Por: Lourdes Cano Vázquez
Guadalajara, Jalisco. 01 de julio de 2020. (Letra Fría) El mercado prevalece; en este momento está golpeado por uno de esos acontecimientos que se dan cada 100 años de esos que aparecerán en los libros de historia, pero que no logran derribar a los poderes fácticos de nuestra sociedad.
El mundo tomó un respiro, pero nuestros hábitos se han convertido en vicios que al mismo tiempo marcan un ritmo de vida al que somos adictos; no podemos salir (al menos en teoría), sin embargo, eso no significa que hayamos dejado de consumir, a falta de asistencia a las plazas comerciales, el mercado se reinventa y desde hace años tenía un respaldo en las tiendas virtuales que en los últimos meses han tenido un crecimiento notable.
Estamos necesitados de comprar porque justamente nos han vendido esa idea; la ropa se tiene que cambiar, la casa se tiene que renovar, necesitamos ese nuevo celular, esa pantalla; tenemos que comprar y si nos cierran la fuente de la adicción es probable que esas necesidades se alimenten de otra fuente. El mercado ha sobrevivido porque nosotros lo alimentamos, es nuestra vida y al mismo tiempo nuestro yugo.
Y, ¿por qué viene al tema la supervivencia de los mercados en tiempos de confinamiento y crisis? Pues porque hoy, 1° de julio se firma el T-MEC, el nuevo tratado que sustituirá al Tratado de Libre Comercio, que en aquel 1992 nos llevaría directo al primer mundo, bajo nuevas reglas (bastante deficientes, por cierto), celebrado y buscado precisamente por el presidente que, al menos en sus propias palabras, detesta el neoliberalismo y todo lo que representa.
Tan paradójico es el hecho, que incluso se va ilustrar con el primer encuentro de López Obrador con otro jefe de Estado fuera de México, nada más y nada menos que Donald Trump, quien dicho sea de paso, está en plena campaña electoral y necesita hacerse de todas las herramientas que le sumen incluso una décima rumbo a las elecciones de noviembre.
Esa visita será un error, al igual que la visita de Trump a México como candidato, con Peña Nieto, porque si bien las relaciones internacionales nos enseñan la labor de la diplomacia, también nos enseñan sobre la soberanía de los Estados y cómo uno puede negociar, pero no permitir el sometimiento de otros Estados, y esa visita de López Obrador a Trump representa un acto de sumisión, lo que también nos dice que al presidente le importa y mucho la economía de mercado, tanto, como para ir a ponerle la cara al tipo que no ha hecho más que humillarte.
El neoliberalismo, es malo en muchos sentidos, pero también habrá que acompañar esa reflexión con la propuesta de una estructura que lo remplace, mientras tanto, el mercado prevalecerá.
MA/MA
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