Por: Perimetral | Red Macollo
Cuando entré a la universidad estaba en un momento decisivo en mi vida.
Prácticamente había estudiado 18 años en la misma universidad donde trabaja mi papá y fui a la secundaria que está justo enfrente, por lo que para mi era una necesidad inmediata buscar mis propios espacios para construir mis propias redes y oportunidades.
El feminismo llegó justo en ese momento. Tuve maestras que al día de hoy marcan mis horizontes; cuando no se que hacer a veces me pregunto ¿Qué haría Paty Ortega en una situación así?
Mi formación en psicología estuvo permeada por la perspectiva de género principalmente, junto con la consciencia de la lucha de los pueblos originarios, los movimientos antirracistas y la crítica a los paradigmas predominantes en la ciencia.
Para cuando tenía 21años, yo me identificaba como feminista. Recuerdo haber sentido una convicción tan grande por el movimiento, que incluso llegué a creer, esta era la solución definitiva para erradicar la violencia.
Luego apareció el movimiento trans y no me había percatado de lo transfóbica que he sido, empezando por que en mi utopía de un mundo sin violencia ni si quiera les había tomado en cuenta.
Marañas mentales
Mucho he aprendido en mi deconstrucción desde la perspectiva trans.
Este es un trabajo de Perimetral, puedes leer el original en su página web.