Por: Darinka Rodríguez
El Limón, Jalisco. (Letra Fría).- En el marco del 4to Festival de las Frutas y Semillas Nativas, realizado del 27 al 30 de abril en El Limón, Jalisco, primer municipio del país en declararse agroecológico, se llevó a cabo el Foro Regional de Agroecología; un espacio de reflexión colectiva protagonizado por una serie de personas y colectivos de la región que trabajan en alternativas para cultivar alimentos, diferentes a las propuestas por el sistema agroindustrial, con sus paquetes tecnológicos y plaguicidas.
El foro contó con la participación de Herlén Quintero Barajas, del proyecto familiar El Casco Agroecológico, de Las Paredes, municipio de Autlán, Marisela Rosales Velasco, del Rancho Los Garcías, en el municipio de San Gabriel, Modesta Guerra, de San Andrés Ixtlán, municipio de Gómez Farías, Evangelina Robles, del Colectivo por la Autonomía y Saberes Locales A.C., de El Grullo, y Paola Uribe, de La Ciénega, comunidad de El Limón.
“Fue pura casualidad que estemos puras mujeres encabezando el foro, pero así se dio. El tema de la agroecología se suele asociar mucho con las mujeres porque tenemos esta mirada holística; sostenemos, cuidamos, producimos y alimentamos. Partiendo de eso queremos conocer qué fue lo que las motivó a querer conocer una forma de producir alimentos que no fuera la industrial, a cultivar desde su casa, desde sus espacios”, expresó Paola Uribe, quien fungió como moderadora del foro.
Las participantes del foro coincidieron que entre sus principales motivaciones para comenzar a producir alimentos de forma agroecológica estuvo el pensar en la alimentación de sus hijos y el impacto que esta tenía en su salud. Así como también el restablecer su conexión con la tierra; no verla solo como un sustrato, sino como un ser vivo al cual se debe cuidar y retribuir.
“Mi familia no era de agricultores, sin embargo me casé con alguien que sí ama la tierra y esa fue mi primera conexión. En mi caso tengo dos niñas, y también fue el pensar cómo estaba alimentando a mis hijas, qué tan saludable es lo que les estoy dando, porque desde ahí está el amor y la intención de proteger. De ahí viene esa satisfacción de que ellas están creciendo en el campo, pueden ver cómo toda semilla que va a la tierra germina y crece, porque la tierra es bendita, y pueden alimentarse con comida libre de químicos”, compartió Herlén Quintero Barajas, de El Casco Agroecológico.
Por su parte, Marisela Rosales Velasco, del rancho Los Garcías, quien desde hace 3 años cultiva manzana, ciruela e higo de manera orgánica, aseguró notar un cambio positivo en la salud de quienes consumen alimentos orgánicos, y como ejemplo compartió que a su edad no tiene tantas enfermedades como sus hermanos. Además invitó a todos los asistentes a tener un huerto en casa; sembrar hasta en una caja, una llanta o una cubeta, pero tener sus alimentos para autoconsumo libres de agrotóxicos.
Hablemos de los retos de la agroecología
Platicar de sus motivaciones, también llevó a las productoras a compartir con el auditorio la otra cara de la moneda, y hablar de los retos y desafíos que implica producir alimentos de manera agroecológica.
Entre los principales retos se mencionó el esfuerzo físico que implica el trabajo para el cultivo de alimentos, y en el caso específico de las mujeres, además tener que compaginarlo con el quehacer de la casa, y las tareas de cuidado de la familia.
“La agroecología demanda mucho tiempo y esfuerzo físico, tienes que hacerlo todo aventando el cuerpo por delante, machetearle, mover la tierra de aquí para allá. Como mujer vas a tener que soportar que tus vecinos te señalen porque trabajas en una actividad que comúnmente está designada para los hombres. Otro reto que hemos visto es el clima. Aquí en el valle tenemos un clima muy agradable en el que casi toda semilla germina, pero cada vez es más cambiante. Hace un año tuvimos una inundación en la que el agua nos llegaba a la cintura y toda la cosecha se perdió. Por eso la agroecología también es de mucha fe, mucha esperanza y no desanimarse”, confesó Herlén Quintero Barajas, de Las Paredes, municipio de Autlán.
La productora de San Andrés Ixtlán, en el Sur de Jalisco, Modesta Guerra, planteó que otro de los grandes retos es convencer a la gente de que lo que siembra es cultivado de manera orgánica, y así poder vender su cosecha a un precio justo, y que no todo quede en el autoconsumo. O como Marisela Rosales Velasco, del rancho Los Garcías, adquirir el equipo y el conocimiento necesario para procesar los insumos, como ella que produce vinagre de manzana y también deshidrata la fruta para su venta.
“Aquí en el valle se cultiva caña de azúcar, que no nos alimenta, pero sí acapara recursos naturales para su producción y sufrimos los efectos que causa en el medio ambiente. También el reto es reconocer que tenemos la capacidad de transformar estos valles de caña, por valles super diversos donde podemos producir pitaya, guamúchil y bonete. Tenemos que reconocernos y empujarnos, aunque es lento el proceso, sí podemos transformar esta realidad”, comentó Evangelina Robles, quien también trabaja en defensa de la soberanía alimentaria con el proyecto productivo Panadería El Grullo y la Tienda Verde.
El trabajo comunitario; la clave para la transformación agroecológica
A manera de conclusión, las participantes del foro se dieron a la tarea de compartir las alternativas que cada una encontró en su caminar, para producir y consumir de manera agroecológica en la región. En ese sentido, todas coincidieron en que la única manera de lograrlo es tejiendo redes de apoyo entre productores para el intercambio de semillas, alimentos orgánicos y saberes, y seguirlas fortaleciendo. Enlazar los proyectos de producción agroecológica en la región; construir lo que ellas llaman comunidad.
“Yo hago hincapié en ese compartir. Hay que intercambiar semillas, no hay que ser egoístas. Animar a las personas a sembrar en sus patios, en sus azoteas, en llantas, en cubetas. Y a los que trabajan o a los que no les gusta el campo, pues ayudarlos a contactar con gente que siembra agroecológico, para que los elijan como su primera opción de consumo y se alimenten bien. Brindar capacitaciones en materia de abonos orgánicos, para que los agricultores no opten por esos pesticidas que se quedan en nuestra sangre. Muchos ya están volteando a ver otras alternativas, están poniendo los ojos en la agricultura que hacían nuestros abuelos”, afirmó Modesta Guerra, de San Andrés Ixtlán, municipio de Gómez Farías.
Así mismo, Herlén Quintero Barajas, del proyecto El Casco Agroecológico, compartió algunas de las iniciativas que ya se están llevando a cabo en la región para fortalecer estas redes agroecológicas, como la Feria de Productores en la Alameda Municipal de El Grullo; un espacio en el que productoras y productores locales se reúnen un sábado al mes, para llevar a la sociedad alimentos de calidad y libres de agrotóxicos. También el Tianguis de Productores Regionales Sustentables que se instala todos los viernes de 8:00 de la mañana a 2:00 de la tarde, dentro de las instalaciones del Centro Universitario de la Costa Sur CUCSur.
“Yo tengo mucha esperanza de que en 30 años, estemos con nuevas generaciones que no permitan lo que está pasando ahora. Que llegue un momento en el que parezca absurdo aplicar químicos a los alimentos que vamos a comer”, añadió Evangelina Robles para cerrar el foro.
Edición: MV
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