Por: Darinka Rodríguez
Autlán de Navarro, Jalisco. 06 de febrero de 2022.- (Letra Fría) “El 90 por ciento de las aves que rescatamos han sido heridas por un disparo de arma de fuego o por un resorterazo”, eso es lo que me cuenta el maestro Luis Eugenio Rivera Cervantes, responsable de la Unidad de Rescate de Fauna Silvestre del Centro Universitario de la Costa Sur, camino de regreso a Autlán, después de haber realizado el rescate de un gavilán.
Este gavilán de la especie Geranoaetus Albicaudatus, fue rescatado la tarde de este domingo en El Chacalito, agencia del municipio de Autlán de Navarro. A su primer encuentro con el ave herida, el responsable de la unidad de rescate expresa que es el primer gavilán de esta especie al que brinda atención en los 14 años que tiene rescatando animales en la región.
Antes de ser tomado por el maestro Luis Eugenio, el gavilán cola blanca se muestra nervioso; abre el pico en señal de defensa y extiende un poco sus alas, evidenciando su herida. Él acerca lentamente sus guantes rojos al ave y la toma primero por las patas y luego coloca con cuidado sus manos alrededor del pecho emplumado del animal.
“Las heridas más graves por disparo es cuando el hueso queda expuesto, y desgraciadamente este animal tiene el hueso expuesto. No podemos saber con certeza el diagnóstico, pero en estos casos también importa mucho el tiempo transcurrido después del suceso, y aquí estamos hablando de que transcurrieron casi 72 horas antes de que recibiéramos el reporte. Con la fractura expuesta las bacterias que están en el ambiente comienzan a penetrar a través de la médula y el ave puede morir por una septicemia generalizada”, explica Rivera Cervantes.
Durante el rescate también intervienen las manos hábiles del jóven veterinario experto en aves silvestres, Isaac Castellano Costa, quien también forma parte del equipo que integra la Unidad de Rescate de Fauna Silvestre del Centro Universitario de la Costa Sur. El veterinario, con un movimiento que es firme pero delicado al mismo tiempo, envuelve con una venda el ala herida del gavilán.
“El tratamiento de emergencia que se le brindó al ave fue primero inmovilizar el ala afectada, para que quede en una posición más natural y no se siga lastimando. Después se le aplicó analgésico porque imagínense el dolor del animal después de casi tres días con una fractura expuesta. También se le administró antibiótico para empezar a atacar las bacterias que deben estar ahorita dentro de su cuerpo”, comparte el responsable de la unidad de rescate.

Viajamos por la carretera estatal 502 Autlán-El Grullo, y mientras el ave permanece en silencio dentro de su jaula en la parte trasera del vehículo, Luis Eugenio sin apartar los ojos del camino me dice que lo primero que hará al llegar a nuestro destino será sacar una radiografía para evaluar la gravedad de la fractura del ala.
“No auguro nada bueno, pero con base en la radiografía tomaremos la decisión de amputar el ala tratando de que el animal sobreviva, aunque eso signifique que desgraciadamente no volvería a la naturaleza, quedaría como un animal discapacitado. En caso de que el daño sea muy extremo, entonces aplicaríamos la eutanasia, no me agrada mucho, pero a veces es lo mejor para el animal”, expresa el maestro, y un destello de tristeza impregna momentáneamente su voz.
Finalmente llegamos a Autlán, y después de acercarme para agradecer al maestro por permitirme vivir la experiencia de un rescate de fauna silvestre en tiempo real, no puedo evitar dirigir mis ojos hacia la jaula que resguarda al gavilán herido, como queriendo transmitirle un poco de fuerza a través del hilo invisible que une nuestras miradas
DR/DR
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