Por: Rosa Eugenia García Gómez | Las Carrilleras de Adelita
Zapotlán el Grande, Jalisco.- Rieleras y juanes, esta Adelita anda en berenjenales académicos y en esos lares me encontré un artículo muy interesante de Daniel Nölleke de la Universidad de Viena sobre las Ilusiones y desilusiones de los jóvenes periodistas al ver sus expectativas cumplidas o bien, decepcionarse al ejercer su trabajo.
Entre las principales aspiraciones de los periodistas, el estudio encontró que los estudiantes de periodismo de todo el mundo se centran principalmente en logros personales como el avance profesional, el prestigio público y el nivel de autonomía, al tiempo que expresan deseos altruistas de servir a la sociedad.
Sin embargo, en su aproximación investigativa, Nölleke encontró que los periodistas jóvenes rara vez se referían al prestigio como una motivación para seguir una carrera periodística, lo que podría ser un indicador de su conciencia del escepticismo público sobre los medios de comunicación heredados en el contexto social actual.
Estas discrepancias entre las motivaciones y expectativas laborales iniciales de los periodistas jóvenes y sus experiencias reales del día a día los llevaron a admitir que no habían pensado adecuadamente en las desventajas del trabajo periodístico, como la inseguridad laboral, los ingresos bajos e irregulares y la dificultad de conciliar familia y trabajo.
Sin embargo, con el tiempo, muchos de ellos desarrollaron expectativas claras sobre los aspectos financieros de ser periodista, especialmente de manera independiente.
A pesar de los desencuentros entre las expectativas y la práctica diaria, los jóvenes periodistas del estudio mostraron altos grados de compromiso laboral y se sentían satisfechos con su trabajo, incluso reconociendo inconvenientes en materia de autonomía.
No hay que perder de vista que este estudio se hizo con periodistas europeos, de alguna manera privilegiados por tener un salario seguro.
Sin embargo, cabe plantearse si estos periodistas tan bien adaptados a sus condiciones laborales y que han perdido su fe en el trabajo autónomo al apoyar el “así son las cosas”, que aceptan que el trabajo explotador es parte del juego, actúan realmente como agentes de cambio y tienen iniciativas por avanzar en la crisis actual del periodismo.
Lo que a estas trenzas le preocupa es el desencanto por el ejercicio periodístico. Por lo que significa en los contrapesos necesarios para la democracia.
La apuesta está en continuar formando periodistas con empuje para el cambio social, pero con herramientas que aseguren para ellos también un futuro que cubra dignamente sus necesidades personales y como profesionales de la información.