Agustín del Castillo
Autlán de Navarro, Jalisco. 21 de abril de 2022. (Letra Fría) Una vez más, el ingenio Melchor Ocampo ha violado sus límites permitidos de descarga y ha vertido al río Ayuquila miles de litros de residuos con alta carga orgánica. El evento se había presentado un año atrás, el 1 de abril de 2021, y se repitió de forma que buscaba ser sigilosa, pero el impacto no ha podido ser ocultado: los pescadores encontraron peces adultos desesperados por oxígeno en la superficie de la corriente fluvial, a menos de un kilómetro de la fábrica de azúcar, lo que ha motivado que se prepare una denuncia ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
¿Qué ocurrió?
Luis Manuel Martínez Rivera, investigador del Centro Universitario de la Costa Sur y uno de los responsables del monitoreo de la cuenca, considera posible que el agua de desecho de la transformación de la caña, que por acuerdos tomados hace más de 20 años, se vierte en parcelas agrícolas, donde sus nutrientes son aprovechados, posiblemente ya había cubiertos las necesidades de los riegos agrícolas, por lo que se habría desviado hacia los drenes que conducen al río, una situación que no es extraña, pues se han documentado diversos casos en el curso de más de dos décadas, pese al compromiso de la factoría de no arrojar más vertidos contaminados a la cuenca.
“El agua residual del proceso industrial de la caña de azúcar fue descargado a través de las parcelas agrícolas al dren Zacapala y posteriormente este lo descargó al río Ayuquila, causando una importante baja en la concentración de oxígeno que causó la mortandad de peces en el río. Este es un proceso recurrente; se cuenta con información que el mes de noviembre hubo descarga de agua residual, pero no causó muerte de peces; sin embargo, el año pasado, al inicio de semana santa, específicamente el 1 de abril de 2021, como en esta ocasión, hubo una gran mortandad de peces, que incluso fue denunciado ante Profepa, recibido mediante oficio PFPA/21.7/0414-21/001115, por lo que consideramos no fue un acto accidental por los antecedentes mencionados y también a lo largo de muchos años”, señalan las conclusiones del informe del evento del pasado 10 de abril,elaborado para la Junta Intermunicipal del Río Ayuquila (JIRA), conformada por los diez ayuntamientos de la zona.
“Las aguas residuales del proceso industrial de la caña, como se observa en los datos y fotografías probablemente no cumplan con la NOM-001-SEMARNAT-2021, [es decir,] no cumpla en temperatura, DQO [demanda química de oxígeno], pH [acidez], color y toxicidad aguda, por lo que es conveniente que la autoridad competente realice un muestreo de la calidad de agua con que se esta utilizando para riego y analice el riesgo potencial que existe para el vertimiento hacia el río”, añade el documento, formado por Martínez Rivera y por David Salvador Escandón Sandoval, jefe operativo del programa agua de la JIRA; Enya Roseli Enríquez Brambila, estudiante de docutorado UdeG-Unesco; Miguel Alonso Morán Jiménez, jefe de higiene urbano del Ayuntamiento de Autlán, y dos responsables de protección del mismo municipio, donde ocurrieron los hechos.
El documento se denomina “Evaluación de calidad de agua por reporte de mortandad de peces en el Río Ayuquila” y fue entregado, junto con evidencias en video y fotografía, a las autoridades federales, que deberán hacer las pesquisas y llamar a los encargados del ingenio para que rindan cuentas.
¿Cómo se descubrió?
El 10 de abril de 2022, cerca de las dos de la tarde, el doctor Manuel Martínez Rivera recibió un reporte por personal de la reserva de la biosfera Sierra de Manantlán, con la que colinda la cuenca, donde se refería “mortandad de peces en la zona del rancho La Herradura, en los límites entre los municipios de Autlán y El Grullo”. El reporte fue atendido por el personal firmante del informe, que levantó muestras en diversos puntos y videograbó la zona afectada.
Primero se hizo la muestra en el río antes de la descarga, para demostrar la calidad del agua imperante sin la intrusión de contaminación. Fue debajo del puente de la carretera Autlán–El Grullo a la altura del ingenio. “Este sitio se encuentra arriba de donde se reportaron la mortandad de peces, por lo que fue tomado como referencia de las condiciones de calidad de agua normales […] la calidad del agua estaba en muy buenas condiciones, con porcentajes de saturación de oxígeno de 93.3%; 6.94 miligramos por litro de oxígeno disuelto, con un pH de 7.36 y turbidez de 30.9…”.
El segundo y tercer sitios fueron a un costado del canal Zacapala. “En anteriores ocasiones, las descargas de aguas residuales que han afectado al río Ayuquila son vertidas a través de este canal, por lo que su revisión era un sitio obligado […] continuando por el camino a un costado del canal, a 100 metros aproximadamente de distancia, se encontró que a un costado de una parcela que tenía acceso directo a través de un puente, había una zanja angosta con flujo de agua negra y olorosa que descargaba directamente al canal (por debajo del puente). Habían sacado tierra de la zanja para desazolvarla y la parcela mostraba evidencia de haber sido regada con esta agua. El acceso a la parcela estaba restringido por un par de puertas amarillas”. Esto arroja indicios de que posiblemente no se trata de un accidente, sino de una acción deliberada. “El dren Zacapala a su vez descarga en el río Ayuquila, por lo que todo el contaminante descargado fue a dar al río Ayuquila”.
El cuatro punto fue la descarga del dren en el río Ayuquila, “donde fue posible observar una clara diferencia en la coloración del agua entre ambos cauces. El río Ayuquila de coloración café, el dren de color gris oscuro”. El sitio cinco fue la zona de Las Paredes viejas, “al que denominamos Puente Rancho Zeta, donde una persona reportó que desde las tres de la tarde, hubo muchos peces que iban prácticamente flotando río abajo, los cuales fueron capturados por grupos de personas que se los llevaban para comer. Entre las especies de peces que reportaban estaban Tilapia, Carpa, Lobina, Bagre, Sardinas y chacales”.
El sitio seis es la zona del Rancho la Herradura, donde fue reportada la mortandad de peces desde las 2 pm; “ubicamos dos sitios, Rancho La Herradura y antes del dren Autlán; este último punto, antes de la descarga de las aguas residuales de Autlán. Ahí encontramos una familia de pescadores que dijeron haber visto algo raro en el río ese día. Se observaron gran cantidad de peces boqueando a la orilla del río, cerca de las raíces de los árboles o las zonas someras de la orilla. Aquí se pudieron apreciar especies nativas que estaban muriendo…”.
Según las evidencias, “el porcentaje de saturación de oxígeno se ve drásticamente reducido después de la descarga, al bajar prácticamente a la mitad en el Puente Rancho Zeta, que esta ubicado a 778 metros de la descarga, siendo más drástico el evento en el rancho La Herradura, donde el porcentaje de saturación bajo hasta solo 7.5% […] el decremento alarmante del oxígeno disuelto en el agua [evoluciona] hasta llegar a prácticamente cero en el Rancho La Herradura. Es decir, a tres km de la distancia de la descarga, se agotó todo el oxígeno del río. El porcentaje adecuado para la vida acuática en peces es de 5 partes por millón (mg/l); entre 3 a 5 ppm sufren estrés y problemas para su alimentación y debajo de tres prácticamente mueren. En el caso del pescador que nos platicó que los peces prácticamente flotaban al pasar por el Puente Rancho Zeta, concuerda con los valores obtenidos, en donde los peces buscan la superficie para tratar de sobrevivir y quedan completamente desprotegidos y son capturados fácilmente tal como nos indicó el pescador […] con la falta de oxígeno en la columna de agua, los peces buscan la superficie o las orillas del río porque hay más oxígeno”. En las fotografías anexas al informe esas descripciones son muy evidentes.
Entre las especies observadas en el siniestro ambiental, “podemos observar tres especies exóticas y cinco especies nativas afectadas por la contaminación”. En el caso de las nativas, Ictalurus dugesi e Ilyodon furcidens están consideradas como ‘amenazadas’ y Poecelia butleri en estatus de ‘protección especial’ en la norma oficial mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010. “Cuantificar la magnitud de la mortandad es difícil ya que todos los peces fueron extraídos por la población local”.
La relación entre el ingenio, importante generador de empleos y de vida económica en la región desde hace más de 60 años, y la naturaleza, ha sido errática, pero luego de un evento grave ocurrido en 1998, que llevó a la clausura temporal del establecimiento fabril, se establecieron las bases de un acuerdo para evitar la contaminación. Se ha cumplido casi siempre, pero desde entonces, hay documentados al menos una decena de sucesos que recuerdan a técnicos y afectados ambientales la necesidad de no bajar la vigilancia.
Once días después del último evento, apenas serán presentadas las denuncias ante la Profepa y de la Conagua, pero los pescadores y los científicos reclaman que se aplique la ley de forma ejemplar.
Edición: MA/MA
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