Por: Guillermo Tovar Vázquez | Historias de plaza pública
Autlán de Navarro, Jalisco. 06 de noviembre de 2022. (Letra Fría) De la poca relevancia que ha tenido en el pasado el Día de Muertos en Autlán nos habla el elocuente silencio de nuestros cronistas e historiadores sobre el asunto: ni Ramón Rubín en la monografía El Valle de Autlán ni Francisco Enríquez Lizaola en Color grana, ni don Ernesto Medina Lima en alguna de sus crónicas, señaladamente en Autlán en tiempos de Antonio Alatorre, se han ocupado de describir qué hacían los autlenses de otros tiempos el 2 de noviembre y su víspera. Tampoco dijeron nada al respecto el doctor Rubén Villaseñor Bordes ni la doctora Lilia Victoria Oliver Sánchez.
Los cronistas referidos sí se preocuparon por describir, a veces con mucho detalle, las grandes fiestas del año, como el Carnaval o la de la virgen del Rosario, y aún algunas menores, incluyendo las patronales de algunos de los templos de Autlán. Pero del Día de Muertos, nada.
Esto no quiere decir que los autlenses no celebraran el Día de Muertos, solo que no acostumbraban hacerlo con la vistosidad de los días que nos ha tocado vivir.
La costumbre de colocar adornos, ofrendas y otra clase de elementos, así como de caracterizarse como esqueletos, con resultados más o menos satisfactorios, no se instaló en Autlán sino hasta la década de 1990: aunque ya hay noticia de que se instaló un altar dedicado a la profesora Francisca García Mancilla el año de su muerte (1992) o al siguiente, esta costumbre no se generalizó sino hasta la llegada del Centro Universitario de la Costa Sur y su Semana de la Muerte, cuya primera edición se celebró entre octubre y noviembre de 1995.
Según el doctor Alfredo Castañeda Palomera en su tesis El impacto del Centro Universitario de la Costa Sur en el municipio de Autlán de Navarro, Jalisco, en julio de 1995 fue redactada la misión de este centro de estudios, creado por decreto del Consejo General Universitario de la Universidad de Guadalajara el 5 de agosto de 1994. Entre los compromisos establecidos en este documento estaba, en lo relativo a la promoción de la cultura, el siguiente:
“Fomentar en su área de influencia una cultura basada en la libertad y en la universalidad del pensamiento, preservando en el ejercicio de una práctica sustentada en la integridad y tolerancia, en el rigor y la honestidad intelectual, en el respeto y convicción por preservar el medio ambiente y en fortalecimiento de las expresiones culturales”.
De este enunciado se generaron actividades como la Semana Cultural Universitaria y la Semana de la Muerte, que comenzaron a celebrarse ese mismo año. En el caso de la Semana de la Muerte, se estableció como objetivo, según la misma fuente, “conservar las tradiciones culturales de México y de la Región”, y su primera edición consistió en un concurso de altares de muerto entre alumnos de la licenciatura en Turismo.
No podemos decir que la Semana de la Muerte sea la única influencia que recibió la sociedad autlense para celebrar el Día de Muertos como lo hace actualmente: las catrinas y los altares también se fueron imponiendo desde los planteles de educación básica y los medios de comunicación. Sin embargo, tampoco podemos negar el papel que jugó el CUCSur en este agregado a nuestras costumbres locales, que se vio reflejada muy pronto.
En la edición del diario El Informador del domingo 10 de noviembre de 1996 el corresponsal en Autlán, que lo era nada menos que el cronista don Ernesto Medina Lima, publicó una nota sobre las actividades que se realizaron aquí con motivo del Día de Muertos, que para entonces ya eran bastante variadas. Aparte de lo común en Autlán, que es la visita a las tumbas de los familiares en los distintos cementerios para llevar ofrendas florales, don Ernesto resalta que ese año se vio por primera vez en el Panteón de los Dolores “una tumba con un canasto de frutas supuestamente para el finado”.
También aparecen reseñadas otras ceremonias acostumbradas desde muchos años antes en el Panteón de los Dolores, como la guardia de los socios mutualistas y las misas que se celebran al centro del cementerio. Entre las novedades están los altares de muertos que instalaron “numerosos establecimientos educativos”, el altar dedicado al doctor Jesús Velázquez en la biblioteca Paulino Navarro y las calaveras que ese año compuso Rocío Toscano Canales. En la biblioteca, que entonces funcionaba en un pequeño local que ahora ocupa Protección Civil municipal, también hubo una charla de don Ernesto Medina sobre el Día de Muertos en Autlán y la declamación del poema Los sembradores por Antonio Velázquez Vera.
En el Centro Cultural Autlán, finca que había albergado a la Escuela Superior para Niños de la profesora María Mares y que hoy está en ruinas, también se llevó a cabo un interesante programa cultural, con la exposición La muerte a través de la pintura, la charla de don Ernesto sobre el Día de Muertos y otra de Félix Vargas sobre México y sus tradiciones en el Día de Muertos. Los profesores Álvaro Cuéllar, Arnulfo Álvarez y Francisco Cobián leyeron algunos cuentos y el profesor de la licenciatura en Turismo, Rigoberto Silva, hizo unos comentarios sobre el testamento de Pito Pérez.
La Casa Universitaria, que se estrenaba como centro cultural del CUCSur, fue la sede en la que se representó, en una breve temporada que comenzó el 31 de octubre y terminó el 2 de noviembre, la obra de teatro La muerte en el patrimonio cultural de México. Las actividades en ese recinto incluyeron un altar de muerto, una exposición de litografías de J. Guadalupe Posada, una conferencia y un concierto.
Este año de 1996 fue el primero en que pude localizar una oferta tan variada para celebrar el Día de Muertos en Autlán, todavía más tendiente a las Bellas Artes y la reflexión sobre nuestro patrimonio cultural y menos a la imagen y el entretenimiento.
En nuestros días ya prácticamente no hay escuela de cualquier nivel que no tenga actividades de Día de Muertos, resaltando por su antigüedad y su impacto en la sociedad a la unidad 143 de la Universidad Pedagógica Nacional y al CUCSur, mientras que la costumbre de instalar altares se ha ido popularizando poco a poco y se ve cada año en más hogares autlenses.
Fuentes:
- Castañeda Palomera, Alfredo. El impacto del Centro Universitario de la Costa Sur en el municipio de Autlán de Navarro, Jalisco. Tesis para el doctorado en Educación y Sociedad por la Universidad Autónoma de Barcelona.
- Medina Lima, Ernesto. Oraciones y ofrendas en los cementerios de Autlán. El Informador, 10 de noviembre de 1996.