Por: Enya Roseli | Hablemos de Naturaleza
Autlán de Navarro, Jalisco.- En las fértiles tierras de Autlán, Jalisco, nace la historia de Litsea Santana, una mujer cuya pasión por la agroecología ha marcado su vida y su carrera. Desde temprana edad, Litsea se sintió llamada por el susurro de la naturaleza, guiándola hacia un camino dedicado a entender y promover la armonía entre la agricultura y el medio ambiente.
Litsea, con su espíritu inquebrantable, se adentró en el mundo de la agroecología, no solo como una disciplina científica sino como una forma de vida. Su viaje la llevó a explorar las profundidades de la agroecología a través de iniciativas autogestionadas, donde su dedicación y compromiso con el fomento de prácticas sostenibles comenzaron a tomar forma. Se convirtió en una investigadora independiente, sumergiéndose en el análisis agroecológico de los Valles de Autlán, El Grullo y El Limón, contribuyendo significativamente a los Proyectos Nacionales de Investigación y Abogacía (PRONAII).
Pero el viaje de Litsea no se limitó a la investigación. Con 30 años, enfrentó los desafíos impuestos por las agroindustrias y el sistema capitalista, luchando por un cambio de paradigma en los patrones de producción y consumo. Como mujer en este campo, se topó con obstáculos de sexismo y acoso, pruebas que superó con la ayuda de la terapia y una sólida red de apoyo que construyó a su alrededor.
Pasión, resiliencia y acción
La pasión de Litsea por la agricultura orgánica la llevó más allá de la teoría y la investigación. Se involucró activamente en la participación social, fomentando capacidades en el campo y la producción orgánica. Su trabajo no solo se arraigó en la ciencia, sino también en la comunidad, colaborando en proyectos que fortalecieron las redes de productores en tianguis orgánicos. Además, cofundó Vita Munay, un emprendimiento colaborativo enfocado en productos orgánicos y agroecológicos, demostrando su compromiso no solo con el medio ambiente, sino también con la economía local y sostenible.
Litsea nos enseña que la verdadera pasión va acompañada de acción. Nos anima a abrazar el fascinante mundo de la naturaleza, a fomentar la colaboración y las redes de apoyo, y, sobre todo, a abordar nuestro trabajo con alegría y valentía. Su historia es un recordatorio de que, a pesar de los desafíos, nuestra resiliencia y determinación pueden impulsarnos a hacer una diferencia significativa en el mundo.
La travesía de Litsea Santana es una fuente de inspiración, un relato de cómo una persona puede influir en un cambio positivo en la sociedad y en el medio ambiente. Nos muestra que con pasión, compromiso y un corazón valiente, es posible dejar una huella duradera en el campo de la agroecología y más allá.
MV