Según el investigador Martín M. Checa Artasu, en los años de transición entre el siglo XIX y el siglo XX, en la región occidente del país comenzaron a construirse templos que presentaban dos características principales: su gran tamaño y su estilo neogótico. (Checa Artasu, El neogótico y el fortalecimiento de la Iglesia en Guadalajara: el templo Expiatorio, 2015).
El mismo investigador explica esta tendencia como un ánimo de reconquista espiritual, luego de décadas de lucha para imponer una visión de organización social en México y aprovechando la apertura que el porfiriato concedió a la Iglesia católica.
Esta apertura, sin embargo, se da en un contexto de auge de ideas contrarias a las que defendía la Iglesia: libertad de cultos, ciudadanía, presencia cada vez más extendida de grupos protestantes, que ganaban adeptos constantemente.
El estilo neogótico sería, por su monumentalidad y apego a formas arquitectónicas que recuerdan la época de mayor poder de la Iglesia, el medievo, una especie de afirmación de la importancia de la Iglesia en las sociedades y de constituirse como un elemento de referencia en las trazas urbanas del occidente, la región más católica del país.
El Expiatorio
De esos años data el inicio de la construcción de templos que ahora son emblemáticos: el Expiatorio de Guadalajara, cuya primera piedra se colocó en 1897; el Santuario Guadalupano de Zamora, Michoacán, de 1898; y la parroquia de San José Obrero, de Arandas, iniciado en 1902 y todavía inconcluso. (Checa Artasu, El templo de San José en Arandas, Jalisco. Un ejemplo inconcluso del neogótico mexicano, 2012).
La historia de La Purísima
En este contexto comenzó la construcción del templo de la Purísima Concepción en Autlán, cuya primera piedra fue colocada el 8 de enero de 1898.
La Purísima fue apenas el cuarto templo en Autlán, luego de la parroquia del Divino Salvador y el templo de Las Montañas, cuyos primeros antecedentes datan del siglo XVI, y del templo del Sagrado Corazón, actual Catedral, que comenzó a levantarse en junio de 1893.
Su construcción pasó por una serie de vicisitudes e interrupciones debidas al agotamiento de los recursos para la fábrica y a la inestabilidad política y social derivada de la Revolución que, en el caso de Autlán, incluyó un conflicto entre el bando carrancista y el clero, que derivó en el desalojo de las fincas propiedad de la Iglesia.
Su valor histórico
Sin embargo, la obra de la Purísima no sufrió tantos retrasos como la de la Catedral: mientras que este último templo sigue en construcción, la Purísima fue concluida en 1922, “apenas” poco menos de 25 años después de la colocación de su primera piedra.
En el archivo de la parroquia del Divino Salvador, a la que pertenece la capilla de La Purísima, se resguarda la invitación que circuló en la diócesis de Colima para la ceremonia de inauguración de este templo. Está firmada por el obispo Amador Velasco, que antes de tomar el gobierno de la diócesis había sido párroco de Autlán, y está redactada de la siguiente forma:
“Circular invitación anunciando la ritual bendición de la iglesia de “La Purísima” e invitando para esa solemnidad al venerable clero y fieles de Autlán.
¡Ave Gratia Plena!
¡Creemos y confesamos que la Madre Santísima de Dios fue concebida sin pecado! Glorificamos a la Santísima Trinidad, que creó a María Santísima exenta de la culpa original.
Hermanos: os hacemos saber que diferimos la consagración del altar para cuando, conforme a los Sagrados Cánones, esté concluido todo, así lo del interior con sus utensilios, como lo del exterior con su pavimentación y divisiones, del hermoso templo que ofrecéis a Dios Unitrino en honor de la inmaculada madre de Jesucristo. Pero no creyendo conveniente que pase el próximo festivo día ocho de diciembre sin que haya alguna especial SOLEMNIDAD MARIANA nos proponemos, con el favor divino, bendecir ritualmente ese templo, en esa ya sagrada fecha; a fin de que no falte en ese día tan elocuente forma de satisfacción, ya que no es posible (porque aún no quiere Dios) la dedicación de ese templo y la consagración de su altar principal. Os invitamos y pedimos que purifiquéis vuestras almas y las alimentéis con los sacramentos de la Confesión y Comunión; que desagraviéis a Dios para que conceda ver ultimado antes de un año, todo lo perteneciente a esa obra primorosa. Con aquellos actos de piedad honraremos a María Inmaculada y Santa, en el 68 aniversario de la definición del dogma de su original pureza.
Queremos, además, que elevéis a la Divina Providencia un ferviente voto de gracias, por inestimable don que nos concede de un templo más para esta ciudad, y le pidáis no permita sea distraído del santísimo fin a que lo destinamos.
Y como el repetido templo de la Purísima constituye una obra que ha llamado la atención de dos obispos de Colima (sucesivamente) y de cuatro curas de Autlán y para su ejecución ha sido excitada poderosamente la sociedad por las muy laudables y eficaces gestiones de las Hijas de María y las Damas Católicas, quienes son también contribuyentes, disponemos que, entre otras, sean representadas esas colectividades, en la bendición, por comisiones que nombrará el párroco y que a ella concurran con vela en mano.
La hora en que comenzará el acto religioso será indicada por los repiques de los tres campanarios de la ciudad.
Os bendecimos.
Autlán. Noviembre 30, fiesta del apóstol san Andrés, año de 1922. José Amador Velasco, obispo de Colima.
Nota bene: la exposición del circular comenzará a las 12 de ese día ocho”. (Velasco A. , Circular invitación a la bendición del templo de la Purísima, 1922).
Breve esplendor
La época de esplendor de la Purísima duró apenas diez años. A consecuencia del tristemente recordado terremoto del 3 de junio de 1932 se tuvieron que demoler sus torres, por haber resultado con daños estructurales, quedando el edificio sin ellos durante casi seis décadas.
En 1992 el sacerdote Francisco Robles Ortega, actual arzobispo de Guadalajara y entonces encargado de esta capilla, emprendió la reposición de las torres, la mayor de las cuales se encuentra inconclusa.
Características del templo
El pórtico del templo de la Purísima está hecho en su totalidad en piedra, con portada de cantera, mismo material del que están hechos los arcos de todos sus ingresos, que además contienen grabados con motivos vegetales.
El retablo principal es también de estilo neogótico y el púlpito es de madera labrada con figuras de los cuatro evangelistas en sus esquinas. También de madera son sus puertas de entrada, en las que se pueden ver grabados los símbolos papales.
Un detalle importante de este templo son sus vitrales, algunos de muy buena manufactura, aunque, en el caso de los ubicados en la cúpula, ya incompletos. Estos vitrales ya habían sido reemplazados, según Bertha Alicia Gutiérrez Lugo en el libro Templos del municipio de Autlán de Navarro, por el sacerdote Mariano de Jesús Ahumada en 1948, por encontrarse destrozados los originales. Alrededor de la cúpula están los retratos de cuatro papas.
En el interior del templo se encuentran varias imágenes, aunque las más importantes son precisamente la de la Purísima Concepción y la de santa Eduwiges. Hay también un confesionario de madera, al parecer en desuso. (Gutiérrez Lugo, 2004).
La capilla de la Purísima contaba con autorización de la diócesis para usar paramentos de color azul, cuyo uso es un privilegio otorgado por el Vaticano para España y sus antiguos territorios, para las misas sabatinas y del 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción, así como la octava de esta festividad.
En todos los demás países, salvo algunas pocas excepciones, el uso de estos ornamentos está terminantemente prohibido. (Anónimo, 2015). Sin embargo, luego de la remodelación que sufrió la capilla alrededor del año 2010, fueron cambiados los colores de su interior por los que presenta en la actualidad.
La Purísima ocupa el espacio de la pequeña cuadra que se forma entre las calles de Ramón Corona, Mariano Escobedo y José María Morelos y la plazuela María Mares, que es como se llama el jardín del frente del templo y el pedazo de calle que corre frente a él. El jardín, por cierto, generalmente está bien cuidado e incluye especies como palmeras, ficus, rosales, crotos y otras plantas de ornato.
A pesar de no tener atrio y estar rodeado de calles medianamente transitadas, este templo fue el preferido para celebrar las misas que precedían a los eventos sociales de la alta sociedad autlense en las últimas décadas del siglo XX, situación que ha venido a menos.
Referencias
Anónimo. (4 de Diciembre de 2015). Ornamentos azules. Recuperado el 5 de Diciembre de 2022, de Liturgia papal: https://liturgiapapal.org/index.php/manual-de-liturgia/vestiduras-liturgics/colores-lit%C3%BArgicos/89-azul.html
Checa Artasu, M. M. (2012). El templo de San José en Arandas, Jalisco. Un ejemplo inconcluso del neogótico mexicano. Academia, 10-27.
Checa Artasu, M. M. (2015). El neogótico y el fortalecimiento de la Iglesia en Guadalajara: el templo Expiatorio. Estudios Jaliscienses, 40-55.
Gutiérrez Lugo, B. A. (2004). Templos del municipio de Autlán de Navarro. Guadalajara: Amate.
Velasco, A. (30 de Noviembre de 1922). Circular invitación a la bendición del templo de la Purísima. Libro de gobierno no. 6. Archivo de la parroquia del Divino Salvador.