Por: Guillermo Tovar Vázquez | Historias de plaza pública
Autlán, Jalisco.- Según el Censo de Población y Vivienda realizado por el INEGI en 2020, el rancho de Chacaltepec, al noroeste del municipio de Autlán, tiene un solo habitante. El censo registra tres casas habitación en ese lugar, dos de ellas deshabitadas.
Una visita a Chacaltepec, un asentamiento ubicado más o menos a medio camino entre El Chacalito y El Corcovado, a orillas de una sección del río Ayuquila fuertemente contaminada con lirio acuático, parece corroborar esos datos: se puede ver a más de una persona, pero casi todos trabajando en los cultivos aledaños o en alguna construcción.
Chacaltepec, sin embargo, cuenta con un limpio y bien dispuesto cementerio, sin huellas de abandono, cuya tumba más antigua, al menos de las que contienen datos visibles, es de 1963. De lo que cuentan las tumbas y lo que recuerdan personas que conocieron Chacaltepec en décadas pasadas, podemos inferir que el rancho conoció mejores tiempos: hubo una escuela rural, cuya sede se conserva casi en ruinas, mientras que en las décadas de 1960 y 1970 varios vecinos fueron sepultados en su cementerio, lo que habla de una comunidad más numerosa.
Otra fuente que habla de buenos tiempos en el rancho de Chacaltepec es mucho más antigua, pero es confiable: el Archivo de la Parroquia del Divino Salvador, en Autlán, cuyos libros de gobierno guardan un par de actas relacionadas con la capilla que don Alejo Arias mandó construir en ese sitio y que, por lo que leemos, se trataba de una edificación que contaba con todos los permisos y formalidades eclesiásticas.
La primera referencia documental que conocemos sobre la capilla de Chacaltepec es el acta que levantó el párroco de Autlán, Esteban Lara, sobre la ceremonia de colocación de su primera piedra. Según el acta, la ceremonia se celebró a las 12 del día del 20 de enero de 1913, y fue firmada por todos los asistentes: el mismo párroco Lara, el propietario Alejo Arias, A. F. Villaseñor, el poeta Rogaciano Arias Michel, quien años después alcanzaría notoriedad en México y los Estados Unidos; Antoliana Arias, Constanza Ruiz, Francisco Buenavides (sic) y Anacleto Aguilar.
El original de dicha acta fue colocado dentro de una botella de vidrio, “en el centro de dicha primera piedra”. La capilla, dedicada al Santo Niño de Atocha, ya estaba construida y en condiciones de ser utilizada, pero se tuvo que realizar el rito de colocación de la primera piedra para proceder a bendecirla, según instrucciones del obispo de Colima, Amador Velasco expresadas en la comunicación en la que autorizó la bendición, el 4 de octubre de 1912.
De modo que la capilla fue bendecida y, previamente, contó con su ritual de colocación de primera piedra. Pero también tuvo algo que entonces no tenía cualquier capilla: la erección de un Vía Crucis.
El 8 de marzo de 1914, poco más de un año después de su bendición, el párroco Esteban Lara deja constancia en el libro de gobierno de que ese día se erigió en la capilla de Chacaltepec, finca propiedad de Alejo Arias, el Vía Crucis, previa autorización del obispo de Colima, Amador Velasco.
El Vía Crucis es la representación de la Pasión de Cristo que en la actualidad podemos ver en casi todos los templos, en forma de cuadros o cruces colocados en las paredes laterales de la nave principal. Es una solución que comenzó a adoptarse, según la Enciclopedia Católica Online, a finales de la Edad Media para que los fieles católicos que no pudieran acudir a Tierra Santa recrearan el recorrido por los lugares en los que ocurrieron los últimos momentos de Jesús, ganando las mismas indulgencias que si se trasladaran a aquellas tierras.
Para 1912, era obligatorio solicitar el permiso del obispo para poder erigir un Vía Crucis en cualquier templo, quien además delegaba a un sacerdote, de preferencia franciscano, para que realizara la ceremonia. La capilla de Chacaltepec tuvo su Vía Crucis, erigido por el mismo párroco de Autlán, Esteban Lara.
Sin embargo, la capilla y el resto de las edificaciones del rancho Chacaltepec que fueron erigidas en tiempos de Alejo Arias ya no se conservan. Según testigos, todavía hace algunas décadas estaban en pie las paredes y el altar de la capilla, alrededor de las cuales se había excavado bastante en busca de tesoros. Actualmente el sitio donde estuvo la capilla se encuentra arrasado, al parecer con la intención de sembrar agave.
Fuentes:
- Archivo de la Parroquia del Divino Salvador. Libro de gobierno no. 6, F.28, 29, y 31.
- Censo de Población y Vivienda 2020, INEGI. Consultado el 6 de abril de 2023 en https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/#Microdatos
- Vía Crucis, artículo publicado en la Enciclopedia Católica Online, consultada el 6 de abril de 2023 en https://ec.aciprensa.com/wiki/V%C3%ADa_Crucis
