Por: Silvestre K’anil
Autlán de Navarro, Jalisco. 18 de mayo de 2021. (Letra Fría) Hace 110 años, debido a una afección cardíaca, partió Gustav Mahler, compositor muy respetado como director de orquesta y cuya obra fue rechazada y criticada en su tiempo, sin embargo, esos monumentos musicales habrían de sobrevivirle debido a su profundidad y particular discurso músico-filosófico. Mahler se planteó – y buscó respuestas – las grandes cuestiones de la existencia: el por qué estar aquí y de esta forma, el propósito, la angustia y posterior enfrentamiento ante la finitud humana, la muerte.
Su obra nos ofrece una experiencia estética sin par, pues fiel a su visión abarcadora de todo cuanto existe (“Una sinfonía debe ser como el mundo. Debe abarcar todo”), nos lleva en un recorrido qué incluye el éxtasis y la tragedia, las antípodas características de la vida misma, sus contrastes, matices… Ante la revelación que nos ofrece su música, la apoteosis de ‘Auferstehung’ (Resurreción), las Trauermarsch, el adagietto de la quinta, el adagio de la novena, sus Lieder… el silencio… no se puede seguir siendo el mismo, se muta, se sufre una transformación sin igual
¿Por qué no recordar escuchando su obra, y en caso de no conocerla aún, explorarla?
MA/MA
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