Por: Oscar Cárdenas Hernández
Autlán de Navarro, Jalisco. 09 de abril de 2019. (Letra Fría) La basura es un problema grave a nivel mundial. Al día se generan cientos de miles de toneladas en las principales ciudades del planeta, principalmente en países con un grado de desarrollo que va de intermedio a alto.
De acuerdo con el informe del Banco Mundial titulado “Qué Desperdicio 2.0: Instantánea Mundial del Manejo de Residuos Sólidos al 2050” (título original en inglés “What a Waste 2.0: A Global Snapshot of Solid Waste Management to 2050”1), en el 2016 se generaron en el mundo más de 2,000 mil millones de toneladas de desechos sólidos, y de éstas, unos 242 millones de toneladas (el 12% del total de los residuos) correspondieron a desechos de plástico.
A nivel global se producen 0.74 kg de residuos por persona, aunque las tasas nacionales de generación de residuos varían de 0.11 kg a 4.54 kg por día. Los mayores productores son Estados Unidos y Canadá en América, Mongolia en Asia, Australia y algunos países europeos como Irlanda, tal y como se aprecia en la figura 1.
Para tratar de resolver el problema de la generación de residuos sólidos han surgido varias iniciativas a nivel global. Quizá la más conocida sea la “Regla de las Tres Erres”, una propuesta desarrollada por la organización ecologista “Greenpeace” y que está orientada hacia el desarrollo de hábitos para fomentar el consumo responsable.
La iniciativa fue presentada por el primer ministro de japón Koizimi Junichiro durante la cumbre del Grupo de los 8 (G8) en junio del 2004, y busca construir una sociedad más bien orientada hacia el reciclaje2.
La propuesta consiste en tres ejes principales: Reducir, Reusar y Reciclar (figura 2)
Según esta iniciativa, la solución del problema de la generación de residuos comienza cuando reducimos el consumo de bienes o de energía. El segundo eje (reutilizar) implica el darle a bienes o materiales una vida útil más duradera, ya sea reparándolos para un mismo uso o para un uso diferente. Finalmente, el eje “reciclar” quizá pudiera considerarse como el más popular debido al sistema de consumo actual, que favorece la producción de materiales reciclables, pero no biodegradables.
Sin embargo, esta propuesta no es suficiente para reducir la cantidad de residuos que se generan día a día en nuestro planeta. En este sentido, han surgido dos nuevas iniciativas que buscan precisamente buscar la reducción en la cantidad de residuos sólidos que se generan actualmente; estas propuestas se conocen como “Reglas de las 5 R” y “Regla de las 7 R”.
La primera iniciativa (“Regla de las 5 R) incluye los conceptos anteriores (Reducir, Reutilizar y Reciclar) y añade dos ejes más: Reparar y Recuperar (ver figura 3).
En esta iniciativa se busca que los bienes o materiales que sufran algún desperfecto sean reparados antes que desecharlos. Existen actualmente muchos productos que son fabricados con una vida útil muy estrecha y que no pueden ser reparados fácilmente, o que su reparación implica un gasto caso igual al costo del artículo. En este caso, se plantea que los artículos se fabriquen de tal manera que el costo y la facilidad de su reparación sean asequibles.
Por otro lado, la propuesta toma la idea de recuperar de los artículos que estén por desecharse todos aquellos materiales que puedan ser utilizados en la fabricación de otros artículos, para incorporar a la cadena de producción parte de la materia y energía utilizados en el proceso de fabricación anterior.
La última propuesta (y quizás la más completa) consiste en siete ejes que permiten no sólo contribuir con la reducción de residuos sólidos sino con el ahorro económico y con el fortalecimiento de las economías locales. Se conoce como “Regla de las 7 R” y se compone de los siguientes elementos: Reflexionar, Rechazar, Reducir, Reutilizar, Reciclar, Redistribuir y Reclamar (figura 4).
De acuerdo con la Organización “Equidad” (http://www.equidad.org), estos elementos se pueden describir de la siguiente manera:
- Esto consiste en, por ejemplo, elegir bienes comprometidos con el cuidado del medio ambiente, como por ejemplo utilizar la bicicleta como medio de transporte por sobre otros medios.
- No utilizar productos tóxicos, no biodegradables o no reciclables, y reducir en la medida de lo posible productos industriales.
- Involucra el consumo responsable y prudente. Antes de adquirir un nuevo producto, conviene preguntarse si de verdad es necesario.
- Prolongar la vida útil de los bienes para contribuir al ahorro doméstico y a la disminución del impacto ambiental.
- Separar los residuos de manera adecuada para su posterior reciclaje como una manera de reducir la cantidad de residuos generados.
- Se trata de reducir la huella ecológica de la producción al redistribuir el consumo de manera equitativa. Los productos basados en principios de comercio justo se incluyen en este eje.
- Fomentar la participación ciudadana en las actividades que influyen en su vida cotidiana. La ley ampara la posibilidad de reclamar y exigir actuaciones que contribuyan a mejorar el medio ambiente y la calidad de vida de los ciudadanos.
El problema de la generación de los residuos sólidos no ha sido atendido de manera adecuada, lo cual se demuestra por los datos presentados por el informe “Qué Desperdicio 2.0: Instantánea Mundial del Manejo de Residuos Sólidos al 2050”, que estima que la cantidad de residuos globales generados al 2050 superará los 3,400 millones de toneladas anuales, es decir, casi un 55% más de lo que se produce ahora.
Convendría revisar nuestros hábitos de consumo y analizar cómo podemos reducir la cantidad de residuos que generamos. Después de todo, nuestro planeta tiene un límite y una vez que lo sobrepasemos, no habrá vuelta atrás.