últimos años.
Dichos sucesos no pasaron desapercibidos para los adversarios de AMLO, pues la preocupación que despertaba en ellos la posibilidad de que éste llegara la Silla Grande no era asunto menor, ya que de sobra había evidencias que su propuesta de gobierno era completamente opuesta a lo que por más de 16 años se venía impulsando en México y que claramente beneficiaba a una oligarquía que a nadie extrañaba que fueran quienes marcaban la agenda política y dictaban lo que ellos consideraban era lo adecuado para los mexicanos.
Este contexto potencializó esas disputas de las que hablamos y sumió a México desde el 2006 en un “divertido» guion, digno de una serie que bien pudiera trasmitirse en cualquier plataforma de streaming, donde los protagonistas serían quienes apoyan a AMLO y aquellos que lo rechazan.
Quiero comentarle apreciable lector, que no abundaré demasiado en esta entretenida historia de amor y odio, pero sí de una forma objetiva (muy a pesar de mi inclinación ideológica) describiré de manera puntual en mi última entrega de esta trilogía de columnas las razones del por qué les he colocado por título Eppur si muove, aquella famosa frase que hipotéticamente mencionó Galileo Galilei ante de los jueces del Supremo Tribunal Inquisitorio quienes le pedían se retractara de las conclusiones de su investigación que, en síntesis desmentían las “verdades” que la Iglesia Católica de aquel tiempo sostenía de que la tierra era la que estaba en el centro del universo y que todos los demás astros y cuerpos celestes eran los que se movían a su alrededor.
Esta será una analogía interesante y por lo tanto invito a quien tenga el gusto de invertir su tiempo en leer y sea un asiduo seguidor de la Gran Plataforma Digital que representa Letra Fría a que este atento al tercer martes de ese primaveral mes y junto con los postulados que presente, me ayuden a entender con sus comentarios las razones por las cuales “aquellos que han intentado frenar a AMLO se han convertido en cómplices de una autodestrucción anunciada pretendiendo desactivar una bomba que según ellos está dañando al país pero que sin lugar a dudas arman día a día una que les explota en sus propias manos” (Denisse Dresser, 2005).
MA/MA
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