En esta ocasión, Lulú Cano reflexiona sobre la atmósfera de desconfianza y corrupción del gobierno mexicano tras la detención del General Cienfuegos y su relación con el crimen organizado.
Por: Lourdes Cano Vázquez
Autlán de Navarro, Jalisco. 21 de octubre de 2020. (Letra Fría) La detención del General Cienfuegos significa un duro golpe a las fuerzas armadas de México y al país mismo; da fuertes señales del alcance de los tentáculos del crimen organizado en el país y de paso nos sume en la desesperanza al señalar en la cúpula misma del Ejército, la institución que instruida por el Ejecutivo para combatir el narcotráfico, termina aliándose a ellos.
Es difícil pensar que el General Cienfuegos resulte inocente o salga bien librado, esto por la naturaleza de su detención y las circunstancias en las que se da; difícilmente un fiscal de la justicia norteamericana daría un paso en falso con un personaje del calibre del exsecretario de la Defensa, es un acto que representa y deja en evidencia los niveles de corrupción en el país.
Es sumamente grave por el personaje de quién estamos hablando, el líder de las fuerzas armadas, que condecoraba a los elementos destacados, cercano al presidente, que en sus discursos hablaba sobre la honorabilidad y se llenaba la boca al decir quién era digno y quién no para pertenecer al ejército mexicano; es el mismo a quien presumiblemente conocían como «El Padrino» en la clandestinidad de los cárteles.
Se termina de romper también esa confianza inquebrantable en la institución, que ya de por sí carga con varios eventos de violencia y represión en la historia reciente del país, y suma a la detención de Genaro García Luna un halo de derrota; de comprobarse en ambos casos la culpabilidad de los detenidos, tenemos que dos de los principales responsables de combatir al crimen organizado, estaban en realidad trabajando de su lado.
En quién habrá que confiar ahora para que enfrente a los cárteles y la violencia que desde hace años nos azota, que se ha vuelto parte de nuestra vida, si el ejército resulta corruptible entonces no hay salida; si las acusaciones al General Cienfuegos resultan ciertas significa que toda esta guerra contra el narco ha sido una farsa que combate a los criminales de manera selectiva, que le abre el paso a unos y elimina a sus enemigos, y más grave aún caer en cuenta que esa simulación de los poderes fácticos nos ha dejado ya decenas de miles de muertes violentas.
LL/LL
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